Los mercados culturales y el desarrollo de la nueva economía
Santiago de Torres

Vicepresidente de Terra Lycos y director general de Ifigenia Plus
sdetorres@ifigenia.es


Resumen: Internet es un fenómeno totalmente imprevisible. Esta impredecibilidad ha originado que empresas de nueva creación se hayan hecho millonarias y que actualmente sea imposible saber cómo será la Red del futuro y cómo la utilizaremos. A pesar de la percepción generalizada de Internet como instrumento para el tiempo libre y el ocio, en su vertiente cultural es una herramienta que promueve la creación y reduce sustancialmente los costes. Además, Internet pertenece básicamente a una generación joven, para la cual es una forma de acceder a unos conocimientos que tal vez no conocería en la realidad analógica. En nuestro país, hasta ahora, las instituciones culturales, en concreto los museos, bibliotecas y archivos, ya sea por falta de conocimientos o de medios, han sido bastante reticentes al fenómeno de Internet y han preferido quedarse al margen de la digitalización de sus instituciones. Esta actitud es un gran error, ya que el mundo virtual es sencillamente una continuación del analógico, y esta pasividad puede hacer que empresas privadas aprovechen esa falta de iniciativa y saquen beneficio propio de los espacios vacíos de cultura que hay en Internet.


1. Introducción

Buenas noches y también gracias al ICUB y a la UOC por invitarme a hablar hoy aquí. Tenía algunas notas que en algunas cosas se parecen a lo que ha dicho Pau Rausell. Otras se comentarán en las próximas sesiones. Por tanto, intentaré buscar algunos ejemplos concretos de cómo creo que Internet y las nuevas tecnologías afectan a la cultura. Lo haré desde mi práctica cotidiana; explicaré mi visión, aquello que conlleva riesgos y aquello que me parece que todavía es el abecé de todo lo que vendrá.

2. La impredecibilidad de Internet

La primera reflexión es que Internet y el futuro de Internet son, desde mi punto de vista, totalmente imprevisibles. No somos capaces de imaginar de aquí a cinco años cuál será la situación de la Red, ni el uso que haremos de ella, ni cómo afectará al uso cotidiano y la práctica de la vida, la formación y la política. No sabemos si la política se democratizará, ni si la Red afectará al desarrollo del Tercer Mundo, si la diferencia aún será más grave y amplia o permitirá que algunos países menos desarrollados ganen tiempo al tiempo mediante la Red. Cuando uno viaja por el mundo, por África, Indonesia o Sudamérica, y ve que hay pueblos y ciudades con grandes atrasos en la enseñanza básica, por ejemplo, pero que tienen Internet, impresiona bastante. No sabemos cómo estos colectivos y sociedades utilizarán la Red y si eso les permitirá ganar tiempo, recuperar parte del tiempo perdido o si aún será más abismal la diferencia. Nunca hablo del futuro, porque no soy capaz de imaginarme muy bien cómo evolucionaremos.

"La primera reflexión es que Internet y el futuro de Internet son, desde mi punto de vista, totalmente imprevisibles."



La otra cuestión es la nueva economía. La nueva economía es un concepto que surgió con fuerza hace unos años y que tiene mucho que ver con la idea de la globalización, también muy basada en la Red. Consiste en la idea de que no hay fronteras, de que no hay distribuciones, de que todos somos emisores de información y no receptores. Supongo que ya se comentó el otro día que la diferencia de Internet es que todos podemos emitir y recibir noticias, imágenes, creaciones e informaciones. Con la televisión, la radio y la prensa, eso no es posible. En Internet todos somos emisores y receptores.

"La otra cuestión es la nueva economía. La nueva economía es un concepto que surgió con fuerza hace unos años y que tiene mucho que ver con la idea de la globalización, también muy basada en la Red. Consiste en la idea de que no hay fronteras, de que no hay distribuciones, de que todos somos emisores de información y no receptores. En Internet todos somos emisores y receptores."



No obstante, hace dos años todos buscábamos unos indicadores –en terminología de Internet–, como por ejemplo cuántas páginas teníamos servidas o cuántas visitas se recibían al día o al mes, pero eso no aportaba ningún tipo de beneficio económico. Por eso, todos hemos vuelto a coger los manuales de la vieja economía, para ver cómo debíamos hacerlo. Después de todo, nadie come a final de mes por página servida; nadie paga un salario por millones de visitas a un sitio web. Hemos vuelto a los tratados clásicos. Se hace un uso concreto de Internet, pero si gestionamos una empresa, al final hay unos costes de producción, unas inversiones a amortizar, unos salarios a pagar, y tenemos que conseguir beneficios. Somos empresas lucrativas o no, pero al final las cosas son como son. Si seguís este tema, veréis que todas las empresas de Internet están virando y buscan mecanismos en los que no haya sólo sistemas de economía blanca –aquellas formas de navegar por Internet que son generalmente gratuitas y que sólo dan beneficios a las operadoras de telecomunicaciones, que cobran por el tiempo que uno está conectado.

2.1. El ejemplo de Terra Lycos
Las cifras son tan impresionantes que uno a veces pierde el sentido de la magnitud de las cosas. El diario El País vende unos 400.000 ejemplares al día; la radio que más se escucha en España, que es la Ser, y el programa que más se escucha, tiene dos millones y pico de oyentes al día; un programa de televisión de ésos escandalosos tuvo trece millones de audiencia en su punto máximo. En estos momentos, en Terra Lycos –que es lo que conozco– servimos 500 millones de páginas al día y tenemos 110 millones de visitantes diferentes al mes en cuarenta y tres países del mundo, en veintitrés idiomas diferentes. Servir 500 millones de páginas al día es una cifra que, si no te detienes un poco e intentas reflexionar sobre su magnitud, es bastante desproporcionada. Se nos escapa de la realidad, de lo que vivimos día a día.

¿Cómo es posible que esto suceda? ¿Quién genera esta información, quién la suministra, quién la utiliza? Y eso en dos años. Terra es una empresa complicada, compleja, que hace dos años no existía y que el año pasado ingresó aproximadamente 115.000 millones de pesetas. Una empresa que hace dos años no existía y que ahora sirve 500 millones de páginas cada día en cuarenta y tres países del mundo. Somos el número uno en Malasia, los segundos en Corea, el número uno en Chile. En fin, da miedo reflexionar sobre lo que ha pasado, que una empresa que no existía sea capaz de tener un nivel de penetración en una sociedad occidental de este nivel. Además, los cuarenta y tres países, como os podéis imaginar, son los cuarenta y tres más desarrollados del mundo. De los 242 países que hay en el mundo, los 199 restantes no son países tan desarrollados. Por lo tanto, en los primeros países del mundo tenemos una penetración bastante considerable para tratarse de una empresa que no existía hace tan sólo dos años y medio. Con este ejemplo quería ilustrar la impredecibilidad de Internet. Si hace tres años alguien hubiera afirmado que se crearía una empresa, que compraría una americana y que estaría en cuarenta y tres países, todo el mundo habría dicho que era imposible, porque no era imaginable un ritmo de crecimiento similar, e Internet lo ha permitido.


3. Internet y las instituciones culturales
3.1. Internet y la creación
Ahora que estoy en Barcelona, haré una reflexión sobre cómo afecta esto a las empresas e instituciones culturales, y quiero dedicarle cierto tiempo porque creo que es una cuestión importante. Como ya ha dicho Pau Rausell, Internet permite la difusión; la distribución entre el creador y el usuario desaparece prácticamente, o puede desaparecer.

"Internet permite la difusión; la distribución entre el creador y el usuario desaparece prácticamente, o puede desaparecer."



Internet es creación. Existen muchos sitios en Internet donde los autores novatos ponen sus novelas y éstas pueden leerse. Si te interesa y eres editor, puedes adquirirla o no, pero al menos el creador, en este caso el escritor, tiene la oportunidad de tener su obra en un lugar donde el editor puede leerla. Hasta ahora, esto no sucedía. Los editores recibían centenares de originales y tenían unos negros que las leían. Algunos originales tenían interés, pero la mayoría no, porque la cantidad de autores es inmensa. El proceso era más difícil. En estos momentos, un autor puede colgar en Internet su obra, enviar una dirección a cincuenta amigos y decirles que lean su novela para ver qué les parece. Al menos, estos amigos pueden, si quieren, leerla. Quizás uno conoce a un editor de papel, analógico, y le dice que ha leído en Internet una novela que podría ser interesante imprimir.

Si se gestiona bien, Internet permite una reducción de costes muy importante. En el caso de la edición, por ejemplo, el autor escribe el texto, lo envía, el corrector lo corrige, el traductor lo traduce, y no llega a hacerse uso de papel hasta que está maquetado y se envía a la imprenta para imprimirlo de una forma concreta. Te has ahorrado muchos costes por el camino –de correo, de papel, de fotocopias– que antes eran imprescindibles. En este momento, pueden reducirse costes gracias al mecanismo de Internet, y podría exponer muchos ejemplos más.


3.2. Percepción general de la Red
También es verdad que hoy en día la gente asocia Internet más al tiempo libre y al ocio que a otra cosa, incluso los organizadores de este debate. Si os fijáis en el prospecto de presentación, hay una butaca para mirar la televisión, no para trabajar en Internet, aunque hay una arroba sobre la butaca. Internet no se ve sentado en una butaca, uno siempre está en una mesa. La idea es que Internet tiene más que ver con el ocio, el tiempo libre, el juego, las webs personales, los foros, los chats, la música para bajar. Aún es difícil que la gente piense que Internet sirve para mejorar la formación, para encontrar trabajo o para hacer un debate político. Los análisis de percepción que tenemos de Internet son mayoritariamente de tiempo libre, ocio, juegos, distracción, deportes y muy pocos temas relacionados con la formación y el trabajo. La imagen es que es una tecnología mucho más vinculada al ocio que a otras cosas. Y en cambio, si entráis en Internet podréis encontrar cursos de formación de e-learning (aprendizaje virtual) muy bien montados, motores de búsqueda de empleo impresionantes, con millones de currículos para buscar y encontrar trabajo. En fin, todo un mundo que tiene poco que ver con el ocio. En cambio, la gente no tiene la percepción que la Red pueda servir para eso.

"Los análisis de percepción que tenemos de Internet son mayoritariamente de tiempo libre, ocio, juegos, distracción, deportes y muy pocos temas relacionados con la formación y el trabajo. La imagen es que es una tecnología mucho más vinculada al ocio que a otras cosas."



Las instituciones culturales tienen muchísimo miedo de Internet. Desde mi punto de vista, actúan de forma excesivamente reactiva, muy a la defensiva, y eso representa un riesgo que analizaré con detenimiento. Para mí es uno de los temas más preocupantes de este momento, ya que pasa aquí en Cataluña, en el resto de España y en Europa. Si vas a un museo y hablas con un conservador, o vas a una biblioteca y hablas con un bibliotecario, o con una persona de archivos, notas que, en principio, tienen la percepción que cuando una obra se digitaliza y va a la Red pierden dos cosas: la propiedad sobre la obra –porque en general los conservadores piensan que el museo es suyo– y visitas reales –porque habrá más visitas virtuales. Piensan: "La gente no vendrá si estamos en la Red. Puesto que también me interesa que vengan al museo, es peligroso estar en la Red".


3.3. La digitalización de los museos
Sólo daré dos datos. El Louvre, en el año 2004, tendrá más visitantes virtuales que reales. Actualmente tiene cinco millones de visitantes reales y es el museo más visitado de Europa. En el año 2004, prevén que ya habrá más de cinco millones de visitas virtuales al Louvre, lo que es indispensable, porque, en el Louvre, no pueden entrar más de cinco millones de personas, hay un máximo de gente que puede entrar cada día. Esto pasará en todos los museos de Europa pronto, ya que por más que nos lo imaginemos, los grandes museos no pueden recibir más de equis millares de visitantes al día. Es un poco lo que ha pasado en las cuevas de Altamira, donde cerraron las originales: han hecho sus réplicas y están haciendo las virtuales. En las originales entran veinticinco personas al día. Por tanto, si pides hora, te la dan para el 2015; las réplicas son muy parecidas y las virtuales estarán en la Red.

"El Louvre (www.louvre.fr), en el año 2004, tendrá más visitantes virtuales que reales."



Dado que las instituciones culturales tienen un enorme desconocimiento de todo ello, frenan el proceso de esta implantación de la cultura en Internet con una actitud muy reactiva y defensiva, como si fueran propietarios. Cuando una institución gestiona un bien cultural, piensa que es suyo. Entonces, cae en la tentación de protegerlo, pero no de la contaminación, sino de un mal uso.

"Dado que las instituciones culturales tienen un enorme desconocimiento de todo ello, frenan el proceso de esta implantación de la cultura en Internet con una actitud muy reactiva y defensiva, como si fueran propietarios."



Yo, que estuve en el Ministerio de Cultura con una cierta responsabilidad, mantuve grandes debates con los conservadores del Prado, por ejemplo, o con los bibliotecarios de la Biblioteca Nacional, con quienes hablaba de estos temas. Les decía que eso es imparable, que el Prado tendrá que estar en la Red. En consecuencia, mejor hacerlo bien. Se digitalizan bien las obras, se controla el proceso, se ponen marcas de agua para que no puedan imprimirse si no hay control. Es mejor que lo hagamos nosotros que otro. En el fondo, es mejor dar visualidad a lo que tienes, pensar que el mundo virtual es una continuación del mundo real. No puedes frenar un proceso que es imparable. ¿Qué ha sucedido? Muchos museos del mundo, que no conocían la magnitud y la dimensión de este fenómeno, han hecho barbaridades con este principio. Y hablo de los museos como podría hablar de otras instituciones culturales.

Bill Gates, que es un tipo inteligente por muchos motivos, creó al final de los años ochenta una empresa, situada en Luxemburgo, que se llama Corbis (www.corbis.com) y que tiene como finalidad digitalizar museos. Ha recorrido muchos museos del mundo ofreciendo la digitalización de las obras a cambio de hacer obras de rehabilitación en los museos, como arreglar los tejados que tenían goteras, y de quedarse con la propiedad de las obras digitales. Una obra digital es una obra de creación, y por eso, en el caso de que la obra real tenga propiedad intelectual –es decir, que según la ley haga menos de unos años de la muerte del autor–, tendrá dos propiedades. La imagen digital también se considera una creación del autor que ha hecho la fotografía y también tiene unos derechos, como cualquier fotografía de una realidad. Corbis hacía la imagen digital del museo, les dejaba un CD para que el museo pudiera mostrarlo y en la base de datos de Microsoft, en Seattle, estaban las imágenes. Llegaban a un acuerdo que consiste básicamente en lo siguiente: si un día alguien quiere alguna de estas imágenes en la Red, las suministrará Corbis y de lo que saque cederá un porcentaje, que oscila en torno al 10%, al museo.

"Una obra digital es una obra de creación, y por eso, en el caso de que la obra real tenga propiedad intelectual –es decir, que según la ley haga menos de unos años de la muerte del autor–, tendrá dos propiedades. La imagen digital también se considera una creación del autor que ha hecho la fotografía y también tiene unos derechos, como cualquier fotografía de una realidad."



Los directores de los museos quedaron encantados, porque tenían problemas de goteras en los tejados y vendieron toda la propiedad intelectual digital a Bill Gates. En estos momentos, Corbis tiene muchísimos museos, casi todos los rusos y también algunos americanos. En cuanto a los europeos, tiene los Uffizi de Florencia y la National Gallery de Londres. En el caso de los Uffizi de Florencia, que restauraron parcialmente, si hoy un chico de Florencia quiere visitar en Internet una obra de Botticelli va a un servidor que está en Seattle. Si además quiere imprimirla, paga una cantidad. De esta cantidad, un 10% va a parar al museo, pero el resto se lo queda Bill Gates. Por eso es uno de los individuos más ricos del mundo, entre otras cosas. Los museos, incapaces de prever lo que vendría, prefirieron arreglar el tejado y venderse el museo virtual, que es la continuidad del museo real.

De todos modos, no es necesario ir muy lejos, porque si algún día vais a Sant Miquel de Cuixà, veréis que falta la mitad del claustro, que está en los Estados Unidos y que ahora puede verse en los Cloisters del Metropolitan de Nueva York (www.metmuseum.org). Esto pasó porque hace bastantes años, un americano llegó a Sant Miquel de Cuixà, vio el claustro, le encantó, pero el monasterio tenía el tejado en mal estado. Y entonces hizo algo parecido a lo que comentábamos, pero más impresionante, porque se lo llevó piedra a piedra. Lo más dramático es que la mitad del claustro que está en Nueva York está digitalizada y puedes verla en la Red. Si quieres trabajar el románico de Cuixà, entras a un servidor de Nueva York del Metropolitan y ves el claustro de Cuixà, cuya otra mitad todavía se halla, por suerte, en su lugar de origen. Es el fenómeno llevado al extremo. Me llevo las piedras, las digitalizo, te lo sirvo y me pagas, aunque vivas en Cuixà o en Cataluña.

Es curioso, porque es un fenómeno que se repite paso a paso. Puesto que las instituciones culturales no tienen mucha idea y son reactivas a este fenómeno han dejado un espacio impresionante al sector privado, pero al sector privado malentendido, muchas veces. También porque existe un gran problema de desconocimiento. He visto muchas instituciones culturales que hacen un sitio web, hacen un URL, digitalizan la obra del escritor de turno que dejó un legado en aquella institución cultural y la cuelgan con un URL que es imposible de encontrar. Éste es el otro problema con el que topamos. Puesto que no saben muy bien cómo va Internet, ponen unas direcciones imposibles, con guiones bajos, barras, puntos, etc. Nadie llega ahí, desconoces que pueda llegarse a un sitio así. Es como un firmamento lleno de estrellas, muchas de las cuales ya han muerto cuando las ves. Aquí sucede algo parecido. Los sitios web no son fáciles ni económicos de mantener, pero deben mantenerse bien.

Los museos, los archivos y las bibliotecas tienen que buscar portales, como pueden ser los de su ciudad, un portal genérico, un portal de cultura, un portal de museos, y colgarse rápidamente en ellos, porque si no la gente no te encuentra, es muy difícil. Si tú escribes en un buscador de Internet "unive", hay más de 45.000 acepciones de URL que empiezan por "universidad". ¿Cómo puedes encontrar algo? Es imposible, tienes que buscar algún sistema para llegar a encontrar lo que quieres.

"Los museos, los archivos y las bibliotecas tienen que buscar portales, como pueden ser los de su ciudad, un portal genérico, un portal de cultura, un portal de museos, y colgarse rápidamente en ellos, porque si no la gente no te encuentra, es muy difícil."



Así pues, es una lástima que muchos de los gestores culturales no estén atentos a las nuevas tendencias y a lo que aún tiene que venir. Se han mostrado muy pasivos y han dado un espacio terrorífico a empresas privadas de países diferentes, que con un criterio totalmente lucrativo han invadido este terreno al darse cuenta de que la cultura es algo que, junto con los viajes exóticos, hoy se vende bien.

"Es una lástima que muchos de los gestores culturales no estén atentos a las nuevas tendencias y a lo que aún tiene que venir."



Encontramos portales de cultura realizados por empresas totalmente privadas, que asocian la información cultural a viajes, reserva de billetes, reserva de pasajes de avión, de hoteles. Todo el contenido cultural lo ha hecho alguien que no tiene nada que ver ni con la institución, ni con el país, ni con la ciudad, porque los más interesados todavía llenan fichas de papel sobre las piezas arqueológicas que tienen en su población. Aún no han pasado del papel al ordenador, por lo que del ordenador a Internet todavía les faltan unos años. Éste es el drama de esta nuestra historia. Hay muchos archivos y muchos museos que todavía no tienen ni papel para hacer fichas, pero creo que debe hacerse un esfuerzo para dar un paso rápido en este sentido.


4. La generación de Internet y el conocimiento

Otra cuestión importante de entender es que de la cultura en Internet deriva un fenómeno que no valoramos suficientemente bien. Internet hoy es mayoritariamente de una generación de menos de treinta y cinco años, aunque los que tenemos más de treinta y cinco también la utilizamos. Sobre todo, abarca de los veinte a los treinta años, y principalmente de los veinte a los veinticinco, y sobre todo los veintitrés años, que es la edad media de uso máximo. Es una generación de gente joven que utiliza Internet para acceder a muchas cosas que no conocen en la vida real, en la vida analógica. Así pues, Internet es una forma de hacer llegar a una generación un conjunto de conocimientos, que de otro modo quizás no llegaría conocer. Así pues, Internet es una forma de hacer llegar a una generación un conjunto de conocimientos, que de otro modo quizás no llegaría conocer.

"Así pues, Internet es una forma de hacer llegar a una generación un conjunto de conocimientos, que de otro modo quizás no llegaría conocer."



Existe una biblioteca virtual que se llama Cervantes Virtual (www.cervantesvirtual.com/index.shtml), situada en Alicante, que posee más de 8.000 libros transcritos que se pueden leer e imprimir gratis. Quieren llegar a los 35.000. Hay 120 personas que transcriben libros todo el día, libros que no generan derechos de autor. Según la legislación española, después de setenta y cinco años de la muerte del autor, se considera que la propiedad es de interés general o de dominio público. En consecuencia, han transcrito todos estos autores. Se pueden leer e imprimir con la letra que quieras, de un tamaño mayor, si tienes vista cansada, o más pequeña, o del color que desees. Puedes hacerte una biblioteca directamente de Internet, con más de 8.000 libros que la universidad de Alicante pone gratuitamente en la Red. Es impresionante, porque hace accesible, además gratis, un montón de libros de autores que en estos momentos no generan derechos a autor. Acaban de liberarse los derechos de Pérez Galdós, que murió hace setenta y seis años. Si vas a Cervantes Virtual, tienes todas sus obras colgadas, porque han transcrito las obras completas y puedes disponer de ellas en esta biblioteca virtual.

Podríamos poner muchos más ejemplos de situaciones que rompen todas las barreras. Aún recuerdo la charla que tuve con los herederos de García Lorca sobre la liberalización de los derechos de autor, setenta y cinco años después de 1936 –en el año 2006. Todavía les quedan cuatro años para cobrar derechos de autor. Van por el mundo persiguiendo todo lo que encuentran, aunque no pueden poner vallas en el campo. Un chico de Columbia, con motivo del aniversario del nacimiento, colgó Poeta en Nueva York entero. La familia, con la que yo tenía tratos, se preguntaba por qué lo hacía. Yo les decía que ese estudiante de Nueva York lo había hecho para celebrar el aniversario del nacimiento de García Lorca. ¿Qué interés saca de ello? Ninguno. Es su aportación al centenario. Su respuesta fue enviar una carta de un abogado al pobre chico, que lo sacó rápidamente, pero luego salió otro de Tel-Aviv que hizo lo mismo. Se pasaban el día buscando García Lorca en Internet y cuando encontraban algo, un abogado enviaba cartas informando que si no lo sacaban directamente, les pondrían una demanda. Ellos creían que cuanto más material hubiera en Internet menos venderían, y si no venden, no cobran el tanto por ciento, y todavía los quedan cuatro años. Yo les decía que no se preocuparan, que cuanto más material hubiera en Internet más gente conocería a García Lorca y podrían ir a una librería a comprar un libro algún día. También es un fenómeno de conocimiento. Se pasan el día buscando a García Lorca en la Red y si ven algo, carta del abogado. A los pobres les quedan cuatro años tras esta historia. A eso dedican el día, al menos. No hay duda de que es una situación de provisionalidad permanente.

5. Conclusión

Acabo con dos ideas importantes. La Red es un fenómeno imprevisible que nos permitirá a todos ser interactivos. La Red es un fenómeno imprevisible que nos permitirá a todos ser interactivos, poder dar una opinión, cambiar una noticia, transmitir información, crear. Lo ha comentado Pau Rausell y es cierto, los creadores pueden poner en la Red cosas para que todos podamos disfrutarlas. Nos permitirá acceder sobre todo a un montón de conocimientos que ahora son impensables.

"La Red es un fenómeno imprevisible que nos permitirá a todos ser interactivos."



Volviendo al principio de la historia, creo que en España, y en Cataluña, en este caso concreto, las instituciones culturales y los responsables y los gestores culturales deberían decidirse de inmediato y tomar la iniciativa en todo aquello que sean contenidos digitales culturales en la Red, ponerlos allí rápidamente y controlar el proceso, favorecerlo y potenciarlo, porque, si no, habrá siempre una empresa privada que se aprovechará por detrás. Por ejemplo, creará una página del Museo Picasso con un buen montaje de las cuatro cosas que encuentre, dirá que es la página del Museo Picasso de Barcelona y venderá de paso billetes para ir a Barcelona y a salas de fiesta. En conclusión, utilizará el Museo Picasso de Barcelona –porque pueden encontrarse muchas obras del Museo Picasso en la Red– para empaquetar productos de otro tipo y degradarlo. Y todo ello porque el Museo Picasso no quiere estar en la Red, los familiares no lo desean, y al final habrá alguien que lo hará. Yo siempre apuesto por dar el primer paso del mundo real al virtual, y por darlo de la mejor forma posible, porque al final, conociendo la virtualidad, puede llegar a conocerse mejor la realidad. Nada más.

"Conociendo la virtualidad, puede llegar a conocerse mejor la realidad."



[Fecha de publicación: julio de 2002]
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Cultura XXI