Los mercados culturales y el desarrollo de la nueva economía
Pau Rausell

Director del Área de Investigación en Economía Aplicada a la Cultura (Universidad de Valencia)
Pau.Rausell@uv.es


Resumen: Desde el punto de vista del economista, pueden analizarse diversos ámbitos de relación entre la nueva economía y la cultura. Por una parte, Internet y la digitalización han representado una revolución en el transporte de la producción simbólica, entre la que destaca la producción cultural. Uno de los efectos de esta revolución es la pérdida de poder de los sistemas tradicionales de distribución de cultura, tanto en lo que concierne a la distribución propiamente dicha como a la influencia sobre las decisiones del consumidor de cultura, ya que la intermediación ya no es tan necesaria. Además, gracias a su facilidad de almacenaje y capacidad indefinida, Internet permite una cohabitación entre elementos culturales contrapuestos, que se relacionan y se enriquecen. Internet también hace que el consumo de cultura varíe en función de la capacidad de digitalización de la producción cultural, con el consiguiente desplazamiento de la demanda hacia la producción digitalizada. Por otra parte, el papel central de los bienes culturales en la nueva economía genera un conflicto con el derecho de la propiedad intelectual que hace que sea necesario redefinir este concepto en el nuevo marco, así como analizar el alcance y las consecuencias de la piratería. Finalmente, la revolución tecnológica ha abierto las puertas de la creación y constituye una fuente de recursos creativos, a partir de los cuales es posible generar nuevos productos culturales y crear sin virtuosismo.

1. Introducción

En primer lugar, doy las gracias al Instituto de Cultura de Barcelona y a la UOC. Cuando vengo a Barcelona, cosa que no hago con demasiada frecuencia, me gusta dar las gracias a muchas instituciones, a muchas personas que demuestran una forma de trabajar en red –puesto que hablaremos de nueva economía– que no es del todo frecuente en el lugar de donde vengo; allí hay disputas y gastamos muchas energías en ver o comprobar quién pone el nombre primero o después. Eso significa muchas veces la frustración de un gran número de iniciativas. Así pues, me gusta venir aquí y dar las gracias a muchas instituciones y a muchas personas por invitarme a hablar de un tema sobre el que he reflexionado.

Probablemente todos, quien más, quien menos, tenemos que construir un discurso, un marco metodológico, que trate de explicar qué está pasando, o mejor aún, qué pasará con la cultura en este nuevo marco, el cual todavía no está definido terminológicamente –hay gente que lo llama capitalismo de la información, sociedad de la información o, incluso, capitalismo cultural.



He intentado hacer cierto planteamiento visual, ya que me ayuda a aclarar las cosas. No es solo un ejercicio didactico, pedagogico, sino también una manera de desarRollar la propia reflexión.

He tratado de plantear una serie de cuestiones. Mi propuesta de análisis es muy abierta; trata principalmente de plantear preguntas. He intentado hacer un cierto planteamiento visual, porque me aclara a mí las cosas. No es solamente un ejercicio didáctico, pedagógico, sino también un modo de desarrollar la propia reflexión. He tratado de buscar las relaciones entre la cultura y este fenómeno complejo y extraño que llamamos nueva economía, que tiene tantas dimensiones. Naturalmente, hablar de las relaciones de todas las dimensiones de la palabra cultura con el concepto de nueva economía, no sólo daría para una tesis doctoral, sino para muchas; por eso he procurado extraer, en un proceso de simplificación, algunos posibles ámbitos de relación entre aquello que denominamos nueva economía y la cultura.

En primer lugar, la nueva economía tiene que ver algo con el proceso de digitalización y con la expansión de Internet. Ésta será una de las dimensiones que trataremos de analizar o relacionar con el concepto de cultura. La nueva economía también está relacionada con un concepto muy confuso, con muchas dimensiones, que es la globalización. Ésta sería la segunda dimensión. Existe también una revolución tecnológica, que no tiene que ver solamente con la digitalización o con Internet. Estamos en un proceso de innovación tecnológica que va más allá de la digitalización en Internet. Cuando hablamos de nueva economía también nos referimos a una situación en la que, no sé si con voluntad o respondiendo a un fenómeno efectivo, el conocimiento o la producción simbólica constituye un elemento central. Sería otra dimensión. Trataré de jugar con la palabra cultura y estas dimensiones que hemos simplificado sobre la realidad de la nueva economía. Naturalmente, el concepto de cultura también es un concepto con muchas dimensiones, y podemos hablar de creación, de producción, de reproducción, de distribución o de consumo. Ahora daremos juego a algunas de estas combinaciones, a ver si podemos extraer algunas reflexiones, porque, sobre todo, en mi intervención plantearé preguntas.


2. Digitalización, Internet y cultura

Hay un primer elemento que es "digitalización más Internet". ¿Qué tiene que ver con la producción cultural? ¿Qué tiene que ver con la distribución cultural? Creo que es uno de los elementos centrales que refleja el nuevo planteamiento. Quizá sea excesivamente entusiasta, así que coged los conceptos un poco entre comillas. Me refiero a la revolución del transporte de los bienes simbólicos. Tenemos, en nuestro análisis histórico, otra revolución del transporte, que fue la revolución del transporte de los bienes materiales, en los inicios del modelo capitalista. Ahora hablamos de la revolución de los bienes simbólicos. Hasta ahora las ideas, los conceptos, viajaban de boca a oreja; podían hacer viajes más largos, pero para la transmisión de producción simbólica hacía falta cierta contigüidad geográfica, espacial. Con la digitalización e Internet ha tenido lugar una verdadera revolución en el transporte de la producción simbólica. Y eso tendrá muchos efectos, porque ahora es muy fácil, gracias a la digitalización y a Internet, transmitir una idea, un concepto, un dibujo, un sonido, de aquí a Uruguay.


"Hasta ahora las ideas, los conceptos, viajaban de boca a oreja; podían hacer viajes más largos, pero para la transmisión de producción simbólica hacía falta cierta contigüidad geográfica, espacial. Con la digitalización e Internet ha tenido lugar una verdadera revolución en el transporte de la producción simbólica."



¿Qué efectos tendría, en una aproximación relativamente atrevida? Posiblemente se requeriría mucha más profundidad teórica, pero desde el punto de vista del economista, tal como pasó en la revolución del transporte de los bienes materiales, la reducción de los costes de transporte conlleva un incremento de la cantidad a transportar. En consecuencia, habrá un cierto incremento de la competencia en la producción de bienes simbólicos. Cuando hablamos de bienes simbólicos, podríamos hablar de muchas otras cosas, pero una cantidad importante de esta producción simbólica es la producción cultural. Hasta ahora, hasta la llegada de la digitalización e Internet, tenía a mi alcance los poemas de gente próxima y, gracias a sofisticados sistemas de distribución, podía tener al alcance poemas de algún poeta americano, inglés o alemán, que distribuían por los canales de distribución. Ahora, con la revolución del transporte de los bienes simbólicos, tenemos acceso al poema de una finlandesa en este mismo instante, sin ningún proceso de intermediación. Es decir, ahora se ha incrementado notablemente la oferta de poesía a la que tengo acceso como consumidor de poesía. Esto es, desde el punto de vista económico, un efecto importante.


"Tal como pasó en la revolución del transporte de los bienes materiales, la reducción de los costes de transporte conlleva un incremento de la cantidad a transportar. En consecuencia, habrá un cierto incremento de la competencia en la producción de bienes simbólicos."




2.1. Pérdida de mediación en la distribución de servicios culturales
Además, con esta revolución estamos limitando los "poderes" de los sistemas tradicionales de distribución. Todavía existirán poderes, pero ¿cómo serán? Es otra pregunta que queda abierta. Hay un cierto proceso de pérdida de mediación en el ámbito de la producción cultural. ¿Qué significa esto? Sabemos –y eso lo sabe muy bien Xavier Cubeles– que la distribución de bienes que provenían de las industrias culturales obtenía grandes rendimientos a escala y, por tanto, tendía hacia oligopolios de distribución. Con Internet, con la digitalización, uno de los efectos previsibles es la pérdida de mediación de la distribución de bienes y servicios culturales y la pérdida de poder relativo de los grandes modelos de distribución convencionales.


"Con Internet, con la digitalización, uno de los efectos previsibles es la pérdida de mediación de la distribución de bienes y servicios culturales y la pérdida de poder relativo de los grandes modelos de distribución convencionales."



Naturalmente, estos grandes modelos de distribución tratarán de situar y mantener sus ventajas en el nuevo modelo de distribución. De hecho, ya lo están haciendo. Cuando una empresa del modelo tradicional de bienes y servicios simbólicos compra Napster, dicha empresa tradicional toma posiciones en este nuevo espacio. De momento ya veremos qué espacios de libertad tiene, pero este nuevo modelo de distribución parece que cuestiona el modelo tradicional de distribución de los bienes simbólicos.


2.2. Cohabitación de productos
Además, nos encontramos con otra cosa muy importante, el segundo efecto que podría deducirse, también desde un punto de vista de economista. La diferencia con el proceso anterior, antes de que hubiera digitalización e Internet, es que los bienes simbólicos competían por el mismo espacio físico. Es decir, en el periódico, un buen artículo competía en el espacio físico, sobre el papel, con un artículo ruin; se optaba por una cosa u otra, eran bienes sustitutivos. En el mundo de la digitalización, dado que los costes de almacenaje son muy reducidos, pueden cohabitar.


"La diferencia con el proceso anterior, antes de que hubiera digitalización e Internet, es que los bienes simbólicos competían por el mismo espacio físico. Es decir, en el periódico, un buen artículo competía en el espacio físico, sobre el papel, con un artículo ruin; se optaba por una cosa u otra, eran bienes sustitutivos. En el mundo de la digitalización, dado que los costes de almacenaje son muy reducidos, pueden cohabitar."



Por ejemplo, en el ámbito de la información, que es uno de los ámbitos de la producción simbólica, es posible encontrar en un periódico digital cuatro páginas sobre "Operación triunfo", al mismo tiempo que hay cuatro páginas sobre el análisis del golpe militar en Venezuela, con los antecedentes, las causas, datos, información en profundidad, etc. Esto no era posible en los medios convencionales; no era posible cohabitar, tenían costes de oportunidad. Es decir, sobre el mismo papel escogían una cosa o la otra. Del mismo modo, en Internet pueden encontrarse rumores o producción cultural de mala calidad que cohabita con producción cultural de buena calidad. En los grandes portales, las grandes empresas de distribución cultural ocupan buenas posiciones y nos conducen a encontrar "Operación triunfo" con facilidad. No obstante, con una cierta inversión de capital humano y de tiempo, uno puede encontrar también la obra de guitarra del último cantautor brasileño de calidad. Esto es posible porque cohabitan, y no era posible en el modelo tradicional de distribución de bienes culturales; nos costaba más. Los portales nos conducen a las mismas cosas que los modelos tradicionales de distribución de bienes simbólicos, pero también a otras, con un poquito de inversión de capital humano y de tiempo. Sin embargo, estamos en un mundo donde el tiempo tiene un coste de oportunidad muy elevado. Encontrar a ese guitarrista brasileño nos costará mucho más que todas las páginas de "Operación triunfo", y eso también tiene un coste.

Hemos hablado de la coexistencia de productos concretos, pero también podemos hablar de la coexistencia de discursos dominantes, de discursos más convencionales con discursos alternativos, que pueden convivir en el mismo espacio. Ello implicará que las relaciones, las fertilizaciones cruzadas –que es algo muy cursi que, sin embargo, refleja perfectamente lo que quiero decir–, entre un discurso y otro se incrementarán.

Es decir, antes teníamos un discurso dominante muy contundente, que no daba opción a otras alternativas, porque los medios de distribución de la producción simbólica tienen un coste de oportunidad y conducen el discurso dominante. Ahora estamos en un espacio donde pueden cohabitar otros discursos con el discurso dominante, que naturalmente continuará siendo dominante –no estoy hablando de ninguna revolución utópica ni nada parecido. Probablemente, el discurso dominante ya toma posiciones para mantenerse en ventaja también en este mundo de Internet y de la digitalización, pero podrá cohabitar con otros discursos alternativos. Yo estimo que habrá más fertilizaciones.


"Antes teníamos un discurso dominante muy contundente, que no daba opción a otras alternativas, porque los medios de distribución de la producción simbólica tienen un coste de oportunidad y conducen el discurso dominante. Ahora estamos en un espacio donde pueden cohabitar otros discursos con el discurso dominante."



Pongamos un ejemplo en el ámbito de la producción cultural: la relación entre la producción de las grandes productoras cinematográficas y el cine independiente. No quiero decir que las productoras dominarán el cine independiente, pero los mecanismos de relación entre un circuito y el otro serán mayores, y ello también tendrá sus inconvenientes. Cuando un producto cultural simbólico tiene cierto éxito de mercado en los circuitos independientes, es rápidamente cooptado por el modelo dominante. El modelo dominante incorporará mensajes de los circuitos independientes, pero eso también tiene sus peligros.


2.3. El consumo de cultura
Si analizamos cada una de estas dimensiones de la distribución, la producción, la creación, etc., ¿qué pasa con el consumo? El consumo de cultura es un consumo que los economistas denominamos "de bienes de experiencia". Es decir, anticipadamente uno no sabe qué se encontrará, y por eso, para reducir los riesgos, buscamos mecanismos para superar las dificultades que imponen los bienes de experiencia. ¿Qué hacemos? Recogemos cierta información para no arriesgar excesivamente, porque pagamos por adelantado y queremos reducir los riesgos. Buscamos intermediarios entre la producción cultural y el consumo.

Según el ámbito de la cultura, existen mecanismos distintos. En el caso del arte contemporáneo, nos fiamos más de los críticos; en el caso del teatro, también; en el caso del cine, vemos determinadas carteleras. Al menos en Valencia tiene mucho predicamento una cartelera que determina el comportamiento de los ciudadanos a la hora de consumir cine. Valoran las películas con unas estrellitas. Si tiene cinco estrellitas, es buena. Buscas mecanismos para reducir el riesgo del consumo cultural.

¿Qué posibilita Internet? Desde el punto de vista del consumo, también cierta pérdida de mediación del consumo, en el sentido de que es posible establecer flujos horizontales de información. En el ámbito de la intermediación, del productor cultural al consumidor cultural, hay unos ámbitos de relación suficientemente jerárquicos. Es decir, debo fiarme de una persona que me diga si eso me gustará o no, y en función de su recomendación voy hacia allí o no voy. De hecho, con Internet será posible tener flujos horizontales de comunicación para reducir el riesgo de consumo cultural. Amazon (www.amazon.com) es un ejemplo de ello. Cuando uno compra un libro, no sólo es preciso leer Babelia u otros suplementos literarios, sino que, cuando compras el libro, hay una opción con comentarios de otros lectores del libro. De esta manera no se pierde la mediación del consumo cultural, pero sí que podría darse el fenómeno de pérdida de profesionalización en el consumo cultural.


"¿Qué posibilita Internet? Desde el punto de vista del consumo, también cierta pérdida de mediación del consumo, en el sentido de que es posible establecer flujos horizontales de información."



Además, la digitalización permite el incremento de la oferta de determinados bienes culturales o de determinada producción simbólica, pero no de toda; no toda la producción cultural se puede digitalizar. Por tanto, como economista, podría predecir que si se reducen los costes del consumo de la cultura digital, habrá un cierto desplazamiento de la demanda hacia estos sectores, en detrimento de otros. Es una estimación hecha desde una lógica convencional. En este sentido, debería clasificarse el consumo de bienes culturales en función de qué bienes culturales son complementarios y cuáles son sustitutivos. Un bien complementario sería un bien cultural que hace que se consuma otro, mientras que un bien sustitutivo sería, por ejemplo, el siguiente: si yo me dedico a leer por Internet leyendas finlandesas durante tres horas, entretanto no iré al teatro o a escuchar un concierto de guitarra en vivo, una experiencia que no se puede digitalizar, aunque sí la música.


"la digitalización permite el incremento de la oferta de determinados bienes culturales o de determinada producción simbólica, pero no de toda; no toda la producción cultural se puede digitalizar. Por tanto, como economista, podría predecir que si se reducen los costes del consumo de la cultura digital, habrá un cierto desplazamiento de la demanda hacia estos sectores, en detrimento de otros."



Uno de los efectos más importantes en este ámbito de la digitalización e Internet es que, con la digitalización, podemos convertir sonidos, imágenes, texto y dinero en el mismo signo, en ceros y unos, y podemos recombinarlos. La digitalización y la intertextualidad permiten una nueva combinatoria de signos. Ello puede tener consecuencias en el ámbito de la creación y probablemente también en el consumo cultural. Si podemos combinar elementos textuales, sonoros y visuales, generamos nuevos productos culturales que utilizan esta combinación. La hipertextualidad, de la que también hablan los comunicólogos y los semiólogos, genera una nueva gramática que afectará a la creación cultural. Nosotros podemos añadir una banda sonora a un libro, por ejemplo, y a medida que leemos el libro, con el mismo flujo de información, escuchar una banda sonora; o bien podemos mirar un concierto de música clásica con un casco que permita tener sensaciones visuales, junto con la representación de la música en vivo. A partir de la digitalización pueden entreverse nuevas combinaciones, nuevos productos culturales, nuevas especializaciones en el ámbito de la creación cultural y también en el consumo.


3. Los derechos de propiedad intelectual

Hemos hablado de la relación entre digitalización e Internet, producción, distribución y consumo. Otro elemento que podemos analizar es la relación entre la centralidad de la producción simbólica y la revolución tecnológica. Ello genera un segundo punto importante, que sería la redefinición de los derechos de propiedad. En este caso también podemos encontrar ciertas similitudes con el capitalismo, que, como sabéis, empieza con una redefinición de los derechos de propiedad. Estamos en un momento en el que, debido a la centralidad de la producción simbólica en la nueva economía, se generan conflictos en la definición de los derechos de propiedad intelectual. Todos los clamores recientes para proteger la propiedad intelectual nos muestran que, en un espacio donde ubicamos como elemento central la producción simbólica, los derechos de propiedad sobre dicha producción simbólica serán de vital importancia, y probablemente se tratará de un elemento central en los próximos años. Aparecerá mucha información sobre propiedad intelectual, sobre derechos de autor. El tema no es superficial, sino bastante importante.

¿Cómo se definen los derechos de propiedad? Hay un extremo, con discursos más o menos elaborados, que dice que toda propiedad es un robo. Así pues, la propiedad intelectual también es un robo. ¿El señor que ha escrito un libro o una canción no ha recibido influencias de libros anteriores, o de un elemento público, de dónde ha adquirido la información para escribir? ¿Por qué debe tener capacidad para apropiarse, en términos de mercado, de ello? En el discurso extremo, pues, no hay derechos de propiedad, toda propiedad es un robo. Este discurso se plantea en los inicios del siglo XXI frente a otro, también extremista, que dice que toda experiencia puede protegerse con derechos de autor y en el que se llega a situaciones más o menos ridículas, como la del título del libro de Racionero, sobre si un título puede coincidir con otro o debe protegerse, o toda la problemática que existe en Internet en cuanto a la apropiación de dominios y de nombres.

Naturalmente, la definición de los derechos de propiedad afectará a la estructura de las empresas proveedoras de servicios culturales. Lo que ha sucedido con Napster determinará la configuración de las empresas distribuidoras o discográficas. Ello tendrá un efecto; no me atrevería a decir cuál, pero ya lo está teniendo.


"Naturalmente, la definición de los derechos de propiedad afectará a la estructura de las empresas proveedoras de servicios culturales."



La cuestión de la piratería es tan devastadora como se está viendo. El lobby antipiratería está muy activo. Mi compañero de despacho, que tiene una hija adolescente, posee una colección pirata de discos compactos impresionante, pero no tendría ninguno si no los pirateara. Gracias al consumo pirata, se está generando un futuro consumidor cultural de bienes y servicios culturales. Puesto que son bienes de experiencia, a veces el uso sin pagar de determinados bienes generará futuras demandas pagadas de servicios, y en eso las empresas proveedoras de software o de discos también juegan. Éste es un planteamiento provocador, en contra del lobby que está surgiendo.


"El uso sin pagar de determinados bienes generará futuras demandas pagadas de servicios, y en eso las empresas proveedoras de software o de discos también juegan."




4. La revolución tecnológica y los procesos de creación

Otro elemento que podríamos analizar ya más rápidamente es la relación entre la digitalización e Internet y la revolución tecnológica. Con la digitalización, la revolución tecnológica e Internet se van reduciendo las barreras de entrada a la creación. Antes, para ser un buen músico, aunque fueras compositor, tenías que ser un virtuoso del piano. Para ser un arquitecto, tenías que dibujar con el tiralíneas y no podías salirte. El virtuosismo en la ejecución era un elemento imprescindible para el ejercicio de la creación cultural. Para escribir un libro, tenías que pasar muchos años aprendiendo las reglas ortográficas y gramaticales, y saber con exactitud cuándo el "que" lleva acento o no; era un requisito para ser creador.


"Con la digitalización, la revolución tecnológica e Internet se van reduciendo las barreras de entrada a la creación."



Existen ciertos procesos en el ámbito de la innovación tecnológica, que tienen que ver con Internet y otros con el software, que permiten crear sin ser un virtuoso en términos manuales. Uno puede tener una buena idea en la cabeza sin ser un virtuoso. Antes, un buen diseñador gráfico debía saber dibujar; hoy no es una condición necesaria. Un buen músico debía saber ejecutar bien. Yo he visto como un tipo que no sabe tocar los teclados corrige con el ordenador no solamente cuestiones de notas, sino la intensidad, el tempo. No es sólo una cuestión de resolución técnica, sino que mediante el ordenador, sin ser un virtuoso, puede darse la sensibilidad deseada con recursos tecnológicos.

En cierto modo, reducimos el coste de acceso a la creación, y ello puede tener efectos de desmitificación del creador, un problema de las sociedades occidentales. Magnificamos la importancia social de los creadores desde la Ilustración. Históricamente, tenemos el ejemplo de otros modelos en que el creador –el actor de teatro, por ejemplo– era el esclavo, mientras que ahora el actor de teatro es el genio del modelo social. Además, no le otorgamos sólo capacidad para hacer teatro, que lo hace muy bien, sino también para determinar hacia dónde debe ir la sociedad. Desde mi punto de vista, es un proceso exagerado de sacralización de la figura del creador. Según como, con esta capacidad de no ser un virtuoso para ser un creador, podría "democratizarse" el ámbito de la creación.

Internet también significa crear, aunque la palabra no es crear, sino combinar de otra forma algo que ya estaba creado. Internet permite una especie de memoria colectiva útil para la creación. Por ejemplo, ayer mismo por curiosidad hice una búsqueda en un buscador de imágenes. Imaginemos que soy un pintor que tengo un arrebato creativo y quiero recrear Las Meninas de Velázquez, como han hecho muchos pintores. Hoy en día puedes encontrar 248 imágenes recreadas de Las Meninas; las tienes todas en Internet en un segundo. Internet hace de almacén de recursos creativos. He hablado de un pintor, pero si quiero documentarme sobre la ciudad de Alejandría o sobre Medellín, ya no es preciso ser un profesor con tiempo libre, que pide un año sabático y escribe un libro, sino que se puede acudir a Internet y encontrar esos mismos recursos. En este sentido, según como, significa una pérdida del poder relativo de los agentes culturales y puede ser también una democratización de la cultura desde el ámbito del artista y la creación.


"En este sentido, según como, significa una pérdida del poder relativo de los agentes culturales y puede ser también una democratización de la cultura desde el ámbito del artista y la creación."



Lo dejo aquí, pero hay otras posibles combinaciones. Muchas gracias.


[Fecha de publicación: julio de 2002]