Número 52 (febrero de 2016)

¿Y de repente big data? No, nuevas competencias, evolución de ''viejas'' prácticas

Montserrat Garcia Alsina

Datos para construir información de la que extraer conocimiento es una cadena de valor que ha existido siempre. Subyace a los avances de la humanidad. Conlleva unos procesos y un tratamiento para que los datos sean fiables, actuales y pertinentes. La gestión de estos datos fundamenta la toma de decisiones. A más volúmenes de datos más precisión en la información extraída. De ahí la relevancia de las tecnologías que gestionan los datos: ERP, CRM… y big data. ¿Qué competencias y perfiles profesionales hay detrás?

Desde que los ordenadores entraron en las organizaciones, la gestión de los datos estuvo facilitada por las hojas de cálculo (Lotus, Excel). Posteriormente este tipo de software se vio superado por las bases de datos relacionales que a su vez iban incorporando más prestaciones y complejidad. Así, las empresas adquirieron aplicaciones informáticas específicas para gestionar su cadena de suministro (SCM), o su producción, logística y finanzas (ERP) o su relación con los clientes (CRM). A fin de explotar y sacar rendimiento a los datos almacenados surgieron los almacenes de datos (data warehouse), y otros elementos de integración, visualización y análisis de datos (como ETL, OLAP o el reporting). Estos elementos forman parte de las aplicaciones denominadas inteligencia de negocio o business intelligence, con prestaciones de extracción de datos historiados para su análisis, y para fundamentar la toma de decisiones. En los últimos años el crecimiento exponencial de los datos en las organizaciones, procedentes tanto del interior de la organización como del exterior (incluidas las plataformas sociales), ha necesitado nuevas tecnologías para procesar grandes volúmenes de datos –big data– pero también de técnicas y metodologías para analizarlos, que también se incorporan a la definición del término big data.

 

Independientemente de si se trata de bases de datos relacionales o de inteligencia de negocio o big data, en todos los casos resulta y es fundamental pensar cuál es la estructura de bases de datos más idónea, cómo pautar la introducción de los datos para garantizar su recuperación de modo fiable, cómo visualizarlos para facilitar su análisis. Es decir, a priori, cuando se trata de gestionar datos e información hay que planificar qué queremos almacenar, para qué y cómo vamos a garantizar que todos los datos que introduzcamos en la base de datos los recuperemos en el momento que queramos y con los filtros que resulten más idóneos.

 

Así pues, detrás de todas las aplicaciones informáticas hay unas tareas que necesitan diversas competencias. Hay actividades claramente identificadas con las competencias de la ingeniería informática: el desarrollo de software y hardware, la programación y la definición de prestaciones. Otras actividades pasan más desapercibidas. Nos referimos a los procedimientos que garantizan la calidad de los datos; controlan la introducción de nombres propios (personas, localidades o empresas) siempre de la misma manera (control de autoridades); identifican las necesidades de información que deben satisfacer las aplicaciones; formulan preguntas, localizan las fuentes de datos (internas y externas) más idóneas para satisfacer las necesidades detectadas. Nos referimos también al diseño de la arquitectura para visualizar los datos, las metodologías para analizarlos, y la elaboración de informes para la toma de decisiones. Estas actividades se empiezan a identificar con un nuevo perfil, el denominado científico de datos. No obstante, este término es uno más para referirse a una ya vieja profesión que sigue evolucionando, y por tanto, debe seguir incorporando nuevas competencias. En efecto, vemos que unas actividades – control de calidad de los datos, búsqueda de fuentes de información, auditoria de la información, almacenamiento en bases de datos y extracción de información– están claramente consolidadas en las competencias ya adquiridas en la licenciatura en Documentación o grado en Información y Documentación. Las herramientas para analizar grandes volúmenes de datos –como data mining o text mining o análisis de redes sociales– ya están siendo incorporadas en los planes de estudio de este grado. Solo falta que el conocimiento de esta evolución le llegue también a la sociedad y al mercado laboral. No en vano, el graduado en Información y Documentación es una de las profesiones clave en la sociedad y en la economía de la información y el conocimiento con las competencias necesarias para su gestión.

 

Cita recomendada

GARCIA ALSINA, Montserrat. ¿Y de repente big data? No, nuevas competencias, evolución de ''viejas'' prácticas. COMeIN [en línea], febrero 2016, núm. 52. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n52.1609

big data gestión de la información;  inteligencia competitiva;  gestión del conocimiento; 
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