Los lectores de
COMeIN recordarán que hace ya unos años
tuvimos ocasión de comentar la espectacular exposición dedicada a la obra del cineasta Tim Burton de la Cinémathèque Française —producida en origen por el Museum of Modern Art (MOMA) de Nueva York—. Destacábamos entonces que una muestra como aquella revelaba a los visitantes/espectadores que el ADN del cine no está formado sólo de
historias, sino que incluye un conglomerado complejo de materiales de previsualización (bocetos, dibujos, pinturas, fotografía) y de objetos
profílmicos (esculturas,
props) cuyo disfrute puede expandir la experiencia audiovisual hasta un nivel insospechado. Otras
exposiciones que han mostrado con brillantez el
interior del sueño cinematográfico son, por ejemplo, la que pudo verse en Barcelona a principios de 2012,
Proto Anime Cut: Visiones y espacios en la animación japonesa, o la que en 2015 y 2016 albergaron diferentes centros CaixaForum dedicada al universo creativo de
Pixar —Pixar. 25 años de animación—. Ambas
exposiciones insistían en la idea de que
detrás de la producción cinematográfica hay un ingente trabajo de producción material (de arte, en definitiva). No cabe duda de que el estudio de la dimensión material de la producción cinematográfica tiene un gran interés para los docentes y
estudiantes de cine, pero también para los aficionados que quieren ir más allá de la superficie de la imagen.
La
exposición que acaba de clausurarse en el
CCCB consistía en un repaso de la trayectoria creativa de
Stanley Kubrick (1928-1999), desde su etapa inicial de profesionalización y aprendizaje como fotógrafo en la
revista Look, hasta sus proyectos inconclusos, prestando atención especial a sus largometrajes, cada uno de los cuales ocupaba su propio espacio expositivo. Mediante un recorrido cronológico, la muestra exponía una selección de fragmentos de las
películas y otros contenidos audiovisuales, así como objetos y documentos procedentes de los archivos personales del director y algunas muestras de la correspondencia con amigos, socios creativos y colaboradores.
Las películas de Stanley Kubrick son célebres (y celebradas) en buena parte por cuestiones técnicas: por su composición pictórica, por sus efectos especiales y por los resultados plásticos de sus innovadores usos técnicos del instrumental fotográfico. Por eso era de especial interés la inclusión en la exposición de utillaje técnico como cámaras portátiles, cámaras de estudio, una mesa de montaje Moviola y objetivos, incluido el objetivo
Zeiss de alta velocidad con el que se registraron las escenas de
Barry Lyndon iluminadas exclusivamente por luz proveniente de velas.
En definitiva,
la exposición dedicada a Stanley Kubrick del CCCB fue una magnífica ocasión para aplaudir la complejidad técnica y la excelencia creativa del cine de quien fue sin duda uno de los grandes creadores del siglo XX. Además, coincidiendo con la
exposición, se celebraron en toda la ciudad encuentros para pensar la figura del cineasta. El propio CCCB presentó el ciclo de diálogos
“Stanley Kubrick ‘La máquina del siglo XX’”, coordinado y moderado por el firmante de estas líneas y por Carlos Tabernero Holgado, profesor del
Centro de Historia de la Ciencia (CEHIC) de la Universidad Autónoma de Barcelona. En cuatro sesiones — “Retratos de familia: Kubrick noir y de terror”, “La máquina de guerra:
Kubrick bélico”, Historias de futuro:
Kubrick científico-tecnológico” y “Laberintos históricos y antropologías urbanas:
Kubrick histórico-social”, diversos expertos tanto en el campo de los estudios de
cine y comunicación como de la historia de la ciencia y del arte, la sociología, la antropología y de diferentes disciplinas científicas, exploraron transversalmente lo que
Kubrick nos propuso con su
cine. En la primera sesión Ángel Sala (director del
Sitges - Festival Internacional de Cine Fantástico de Catalunya) y la profesora de la UB Marta Piñol abordaron cómo la obra de Kubrick indaga en las estructuras sociales, políticas y culturales de las sociedades occidentales del siglo XX a través de exploraciones de contextos sociales destructivos. En la segunda, Jordi Balló (profesor de la
UPF) y Xavier Roqué (Profesor del CEHIC de la UAB) reflexionaron sobre la manera en que Kubrick retrata la guerra como una superestructura sociopolítica, altamente sofisticada, de gestión y control de las personas, en términos de dominación y de violencia institucional. En la tercera sesión, el crítico de cine Quim Casas y la novelista y profesora de investigación en el
Instituto de Robótica (CSIC-UPC) Carme Torras discutieron sobre el cine científico-tecnológico de Kubrick y sus parábolas de deshumanización. La cuarta y última sesión del ciclo contó con la profesora de antropología de la
UOC Elisenda Ardévol y con Violeta Kovacsics, crítica de cine y docente en varias universidades, que hablaron sobre las exploraciones de la vida cotidiana de las personas y de las relaciones sociales e institucionales que abundan en la obra de
Kubrick. Además, en una copiosa programación complementaria toda la ciudad se vió inundada de actividades sobre la obra del cineasta, celebradas en bibliotecas y centros cívicos, en un auténtico
festival Kubrick que había dado comienzo en octubre del año pasado en el Sitges - Festival Internacional de cine fantástico de Catalunya, con una extraordinaria mesa redonda en la que personas tan cercanas a
Kubrick como su cuñado, y productor de sus películas desde
Barry Lyndon, Jan Harlan, su hijastra Katherina Kubrick o Douglas Trumbull, su colaborador en
2001: Una odisea del espacio, recordaron la vigencia del clásico espacial de Kubrick, insuperado en muchos aspectos cincuenta años después de su estreno.
La obra de Stanley Kubrick se ha caracterizado insistentemente como uno de los corpus fílmicos más importantes e influyentes del siglo XX. Celebrarla ahora que el propio medio cinematográfico parece puesto en cuestión por múltiples circunstancias tecnológicas, sociales y culturales podría definirse casi como una paradoja. Pero bendita paradoja: una ciudad entera volcada en esa celebración del talento y la creatividad es una manifestación palpable de la vieja idea, tan del siglo XX, de que el cine es uno de los medios fundamentales del que disponen las sociedades contemporáneas para mirarse (y pensarse) a sí mismas.
Cita recomendada: SÁNCHEZ-NAVARRO, Jordi. Kubrick en Barcelona, o la celebración de la excelencia creativa.
COMeIN [en línea], abril 2019, no. 87. ISSN: 1696-3296. DOI:
https://doi.org/10.7238/c.n87.1925.