12/5/15

Cinco claves para erradicar la violencia en las gradas en el deporte de base

La realidad es «muy preocupante», según Xavier Pastor, profesor del máster de Conflictología de la UOC. El experto en mediación deportiva considera grave que los comportamientos violentos se den en el deporte base, es decir, en los partidos en que los jugadores son niños y niñas y la afición son las familias.

Ya sea entre entrenadores y familias, entre padres, madres y árbitros, como entre padres y madres de jugadores diferentes, lamentablemente las agresiones en los campos no son episodios aislados. A finales del mes de abril, un árbitro fue agredido en Esplugues y un entrenador recibió una brutal paliza en Cornellà. Para que estas escenas no se vuelvan a repetir, Xavier Pastor les hace una serie de recomendaciones a los clubes deportivos, entrenadores y familias para mejorar las relaciones.

  1. Tener en plantilla un mediador deportivo

    Así como en su momento se creó la figura del psicólogo deportivo, el mediador o conflictólogo deportivo se convierte en imprescindible para ayudar a los clubes e instituciones deportivas a prevenir la aparición de los conflictos y enfrentamientos, a detectar su fuente, y a aplicar los planes de prevención de la violencia con los tres agentes implicados: entrenadores, árbitros y público.

    El mediador deportivo observa el trabajo de los entrenadores en los entrenamientos y los partidos, analiza los efectos de su comportamiento, los asesora sobre cómo actuar a partir de los comentarios y críticas de las familias, y hace propuestas a corto y largo plazo para mejorar la relación y la comunicación, evitando malentendidos.

    La presencia de la policía para combatir las agresiones en los campos no es la solución. La violencia en las gradas no es un tema de seguridad sino de resolución pacífica de conflictos.
     
  2. Aprender a gestionar de forma pacífica la competitividad

    Tanto los entrenadores, los padres y madres, como los clubes deportivos tienen que entender que «competición» no es sinónimo de «confrontación». En el deporte, los conflictos en el campo se pueden resolver sin malas maneras, sin gritarse ni intimidarse. Las diferencias y tensiones con el entrenador y entrenadora por motivos de la técnica o las tácticas empleadas se pueden resolver hablando.
     
  3. Entrenar jugadores es también educarlos

    Los entrenadores y entrenadoras no solo entrenan. Los niños tienen que crecer humanamente y deportivamente, como personas y como jugadores. El deporte tiene que formar.

    Antes, durante y después del partido, los técnicos tienen que ser un referente de conducta para los niños y niñas de sus equipos. Y también tienen que ser un modelo para las familias, que se comportarán como lo haga el entrenador de sus hijos e hijas: sin presionar a los hijos para rendir más en el terreno de juego y sin discutir agresivamente con los entrenadores delante de las criaturas.
     
  4. Seguir los códigos de conducta

    Puesto que muchos clubes deportivos hacen el esfuerzo de redactar un código de conducta, hagamos que no quede muerto de asco en el cajón o colgado en las paredes de los vestuarios sin que nadie lo mire. Todas las personas implicadas tienen que conocer y aplicar la normativa pero es necesario un trabajo pedagógico previo para que calen las normas.

    La cultura deportiva de la no violencia se tiene que vivir a todos niveles: durante el entrenamiento, en los traslados y viajes, recibiendo al equipo contrario o en casa mirando un partido.
     
  5. Ser aliados

    Los clubes tienen que fomentar el fortalecimiento de las relaciones entre las familias y los técnicos deportivos. Padres y madres tienen que ver al entrenador como un aliado y, al revés, los entrenadores tienen que hacer piña con las familias.

    Debe facilitarse que los entrenadores puedan hacer su trabajo sin interferencias negativas.

En conclusión, Xavier Pastor asegura que no basta con culpar a los padres y madres de los actos de violencia en las gradas y recomienda encarar el problema y trabajar conjuntamente con todos los actores implicados desde una perspectiva de la resolución pacífica de conflictos.

Expertos UOC

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