4/2/16 · Estudios de Artes y Humanidades

Los modelos que venden las modelos

En la industria de la moda «la indumentaria se considera un índice de poder», afirma Patrícia Soley-Beltran, profesora colaboradora de los Estudios de Artes y Humanidades de la UOC.
Foto: Flickr / oliver echeverría (CC)

Foto: Flickr / oliver echeverría (CC)

En la pasarela 080 de Barcelona o en la Cibeles de Madrid, se acercan las semanas de la moda en las que modelos, diseñadores y blogueros muestran y demuestran. La industria de la moda «ofrece la posibilidad de variar de identidad gracias a la indumentaria," que se concibe como un índice de poder», afirma Patrícia Soley-Beltran, profesora colaboradora de los Estudios de Artes y Humanidades de la UOC y autora del libro ¡Divinas! Modelos, poder y mentiras, que la ha hecho ganadora del último Premio Anagrama. Según la experta, es correcto afirmar que en pleno siglo XXI la identidad está cada vez más ligada al cuerpo y a las prácticas de consumo.

«Debido a diferentes factores, durante el desarrollo de la sociedad de consumo y desde mediados del siglo XIX, nuestra identidad se ha ido equiparando al cuerpo», considera Soley-Beltran. En gran medida -añade la socióloga del cuerpo-, en la sociedad actual «el marketing de moda presenta nuestra indumentaria como un mecanismo clave para construir y afirmar nuestra identidad. Por ello, el cuerpo se convierte una especie de percha que comunica quiénes somos y nuestro estilo de vida».


Las mejores herramientas de marketing, las modelos y las blogueras

«La imagen pública de una modelo de éxito se diseña con estrategias de comunicación muy pensadas, para crear una aureola de triunfo, deseabilidad y euforia. Precisamente eso es lo que nos atrae al comprar los productos anunciados», explica la profesora de la UOC. Se convierten en lo que Soley-Beltran llama «testigos carnales»; es decir, «testigos que demuestran que el cuidado del cuerpo y el consumo aportan los mismos beneficios de los que las modelos, supuestamente, disfrutan». Del mismo modo que las modelos, las blogueras de moda «ponen de manifiesto la necesidad de cuidar el físico como un imperativo dentro de nuestra sociedad».

En esta línia, Gemma Segura profesora colaboradora de los Estudios de Marketing de la UOC, afirma que «las blogueras, it girls o instagrameras se han convertido en una herramienta de comunicación que ayuda a construir y modificar la imagen de marca, tienen una gran capacidad de generar branding personalmente y para otras marcas».


El poder de los blogueros, su influencia

De hecho, según un estudio, un 73% de los fans ha comprado un producto basado en una recomendación de un bloguero o influidor y un 30% del público, en una escala del 1 al 10, le da un 8 con relación al valor del contenido que ofrece. Este eco social lo alimentan y lo aprovechan las marcas de ropa: «A los consumidores les gustan los blogs porque sus contenidos influyen en su decisión de compra, la audiencia se siente identificada con las blogueras», afirma Gemma Segura. «Los blogueros de moda son muy interesantes para las marcas; que una firma dé a conocer su marca por medio de una prescriptora es más creíble y más auténtico», afirma esta experta en marketing.


El negocio de vender comunicando

Esta relación permite a las marcas de ropa obtener más visibilidad, credibilidad y mejor posicionamiento web gracias a esta sinergia. Y no solo esto; «este vínculo permite comunicar un determinado estilo de vida asociado con la marca, unos valores, ayuda a establecer una comunicación más fluida, empática, emocional y cercana con los consumidores» mediante «colaboraciones, viajes o actos especiales para que los blogueros expliquen su experiencia», dice Segura, a una audiencia joven (el 39% tiene entre dieciocho y treinta y un años). El 65% son mujeres y el 35% hombres, y un 59% de los fans de estos influidores leen su blog diariamente.


Las redes sociales aumentan «el exhibicionismo interactivo»

Para los blogueros, las redes sociales se han revelado el instrumento perfecto para ganar seguidores y reafirmarlos; «han pasado por un proceso lógico de maduración», afirma Gemma Segura. El movimiento bloguero se inició en 2008; después llegaron los «egoblogs», hacia el año 2009-2010, «aquellos que se centran en la figura del propio autor del blog, como persona anónima o celebridad», aclara Estanyol. Actualmente, para Segura, las redes sociales como Facebook, Instagram, Pinterest y los blogs «aumentan la posibilidad de un exhibicionismo interactivo» para las blogueras «y permiten comunicarse de forma más directa, sincera y humana con sus públicos», al mismo tiempo que «posibilitan que personas anónimas puedan convertirse en referentes de estilo», afirma Estanyol.

Expertos UOC

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