7/6/16

El nuevo currículum finlandés, a examen

Mientras España decide como serán las reválidas de la Ley orgánica para la mejora de la calidad educativa (Lomce), el que está considerado el mejor sistema educativo europeo introducirá, a partir del curso que viene, cambios en su forma de enseñar. Finlandia implementa el próximo agosto, después de las vacaciones de verano, un nuevo currículum. A pesar del éxito de su modelo, en el que intentan mirarse la mayoría de países europeos y de fuera del continente, en 2012, después de los resultados de las pruebas PISA, el gobierno finlandés consideró que había que hacer cambios en su sistema educativo. Ese mismo año se inició un proceso de renovación curricular que, con la implicación de la administración local, directores, maestros y estudiantes, ya está a punto de entrar en las aulas.
La TIC tienen un papel relevante en el nuevo currículum finlandés.<br />Foto: Flickr (CC)

La TIC tienen un papel relevante en el nuevo currículum finlandés.
Foto: Flickr (CC)

El nuevo currículum recoge, en solo cinco páginas por materia, las competencias que deben lograr los alumnos al final de cada curso, pero son los centros los que decidirán de qué forma lo harán. El currículum hace la función, pues, de guía. Según la directora del máster universitario de Educación y TIC (e-learning) del eLearn Center de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Lourdes Guàrdia, el nuevo currículum no representa un cambio sustancial respecto al actual, que se aprobó en 2004 e implantó en 2006. «Más bien busca una actualización y una adecuación a las demandas sociales», especifica. Una opinión que también comparte Josep Maria Duart, profesor de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC. «Evoluciona de forma continua pero también prudente. Responde a las necesidades de su contexto pero, a la vez, pone las bases para transformarlo», añade.

Además del logro de competencias, otra de las novedades es la reducción del peso de las asignaturas. «No desaparecen. Lo que hacen es proponer una combinación de trabajo por proyectos y más interdisciplinariedad y la colaboración de todos los agentes implicados, familias y entorno social incluidos, pero combinándolo con métodos curriculares tradicionales», puntualiza Guàrdia. Para Duart, el hecho de mantener las asignaturas no es una muestra «de poca evolución». «Es una respuesta a la realidad, que está siempre en constante evolución», dice el experto.


Paper relevante de las TIC

El nuevo currículum también prevé siete competencias transversales, las llamadas soft skills, que deberán introducirse en cualquier asignatura. Se trata de cuidar de uno mismo en el día a día, saber cómo se aprende, poder expresar ideas y comunicarse, comprensión lectora en diferentes soportes, desarrollo de la habilidad de emprendimiento, competencias ciudadanas de democracia y participación y, finalmente, gestión de tecnologías de la información y la comunicación. «Se centra sobre todo en trabajar un mejor desarrollo de las competencias del siglo xxi, y lo quiere hacer de forma más transversal y teniendo en cuenta el papel relevante de las TIC. Es por eso por lo que el desarrollo de las competencias TIC es una de las siete soft skills», argumenta Guàrdia. «A la vez, se quiere promover la satisfacción por aprender y el trabajo colaborativo, así como fomentar la autonomía de los estudiantes y que tengan un papel mucho más activo. En este sentido el docente pasa a convertirse cada vez más en un facilitador y no tanto en alguien que transmite conocimientos», añade.

Las escuelas tendrán que dedicar un mínimo de siete días a lo que se conoce como phenomenon-based learning, una metodología basada en proyectos en la que profesores de distintas materias trabajan con varios grupos de alumnos a la vez para abordar temas y fenómenos que interesan al estudiante. El propio alumnado participa en el diseño, el desarrollo y la evaluación de la actividad. «El objetivo es implicarlos al máximo, tratar el tema de forma interdisciplinaria y desde diferentes perspectivas». Para que esta metodología sea un éxito, ya se han llevado a cabo varias pruebas piloto en centros y, a la vez, se ha formado a más de la mitad del profesorado para que pueda implementarla. «Aquí está la clave -explica Guàrdia-. No pueden hacerse cambios si no los planificas con tiempo y preparas y proporcionas las herramientas adecuadas a los docentes. Esto los finlandeses lo tienen muy claro, y ya hace tiempo que están preparando este cambio», apunta la experta.


Imposible aplicarlo en España

A pesar de que en los últimos años ha habido un goteo de delegaciones españolas, ya sea de profesores, de personal de la administración o de alumnado, que han visto in situ cómo es el modelo finlandés, ¿sería posible implementarlo aquí? «Un buen estratega, cuando implementa un cambio ya tiene que estar pensando en el siguiente, si quiere seguir siendo líder y ofrecer el servicio que toca en cada momento. Actualmente en nuestro sistema es imposible trabajar así, habría que cambiar muchas cosas. La administración es enormemente burocrática y la estrategia de formación y evaluación del profesorado debería dar un giro importante si queremos agilidad para hacer cambios como este», explica Guàrdia. Duart también cree que el modelo español está lejos del finlandés. «Tenemos un currículum fijado, cerrado, igual para todo el mundo. Los que lo diseñan piensan que de este modo se forma una sociedad igual. Falso. Hace falta, como hacen en Finlandia, adaptar el currículum al contexto, dotar de autonomía a los centros, de sistemas de evaluación flexibles. Y, sobre todo, hacen falta maestros muy preparados y reconocidos socialmente. Esta es la clave de Finlandia, que aquí no tenemos».

Tal como dice Duart, la evaluación en el currículum finlandés es otra de las grandes diferencias con el sistema educativo español. En Finlandia no se hacen pruebas externas para medir cuál es el nivel del estudiante. El trabajo de evaluación es del maestro, que ha recibido una formación específica para hacerlo. Lo único que fija el Ministerio de Educación es el nivel que deberían tener los alumnos una vez han acabado 6.º y 9.º «En el nuevo currículum también se hace una apuesta para dar más relevancia a la evaluación como parte del proceso formativo, y para hacerlo hace falta una mayor implicación del alumno y que aprenda a ser analítico y a reflexionar sobre su aprendizaje», dice Guàrdia. Mientras tanto, en España, la Lomce prevé hasta tres pruebas externas: una a finales de primaria, otra en la ESO y la tercera en bachillerato. Si en el país nórdico en algún momento necesitan saber el progreso del alumnado, como mucho se hacen pruebas muestrales que representen a un 10 % del alumnado. Además, la administración que se encarga del sistema educativo es la local.

Lo más importante, sin embargo, de todos estos cambios es, según los expertos, el peso de los elementos emocionales del nuevo currículum. «Es lo que denominan el “gusto por aprender”. Evidentemente, el impulso de la transversalidad y el fomento de la autonomía de los centros son también elementos destacables, pero poner el énfasis en el aprendizaje por las emociones es un paso valiente. Para eso hacen falta maestros comprometidos, y este es, sin duda, el puntal clave del sistema educativo de Finlandia», concluye Duart.

Expertos UOC

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