13/6/16 · Estudios de Derecho y Ciencia Política

Las redes sociales, el escaparate de los criminales

1 de junio: Un hombre mata a su novia, se saca un selfie con el cadáver y la publica en Facebook. 25 de mayo: La policía investiga la violación masiva de una adolescente de diecisiete años de Río de Janeiro. Uno de los presuntos violadores había colgado un vídeo en las redes sociales en el que se veía a la joven desnuda, sin conocimiento y con heridas en los órganos genitales y en el que aseguraba que en la violación había participado una treintena de hombres. 14 de abril: Una mujer retransmite en directo por Periscope la violación de una adolescente de diecisiete años, que era amiga suya, en Ohio (Estados Unidos). En las últimas semanas ha habido un goteo de crímenes difundidos en las redes. Pero ¿qué lleva a un delincuente a exhibir en las redes sociales sus actos violentos? El director del programa de Criminología de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Josep Maria Tamarit, y el director de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, Manuel Armayones, lo analizan.
En las últimas semanas ha habido un goteo de crímenes difundidos en las redes.<br />Foto: Flickr / Mkhmakerting (CC)

En las últimas semanas ha habido un goteo de crímenes difundidos en las redes.
Foto: Flickr / Mkhmakerting (CC)

Según Tamarit, para explicar estos comportamientos hay que tener en cuenta la interacción de varios fenómenos, como la fascinación por estar presentes en las redes, los componentes de personalidad del individuo o la situación en la que se encuentra. «Salir hoy en la red y ser visible es una confirmación de que existes socialmente», puntualiza Tamarit. A la familiaridad y la facilidad de uso de las redes, además, se añade un «efecto de desinhibición» de la persona que actúa «en el plan cognitivo». «Hay incluso quién habla de un efecto disociativo inducido por las TIC, de modo que producirían un yo digital –un alter ego– respecto al que el individuo actúa sin tener en cuenta las consecuencias de sus propios actos», añade. En cuanto a los componentes de personalidad, hay que tener en cuenta aspectos como la impulsividad o el narcisismo. «Los individuos con este patrón pueden encontrar en las redes una vía idónea para exhibirse», explica. En este sentido Armayones asegura que, por mucho que parezca una barbaridad, desde la lógica de una persona que ha realizado un acto violento y como extensión de este mismo acto, lo que quiere es impactar. «En las redes encuentra este espacio para amplificar su acción», puntualiza.


Atracción por lo prohibido

Las tres noticias fueron de las más leídas o visualizadas en los medios. La explicación, según Tamarit, es que existe un interés por aquello «tabú o prohibido». «No hay duda de que vídeos como estos siempre atraerán a mucha gente, lo que hace que precisamente algunos tengan la tentación de colgar en las redes materiales que saben que tendrán éxito», añade. Armayones mantiene que la curiosidad y el morbo de muchas personas son insaciables. «Desde un punto de vista evolutivo dicen que nos atraen las noticias malas –agresiones, crímenes, robos– porque de alguna forma pueden darnos señales para aprender a evitarlas. Los medios se han hecho eco de noticias de este tipo y las redes sociales lo que hacen es amplificar las tendencias ya existentes en la sociedad».


La sensación de impunidad de las redes

Los expertos aseguran que las personas que cometen delitos por medio de la red o los difunden actúan, en muchos casos, desde una sensación de impunidad. «Es parte del efecto de desinhibición. El individuo está solo con su móvil u ordenador ante la inmensidad y la densidad de la red y en aquel momento no nota que alguien lo vea. Esto lo lleva a no pensar que alguien puede castigarlo por lo que está haciendo». Pero ¿qué está fallando en el campo educativo para que se tenga esta sensación de impunidad con lo que se cuelga en las redes? Es un tema muy complejo, admiten los expertos. Los dos defienden que hay que hacer sensibilización y prevención formando a los niños y adolescentes sobre el uso y los riesgos de las nuevas tecnologías. «No hay que quitar el pie del acelerador en un tema que va mucho más rápido que la capacidad de darle respuesta», dice Armayones.

El gran temor, ahora, es que este tipo de acciones provoque un efecto llamada. En este sentido los expertos dejan claro que no se ha estudiado bastante el tema para afirmar que eso pase. Sin embargo, Tamarit cree que es posible. «De hecho, hay estudios que han confirmado que hay un efecto llamada en las noticias sobre suicidios o violencia de género. En esto se basan quienes defienden que los medios sean reticentes a informar de ellas. La prudencia aconseja que se tomen medidas para evitar que se cuelguen este tipo de imágenes o que se retiren rápidamente una vez ya se han colgado, no solo por el efecto llamada sino también por respeto a las víctimas».

Expertos UOC

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