4/10/17

Eliminar las notas de 0 a 10 en primaria favorece el aprendizaje de los alumnos

Foto: Cèlia Atset

Foto: Cèlia Atset

Este curso es el primero en que desaparecen las notas del 0 al 10 en los informes trimestrales de los alumnos de primaria en Cataluña. El curso pasado solo fue obligatoria su eliminación en la evaluación de final de curso, pero no en el primer y segundo trimestres. Ahora, los maestros deberán evaluar en estos cursos cada área ‒o asignatura‒ con una de estas cuatro calificaciones: adquisición excelente (AE), adquisición notable (AN), adquisición satisfactoria (AS) y no adquisición (NA). Podría parecer que solo significa una nueva forma de expresar la nota pero el cambio es «toda una declaración de intenciones» e implica ir más allá y entender la evaluación como parte del proceso de aprendizaje, según las profesoras de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, Anna Espasa y Nati Cabrera.
 
Hace unos cuantos años que el sistema educativo español mira hacia el éxito del de Finlandia. Allí prácticamente no ponen notas cuantitativas sino que elaboran unos informes en los que se mira la evolución del alumno. Es con esta misma voluntad que se introduce este cambio en la evaluación que, para Nati Cabrera, directora también del posgrado Evaluar para Aprender que este curso ha empezado a impartir la UOC, tiene que ser «una estrategia para aprender y enseñar y no solo un sistema o unas herramientas para medir la cantidad de contenidos que se han aprendido».
 
Espasa asegura que este nuevo sistema permite «evaluar no solo los conocimientos que el alumno tiene sino también su forma global y holística de desarrollo competencial».
 

Más implicación del alumno

Uno de los principales beneficios de este sistema es que hablamos de una «evaluación enfocada a la mejora y a promover la autorregulación del aprendizaje», explica Espasa. Por lo tanto, requiere más implicación por parte del alumno, lo cual facilita que, como estudiante, «sea capaz de conocer cómo va evolucionando en el proceso de aprendizaje» y que tome conciencia de los aspectos en los que aprende y mejora y aquellos en los que tiene que invertir más esfuerzos.  
 
En definitiva, esta nueva manera de evaluar representa una «evaluación más cualitativa, más cercana a un aprendizaje más competencial», aunque al final todo depende de qué metodologías acaben usando los maestros, remarca Anna Espasa.
 

Los exámenes, en entredicho

Y en este contexto, ¿qué pasa con los exámenes? ¿Continúan siendo útiles? En Finlandia, por ejemplo, prácticamente no se hacen; en cambio en España el examen ha sido y seguramente todavía es el sistema de evaluación estrella, el más utilizado.
 
Los exámenes sirven para «valorar conocimientos concretos en un momento dado pero no incluyen todo lo que aprende y desarrolla un niño en la escuela, por tanto los exámenes los ve como una actividad de evaluación más, pero no la única, ni siquiera la principal», apunta Cabrera.
 
Espasa es del mismo parecer: «si se plantean como una herramienta sancionadora o simplemente acreditativa de unos conocimientos, no son nada útiles y pueden impactar negativamente en el aprendizaje de los alumnos». En cambio, sí lo son si la finalidad es que el propio estudiante tome conciencia de lo que ha aprendido y lo que puede mejorar, sobre todo ‒añade la profesora‒ si estas pruebas se acompañan de un buen retorno pedagógico que ayude al alumno a saber qué estrategias puede aplicar para mejorar en el proceso de aprendizaje.
 
Hay muchos métodos de evaluación (autoevaluación, coevaluación entre alumnos, heteroevaluación en que diferentes agentes evalúan...) en función del objetivo que se busque; pero independientemente de las que elija el maestro, Espasa reclama la necesidad de que los alumnos tengan claro qué se espera de ellos y también han de tener la oportunidad de demostrar que han aprendido de sus errores y que han mejorado.
 
Según Cabrera, los métodos de evaluación que habría que aplicar tienen que garantizar el desarrollo integral de los niños y las niñas y permitir observar sus adelantos, los obstáculos, las oportunidades de mejora... A la vez destaca la importancia de que los alumnos tomen conciencia de cómo aprenden, en qué medida, los recursos que tienen a su alcance, cuáles son sus fortalezas y sus oportunidades de mejora.

Expertos UOC

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