27/3/18 · Investigación

Cultivar un huerto urbano para impulsar la transformación social

Barcelona, Madrid y Sevilla promueven estas iniciativas para jóvenes y mayores en riesgo de exclusión
Foto: <a target="_blank" href="https://unsplash.com/photos/wuU_SSxDeS0">UnsplasH/Benjamin Combs</a>

A partir de 2008 pero, especialmente desde 2011, la horticultura política gana peso en ciudades como Barcelona. Se trata del conjunto de prácticas lideradas por la ciudadanía que buscan la transformación social y urbana utilizando los huertos como herramienta de acción. Así lo recoge el estudio Sembrando vida en las ciudades: beneficios sociales y ambientales de los huertos urbanos de Barcelona, incluido en el libro La ciudad agraria. Agricultura urbana y soberanía alimentaria, coordinado por Guillermo Tendero.

En el estudio, que analiza el caso de Barcelona, han participado investigadores de diversas instituciones tales como Laura Calvet-Mir y Hug March del Grupo de investigación TURBA del IN3-UOC.

Barcelona es precisamente una de las ciudades en las que el fenómeno de los huertos urbanos ha entrado con fuerza tanto como opción individual, como herramienta municipal de política social. «Más allá de los beneficios a nivel individual que pueden aportar los huertos (bienestar físico y psicológico, conexión con la naturaleza, etc.), también pueden ayudar a la mejora de la cohesión social, reactivar la circulación de conocimientos sobre agricultura entre la población urbana/población joven, producir nuevas subjetividades en torno al derecho a la ciudad o promocionar los circuitos cortos alimenticios», apunta Calvet-Mir. «Los huertos urbanos ponen sobre la mesa que es importante repensar cómo nos relacionamos a nivel urbano, que significa el espacio público, como hemos de consumir, etc.», añade March.

Si se amplía el campo de investigación y se pone el foco en España, la conclusión es similar: «las motivaciones principales son la producción de alimentos de calidad, el mantenimiento de las tradiciones y el ejercicio físico». Lo que es evidente es que no se trata de una moda, todo lo contrario: «cada vez los huertos urbanos serán un elemento más normal en el paisaje urbano», concluye March.


Cultivar un huerto para combatir la desigualdad social

La investigación en la que han participado los investigadores de la UOC ha detectado que, de las tres iniciativas no particulares que hay en la ciudad –la Red de Huertos Urbanos, la Red de Huertos Urbanos Comunitarios y el Plan vacíos–, la red de Huertos Urbanos Comunitarios «tiene una lógica explícitamente política que incluye aspectos sociales y políticos que trascienden la gestión del huerto y la producción de alimentos». Según los investigadores, estos huertos expresan un concepto amplio y radical de lo que es la horticultura política: el cultivo de un huerto como herramienta para combatir la injusticia estructural y las políticas urbanas neoliberales.

El origen de la Red de Huertos Urbanos Comunitarios (2009) reúne los huertos creados por movimientos sociales o asociaciones de la ciudad. La mayoría se establecieron ocupando solares vacíos al margen de las administraciones públicas y funcionan de forma informal y el objetivo es ser un espacio de intercambio de ideas y recursos, tales como semillas.

De hecho, el Plan Buits que puso en marcha el Ayuntamiento en 2013 para aprovechar los solares que habían quedado sin actividad, tiene ciertas similitudes y la investigación apunta que, «voluntariamente o no», se refleja en el movimiento de los huertos ocupados con argumentos diferentes como «el emprendimiento social o la corresponsabilización ciudadana». El Plan Buits consiste en la cesión gratuita, durante tres años, de solares vacíos a entidades sin ánimo de lucro. De los 14 proyectos iniciados en 2013, nueve eran de horticultura urbana. En 2016 se añadieron cinco más con la nueva convocatoria de este Plan.

Los actuales huertos urbanos en la capital catalana han surgido principalmente en los últimos 20 años. De hecho, de los 54 huertos urbanos existentes en la ciudad de Barcelona a principios de 2017, sólo tres se habían creado antes del año 2000. La tercera gran iniciativa es la Red de Huertos Urbanos de Barcelona creada en 1997 y que impulsa la Ayuntamiento para desarrollar huertos urbanos y ecológicos para personas mayores de 65 años y personas con riesgo de exclusión social. En 2017 había 15 y todos tienen las mismas características.


Sevilla y el Parque Miraflores

Calvet-Mir señala que, más allá del caso de Barcelona, hay ejemplos en muchas otras ciudades a nivel catalán, por ejemplo en Sant Cugat, o a nivel estatal Madrid o el Parque de Miraflores, en Sevilla.

Este último está impulsado por una entidad que promociona la recuperación de una zona agrícola que la administración tenía abandonada y que consigue recuperarla y convertirla en el alma de un gran proyecto, la Escuela Agrícola Urbana Huerta de las Moreras, con los huertos urbanos como instrumento de cohesión social y herramienta de trabajo en la educación ambiental de los más jóvenes. Un ejemplo de transformación social con el huerto como herramienta. Actualmente, se desarrollan cuatro grandes programas: huertos escolares, itinerarios pedagógicos, huertos de ocio para adultos y invernadero joven, dirigido a alumnos de sexto de primaria y primero de ESO.

Expertos UOC

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