5/7/18 · Estudios de Economía y Negocios

Amazon Flex y Amazon Prime, la precariedad laboral del gigante en línea

Los expertos alertan de que la subcontratación limita las capacidades de negociar los trabajadores y empobrece sus condiciones laborales
Foto: Christian Wiediger / Unsplash (CC)

Foto: Christian Wiediger / Unsplash (CC)

Se la asocia a condiciones laborales precarias, a la evasión de impuestos y al control del mercado, pero al mismo tiempo goza de un gran reconocimiento social y es líder absoluta de la venta por internet. La compañía Amazon celebra el vigésimo cuarto aniversario pocos días después de estrenar en España el comercio electrónico para empresas, Amazon Business.

Amazon se ha dado cuenta de que convertirse en operador de reparto significa quedarse con un mayor margen de los beneficios que genera con los envíos. Por ello, desde finales de año funciona en España Amazon Flex, un modelo que parte de repartidores autónomos —como Deliveroo o Glovo— que hacen entrega de paquetes de la compañía con su vehículo y asumen todos los gastos que se derivan de dicha entrega. De los catorce euros la hora que les ofrece Amazon, los repartidores deben descontarse combustible, mantenimiento, seguro y cuota de autónomo, unas condiciones que el gremio de transportistas considera abusivas.

De hecho, la patronal de transporte UNO y los sindicatos acusan al gigante estadounidense de «precarizar la profesión y de incumplir la normativa por contratar a particulares para repartir paquetes». La empresa se defiende diciendo que cumple todas las leyes. Pere Vidal, abogado laboralista y profesor colaborador de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), explica que en el caso de Amazon no puede afirmarse de forma categórica que «estemos ante falsos contratos de transporte». Existen argumentos para definir la relación entre Amazon y repartidores como laboral, pero también como mercantil, de forma que tienen que acabar siendo los tribunales los que la delimiten. «Como están asesoradas, las empresas saben cómo deben cumplir, al menos aparentemente, los mínimos que marca la ley. Sin embargo, las leyes son interpretables y lo que formalmente puede parecer lícito y legal, en la práctica puede encubrir situaciones fraudulentas», apunta Vidal. 


Amazon Prime precariza al trabajador mediante la subcontratación

Otro de los puntos fuertes de la compañía es Amazon Prime, el servicio preferente, que permite a los usuarios recibir las compras en menos de cuarenta y ocho horas, y el Prime Now, que lo permite en una franja de dos horas. La cuota varía según el país: en Estados Unidos, el importe anual es de 99 dólares al año y en España es de 19,95 euros. El servicio preferente cuenta con más de cien millones de suscriptores.

Amazon Prime se sustenta en la logística del envío por pequeñas empresas subcontratadas que distribuyen los pedidos, como Instapack, Ara Vinc, OTL, Tipsa y, en menor medida, SEUR. Los repartidores de estas compañías hacen entregas tanto de paquetes normales (Amazon Prime) como de los exprés, mediante Prime Now. 

«Esta subcontratación limita la capacidad de negociar de los trabajadores y, por lo tanto, precariza sus condiciones laborales», alerta Vidal, aunque afirma que es legal. Según El Confidencial, la hora se paga a aproximadamente 5,5 euros y el salario base es de 739 euros. Para llegar a un sueldo de 1.300 euros al mes, el trabajador tiene que trabajar 252 horas. Esto equivale a 8,4 horas diarias sin descansar ni fines de semana ni festivos.

«Los procesos de externalización y descentralización mediante la subcontratación deben ser procesos de mejora productiva y no deberían suponer una forma de incentivar la competencia desleal basada en ofrecer precios muy bajos a cambio de pagar salarios bajos, lo que se llama dumping social». Para el experto, en dicho caso, la maniobra es clara: una empresa de logística (Amazon) subcontrata su propia actividad (transporte de mercancías) a otras empresas de transporte para conseguir más beneficios.

A pesar de ofrecer condiciones precarias a los trabajadores o evadir impuestos —el año pasado, la Unión Europea obligó a la compañía a pagar 250 millones de euros que no había grabado entre 2006 y 2014—, Amazon, como otras multinacionales, tiene cierto prestigio social. «Eso es por el reconocimiento que tiene por parte del público de empresa exitosa, líder y rentable y por la conexión emocional que crea con el cliente», explica Neus Soler, profesora colaboradora de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC. «A esto hay que sumarle decisiones que favorecen la economía del país, como la creación de puestos de trabajo o la promoción de los productos españoles en el exterior».


Pulseras que controlan a trabajadores

También le pone deberes: ser coherente entre sus acciones y sus valores como estrategia para el futuro. «Lo que más le convendría es mejorar la imagen en relación con las condiciones laborales, los impuestos y el control que ejerce sobre el mercado, pues actualmente el público espera que las empresas se mantengan fieles a sus valores corporativos y exige modelos de acción que se basen en valores adecuados al bienestar de la sociedad y el planeta». 

La imagen de Amazon puede volverse a ver enturbiada por la obtención de la patente de una pulsera que permitiría controlar a los trabajadores. La idea es que les permita ser más eficientes a la hora de encontrar los productos, pero muchos ven detrás la intención de terminar controlándolos más, por ejemplo, teniendo conocimiento de cuántas pausas hacen o de dónde están exactamente con la geolocalización. 

«El uso de la localización física de los trabajadores debe ser proporcional a la finalidad que lo motiva; si no es así, actuarían de forma ilegal», afirma Vidal. Por ejemplo, en cuanto al uso de sistemas de GPS en vehículos y móviles, la empresa debe informar al trabajador del porqué y el alcance de esta medida, y dicho uso debe estar relacionado con la actividad de la empresa y la prestación de servicios.

Expertos UOC

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