30/7/18 · Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicaciones

Por qué reiniciar el equipo es la solución a (casi) todos los problemas

La acción borra la memoria de trabajo del ordenador, que vuelve a empezar a partir de un punto en el que funcionaba correctamente
Foto: Nordwood Themes / Unsplash (CC)

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El ordenador se ha colgado, el programa no responde y la pregunta del informático es: «¿Ya lo has reiniciado?». Robert Clarisó, director del máster universitario de Ingeniería Informática de la UOC e investigador del grupo SOM Research Lab, afirma que es la acción más efectiva para que el ordenador vuelva a funcionar correctamente. Hacerlo borra la memoria de trabajo del ordenador, que empieza a partir de un punto en el que funcionaba correctamente. «La clave es que no hace falta entender cuál era el problema o qué lo causaba. Si era una situación excepcional, es posible que no se vuelva a producir», señala.


¿Por qué es efectivo reiniciar?

«En primer lugar, se resuelven diferentes tipos de problemas a la vez: programas en bucle que gastan más de la cuenta o también problemas de memoria», explica Clarisó. En segundo lugar, no es necesario dedicar tiempo a diagnosticar la causa del problema, la acción es rápida. «Y el tercer punto y el más importante: si el error aparecía por una combinación de circunstancias poco habituales, seguramente no se volverá a producir», indica.


¿Por qué se bloquea el equipo?

A veces puede ser por el fallo de una aplicación. Por ejemplo, cuando un error de programación hace que consuma más recursos de la cuenta, y esto ralentiza otros procesos. Clarisó añade que también pasa por problemas de memoria: un programa intenta acceder a parte de la memoria del ordenador que no había solicitado o que había decidido liberar en un primer momento. «Un tercer factor son los fallos del sistema operativo», ejemplifica, cuando el sistema mantiene, por ejemplo, recursos permanentemente bloqueados sin poder utilizarlos.


¿Qué problemas no soluciona reiniciar?

Nuevamente no soluciona problemas de hardware, es decir, los que afectan las partes físicas del ordenador. Tampoco corrige problemas de configuración que afectan al registro o ficheros del disco, ya que se volverán a producir al leer la información después de arrancar. «No elimina software malicioso (malware) –virus o troyanos– en caso de que haya, ni la falta de potencia de nuestro ordenador, ya sea porque ejecuta demasiados programas al arrancar o porque el programa necesita más recursos de los que tenemos», afirma.


¿Cómo se puede cuidar mejor el ordenador?

El experto da tres consejos principales: mantener actualizado el sistema operativo y las aplicaciones que se utilizan; programar la suspensión cuando hace rato que no la estamos utilizando y disponer de algún sistema de alimentación ininterrumpida (SAI) para evitar que el ordenador se quede sin corriente repentinamente en caso de caída de tensión.


¿Se puede dejar encendido durante días?

«No es obligatorio apagarlo, la mayoría de servidores funcionan todas las horas del día sin problemas. Dejarlo siempre funcionando tiene un impacto sobre la vida útil de algunos componentes del ordenador, además del consumo energético. Por eso es recomendable apagarlo si estamos en un periodo de tiempo largo sin usarlo, o por lo menos hacerlo hivernar», explica Clarisó.

Otro de los grandes mitos sobre la informática es si recomendable ejecutar siempre la última versión disponible del sistema operativo. Hay usuarios a los que no les gusta hacerlo, porque aseguran que cada vez que actualizan el sistema, el móvil funciona peor. Para el buen funcionamiento del dispositivo, el experto se muestra partidario de ejecutar siempre la última versión disponible. «Así queda asegurado que todos los errores y agujeros de seguridad están corregidos», explica. Sin embargo, con respecto a estos miedos, añade el experto, «hay elementos de verdad». «Las nuevas versiones del sistema operativo arreglan problemas de seguridad, añaden mejoras, pero también suelen necesitar más memoria, más uso del procesador, más consumo de batería, recursos que en un dispositivo reciente pueden ser imperceptibles, pero que en dispositivos más antiguos pueden provocar más lentitud en algunas funciones», comenta Clarisó.

El eterno debate que rodea los móviles es sobre su vida útil, que muchos perciben como muy corta. Hay componentes del hardware del teléfono, sin embargo, que tienen una vida limitada. Las baterías, por ejemplo, tienen un número limitado de ciclos de carga, al igual que el sistema operativo y las aplicaciones, que también acaban caducando. «Este tema es discutible. Posiblemente se podría diseñar un dispositivo más duradero... pero tampoco tiene sentido tener un dispositivo que dure veinte años si dos años después no dispones de actualizaciones del sistema operativo», señala Clarisó. «Además, en un teléfono antiguo puede que las nuevas aplicaciones no funcionen bien o que funcionen con demasiada lentitud», añade.

Expertos UOC

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