9/8/18 · Estudios de Ciencias de la Información y Comunicación

Lo que el selfie explica de ti

Aumentan los selfies de grupo frente a los individuales porque están mejor valorados

La práctica normalizada de la autofoto reduce el uso de la etiqueta #selfie
Foto: Unsplash/Djamal Akhmad Fahmi

Foto: Unsplash/Djamal Akhmad Fahmi

El 16 de enero de 2011, Jennifer Lee publicó la primera fotografía etiquetada como #selfie. Años más tarde, esta inocente etiqueta se ha utilizado en Instagram millones de veces. «El selfie es una forma de autoexpresión, es una práctica social y común y responde a una cuestión cultural», afirma Gemma San Cornelio, profesora de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Para algunos es una expresión narcisista; para la experta e investigadora del proyecto Selfistories «es una forma más de narrativa personal, desplaza el tradicional uso de la fotografía, del "esto es así" al "yo estaba allí", y es una práctica consolidada y normalizada que ha provocado una reducción de la etiqueta #selfie».

En esta línea, una investigación del grupo Mediacciones de la UOC publicada en la revista International Journal of Communication de los investigadores y profesores de Comunicación Gemma San Cornelio y Antoni Roig, Selfies and cultural events: mixed methods for the study of selfies in context, concluye que la autofoto es una herramienta de narrativa personal cotidiana, que las autofotos de grupo ganan peso y que se utiliza menos la etiqueta #selfie.

El estudio analiza las publicaciones (posts) hechas durante dos eventos: el Barcelona Games World y el Primavera Sound 2016. Durante 24 horas se monitorizaron las publicaciones en Instagram con la etiqueta oficial de cada uno de los eventos. Del análisis del primer día de la etiqueta #primaverasound2016 se han extraído 1.760 imágenes, un 15,5 % de las cuales son autofotos, individuales o de grupo. «El selfie individual se ha identificado como una especie de desviación patológica y un hecho narcisista que se percibe como algo negativo», afirma Roig. Durante la investigación, algunas de las personas entrevistadas se veían con la necesidad de dar alguna justificación que explicase su uso. «Con el selfie grupal esto no ocurre; el mostrar cómo se disfruta colectivamente de una situación da trascendencia a la foto, está mejor valorado y se percibe más positivamente», afirma Roig. Algunas de las autofotos que han recopilado más me gustas a lo largo de la historia son de grupo: la de los Oscar, la del papa Francisco o la de Barack Obama.


Adiós a la etiqueta #selfie

Los resultados de la búsqueda del concepto selfie en internet han ido a la baja en los últimos cinco años, pero no el número de autofotos, afirman los investigadores de la UOC. La explicación es simple: «Es un signo de "naturalización" de dicha práctica; se hace innecesario su uso, pues todo el mundo es capaz de reconocer qué son», explica San Cornelio. Tal como demuestra la investigación, los usuarios creen redundante etiquetar con «selfie» una imagen que ya se entiende y se sabe que lo es.

«Es importante tener en cuenta también la información que rodea la publicación, las etiquetas, las menciones y cómo se relaciona esta imagen con sus otras publicaciones de la cronología», considera Roig. Durante el análisis se puso de manifiesto que las etiquetas más usadas se relacionan con la experiencia vivida, el evento y la localización, junto con etiquetas espontáneas y en inglés para llegar a una audiencia potencialmente mayor.


La variable del tiempo

«El uso que se hace de los selfies está más relacionado con mantener y rememorar el momento y el evento como un recuerdo que con conseguir me gustas», explica San Cornelio. Pueden interpretarse como una forma de testimonio que capta un momento único, como hacían los álbumes de fotos en el pasado. «En el caso de Instagram, los recuerdos se narran sobre todo en tiempo real, para ser compartidos, recibir me gustas y comentarios», considera Roig.

El tiempo se convierte en un elemento clave que además explica su uso. «Narrativamente, existe un tiempo válido de publicación de las imágenes y los usuarios autorregulan el margen de tiempo razonable para poder contar una experiencia», alerta Roig. Esta narrativa, sin embargo, no tiene que ser necesariamente lineal ni sincrónica: «Las imágenes pueden publicarse días después del evento, pero el factor de legitimidad ("yo estuve allí") desempeña un papel importante durante el evento», consideran los expertos. Esta asincronía se da por la misma estrategia narrativa del usuario, para quien es importante elegir, pensar, reencuadrar la foto y pensar dónde puede compartirla, por ejemplo.


¿Qué puede explicar la autofoto de mi cultura?

«La perspectiva cultural del selfie se relaciona con nuevas formas de comunicación basadas en la presentación del "yo" como expresión de emociones y estados de ánimo», considera Roig. «Para entender el fenómeno, es importante considerar el selfie como un hecho cultural y social con un significado individual y una expresión creativa», añade.

Precisamente, el estudio Selfiecity, que recogió 120.000 imágenes al azar durante una semana en Instagram provenientes de cinco ciudades diferentes (Bangkok, Berlín, Moscú, Nueva York y São Paulo), lo pone de manifiesto. Según este estudio, las mujeres se hacen más autofotos que los hombres, las hacen con posiciones más expresivas que ellos y con un enfoque más picado. Para cada ciudad analizada, las autofotos femeninas superaban las masculinas: las rusas se fotografían 4,6 veces más que ellos, y en Europa la cifra se reducía hasta 1,9 veces. Sin embargo, según se desprende del estudio, las mujeres disminuyen el número de autofotos pasados los treinta años. La edad media total era de 23,7 años, de 21 en Bangkok y de 25,3 años, la mayor edad, en Nueva York. Las ciudades de Bangkok y Sao Paulo tenían las autofotos más sonrientes y Moscú, las menos sonrientes.

Otros estudios como The lonely selfie king: self and the conspicuous prosumption of Gender and Race muestran como el significado y la percepción sobre la autofoto son diferentes según género y raza. Así, según el estudio, los hombres y mujeres blancos son menos proclives a hacerse autofotos en comparación con los hombres y mujeres negros y latinos. A estos últimos les gusta hacérselas, y se hacen muchas más que los hombres y mujeres blancos que sí se hacen. Según el género, las motivaciones y la dedicación a la autofoto son distintas. «Estas nuevas formas de fotografiar y de compartir por medio de las TIC también piden nuevas formas de mirar estas imágenes», concluye San Cornelio.

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