23/3/17 · Institucional

«No somos nosotros quienes elegimos a un idioma, sino que es el idioma el que nos elige y nos conquista enamorándonos»

Stella Firinu , abogada y estudiante italiana de la UOC

 

Stella es una italiana de Cerdeña de cuarenta y cuatro años enamorada de la lengua catalana. La oyó por primera vez hace seis años en su primera visita a Barcelona. En aquel momento no sabía ni que existiera, pero fue amor a «primer oído», recuerda. Tanto es así que decidió aprenderla de forma autodidacta y escuchando Catalunya Ràdio por internet. Hoy en día, la habla y la escribe con una corrección que hace maravillar a cualquiera. De hecho, ¡explica que siempre escribe en catalán! Stella es muy inquieta: trabaja en la Región Autónoma de Cerdeña, lo que equivaldría a nuestra Generalitat; cursa asignaturas del grado de Lengua y Literatura Catalanas, ha creado una escuela de fútbol y ha escrito seiscientos cincuenta artículos en un periódico digital de política catalana. Ahora tiene entre manos una novela que escribe, inevitablemente, en catalán.

 

Stella es una italiana de Cerdeña de cuarenta y cuatro años enamorada de la lengua catalana. La oyó por primera vez hace seis años en su primera visita a Barcelona. En aquel momento no sabía ni que existiera, pero fue amor a «primer oído», recuerda. Tanto es así que decidió aprenderla de forma autodidacta y escuchando Catalunya Ràdio por internet. Hoy en día, la habla y la escribe con una corrección que hace maravillar a cualquiera. De hecho, ¡explica que siempre escribe en catalán! Stella es muy inquieta: trabaja en la Región Autónoma de Cerdeña, lo que equivaldría a nuestra Generalitat; cursa asignaturas del grado de Lengua y Literatura Catalanas, ha creado una escuela de fútbol y ha escrito seiscientos cincuenta artículos en un periódico digital de política catalana. Ahora tiene entre manos una novela que escribe, inevitablemente, en catalán.

¿Cómo fue el primer contacto con la lengua catalana?

Si ahora hablo catalán es gracias a un policía. Durante mi primer viaje a Barcelona me robaron el bolso, fui a presentar la denuncia a los Mossos d'Esquadra y quien me atendió hablaba un idioma que no era el castellano. ¡Fue amor a primer oído! Con el catalán, no con el mosso. Y aquel hecho fue el pistoletazo de salida de un camino que me ha traído hasta aquí.

¿Cuánto tiempo necesitaste para aprender nuestra lengua?

Cuando volví de aquel primer viaje, ya irremediablemente cautivada, empecé a escuchar Catalunya Ràdio por internet. Al principio no entendía ni una palabra, pero poco a poco llegué a entender frases enteras. Un año más tarde encontré el curso en línea del parla.cat y al cabo de seis meses ya tenía el nivel C1. Es fácil aprender lo que nos gusta.

«Es fácil aprender

lo que nos gusta»

Cada idioma tiene una melodía asociada. ¿Cuál es para ti la del catalán?

Como ya he dicho, para mí el catalán es la lengua del corazón y no puede tener una melodía asociada porque ya es melodía por sí mismo. Me cautivó con su musicalidad y podría estar horas escuchando a quien lo habla. Por cierto, también hay una canción que podría mencionar: Benvolgut, de los Manel. Cuando aprendí a cantarla sin liarme también pude afirmar que «hablo catalán».

El italiano es la lengua del trabajo y del día a día, mientras que el catalán es mi lengua... osaría decir «onírica», el idioma de la otra parte de mí, aquella fantasiosa y creativa. En esta lengua solo tengo que dejar que el pensamiento fluya y que los dedos tecleen, y nunca sé qué puede salir, según el humor del momento. El año pasado, por ejemplo, escribí un libro satírico sobre la política municipal barcelonesa y ahora, a la espera del segundo volumen de este texto ?ya tengo guardado un millar de páginas de notas?, tengo una novela a medias y también el proyecto de un manual de derecho tributario.

«El año pasado

escribí un libro satírico

sobre la política municipal barcelonesa»

¿Cómo acabas matriculándote en la UOC?

Un amigo me habló de ella cuando le expresé el deseo de aprender algunas nociones de periodismo. Me contó que en la UOC podía cursar solo las asignaturas que me interesaban. Y desde hace un año curso asignaturas libres en la UOC, todas relacionadas con la lengua y la comunicación. Como ya me doctoré en Derecho hace veinte años, ahora puedo disfrutar de la libertad de estudiar solo lo que me apasiona. Soy una gran partidaria de la llamada «utilidad de lo inútil».

Formas parte de la comunidad internacional de esta universidad. ¿Te has sentido bien acogida?

Tan bien acogida que puedo afirmar que la UOC se ha convertido en una adicción. Dentro de esta comunidad me siento como en casa. De hecho, a pesar de la posibilidad, como extranjera, de hacer las pruebas finales por internet, siempre aprovecho la ocasión para pasar unos días en Barcelona y sumergirme hasta los tuétanos dentro de este ambiente universitario tan cosmopolita y moderno.

¿Sientes que aprendes con este modelo educativo virtual, premiado internacionalmente en varias ocasiones? ¿Qué destacarías?

Y tanto, que lo noto. La metodología educativa es única y hace que parezca fácil también lo que no lo es. Cuando estudiaba Derecho en Italia solo sabía que debía estudiar miles de páginas para cada examen, pero sin método. Cada cual tenía que encontrar el suyo y muchos estudiantes se perdían por el camino. La UOC te da el método y permite aplicar los conocimientos a medida que se adquieren.

«La metodología educativa

es única y hace que parezca fácil

también lo que no lo es»

¿Por qué eliges asignaturas del grado de Lengua y Literatura Catalanas sin haber vivido nunca en Cataluña?

Una lengua es de quien la siente suya, de quien la vive, aunque desde lejos. Por una concatenación de acontecimientos imprevisibles y curiosos elegí el catalán como mi lengua del corazón y así la sigo considerando. Al fin y al cabo, no somos nosotros quienes elegimos a un idioma, sino que es el idioma el que nos elige y nos conquista enamorándonos.

¿Vienes a menudo, a Cataluña?

Desde que estudio en la UOC vengo dos o tres veces al año. Cuando lo hago evito los lugares más turísticos. Debo ser la única extranjera que ha ido a Barcelona y no ha visto nunca la Sagrada Familia. En cambio, me encanta ir por barrios donde puedo hablar en catalán y hacer vida normal, salir con los amigos que en estos años he tenido la suerte de conocer, participar en algún acto político, etc.

 

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