9/2/16 · Estudios de Economía y Negocios

Neuromanagement: o cómo el cerebro se alía con la empresa

La aplicación de la neuropsicología es algo común en el mundo del marketing: ahora es el mundo de la empresa el que empieza su andadura en esta ciencia. Según Gina Aran, profesora colaboradora de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC, se plantea un cambio de paradigma en el mundo empresarial: «una orientación mucho más humanista: el capital humano es el elemento diferenciador de cualquier compañía y ahí radica la llave de su éxito». Por ello, «abordar la organización empresarial aplicando los conocimientos de la neurociencia mediante el neuromanagement puede conllevar grandes beneficios a nivel laboral, empresarial y económico».
Foto: Flickr / Ted Eytan (CC)

Foto: Flickr / Ted Eytan (CC)

«El neuromanagement permite comprender mejor el origen de la conducta y la adaptación de los procesos mentales de los miembros de la organización», es decir, «recoger el análisis de la inteligencia emocional de los líderes, de los trabajadores, sus ratios de ansiedad e impulsividad, su sensibilidad frente a la recompensa o el castigo y el bienestar afectivo, por ejemplo», enumera Gina Aran, profesora del máster de Dirección y gestión de recursos humanos de la UOC.


El neuromanagement produce beneficios

«Las emociones son reacciones complejas que están directamente implicadas en la toma de decisiones, este es un punto importante en la gestión de personas a escala empresarial», un beneficio que puede a corto plazo comportar grandes ganacias a nivel personal, empresarial y de productividad. «Conocer cómo funciona el cerebro para entender la conducta del trabajador es de alta utilidad para la empresa», afirma la experta. Añade que «hay personas más analíticas, otras más creativas, unas de pensamiento disperso, otras concretas; las personas pueden reaccionar de manera bien distinta según su patrón de pensamiento»; por ejemplo, afirma Gina Aran, «un conflicto laboral puede ocasionar depresión o suponer un reto para otros».


Aplicaciones neuro a la empresa

El principal foco de atención se pone «en el neuroliderazgo y la formación de los equipos de trabajo», porque son estos los que llevan adelante la organización. El área de recursos humanos de las empresas asume el reto de la gestión de personas que trabajarán para «conocer las conductas más excelentes y así construir mejores equipos basados en la complementariedad», considera Gina Aran.

Por ello, las empresas internamente aplican la neurociencia al liderazgo y a la eficiencia de equipos. Ser líder «se fundamenta en la capacidad de empatizar y adaptarse a sus interlocutores (trabajadores), pero el neuromanagement da un paso más allá, permite dominar y conocer cómo el lenguaje crea percepciones distintas entre los colaboradores o incluso como este puede ser fuente de motivación».


¿Cómo consigue la empresa esta información?

Los recursos más efectivos y más usados por las empresas para conseguir un perfil neuropsicológico de sus trabajadores son tests neurocognitivos, entrevistas de evaluación de las funciones cognitivas, atencionales y ejecutivas, junto con análisis de la personalidad.

La atención al clima interno favorece la buena coordinación en el seno de la organización y la motivación. Las empresas se esfuerzan en favorecer actividades e inician campañas internas para la mejora de la salud de sus empleados, afirma la experta, «una estrategia que unida a la creación de experiencias y espacios de aprendizaje contribuye a conseguir un mayor rendimiento y a la vez un mayor bienestar del empleado».

La tecnología también se ha puesto a disposición del neuromanagement aportando máquinas capaces de detectar expresiones faciales que se asocian a reacciones emocionales, o escáneres cerebrales que permiten identificar cuál es la zona del cerebro que se activa ante un determinado estímulo. Sin embargo, en opinión de Aran, se precisa avanzar más en esta área para poder obtener datos verdaderamente útiles y de alta fiabilidad.


Los límites éticos del neuromanagement

El neuromanagement se mueve entre grandes líneas rojas, la moral, los valores y la ética. Gina Aran considera que «pretender saber cómo reacciona un sujeto o cuáles son sus talentos es legítimo si se pretende mejorar tanto los réditos de la empresa como la satisfacción de esa persona». Consideración indispensable según la experta, pues «si la finalidad es que no todos ganen, caemos en la manipulación y el abuso», alerta.

Expertos UOC

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