19/7/16 · Estudios de Economía y Negocios

¿Cómo cambian las ciudades en verano?

La salida del metro de Sagrada Familia en verano se llena de guiris chamuscados por exceso de sol, de idiomas conocidos o complicadísimos de identificar, de gorras y sombreros para todos los gustos y de cámaras de fotos más o menos modernas, algunas acompañadas del popular paloselfi. Son personas de todas las edades y de todo el mundo con un mismo objetivo: visitar el templo de Antoni Gaudí. ¿Cómo vive la gente del barrio este boom de turistas? Expertos en turismo de la UOC analizan cómo se transforman este y otros barrios de Barcelona en verano y si se convierten en una molestia para quienes viven allí todo el año.
Solo un 17 % de los barceloneses considera que el turismo le aporta cosas negativas, según un estudio de la UOC.<br />Foto: Flickr/ Matthew Hine (CC)

Solo un 17 % de los barceloneses considera que el turismo le aporta cosas negativas, según un estudio de la UOC.
Foto: Flickr/ Matthew Hine (CC)

De entrada, Francesc González dice que «los ciudadanos están acostumbrados a convivir con elevadas densidades de población». Además, paradójicamente, muchos de estos residentes no se encuentran en verano en su ciudad porque están visitando otra. Según el estudio «La percepción de los residentes en Barcelona en función de las prácticas turísticas de sus turistas», que está haciéndose desde el Laboratorio del Nuevo Turismo de la UOC, solo un 17 % de los barceloneses encuestados considera que el turismo les aporta más cosas negativas que positivas en el ámbito personal.


¿Qué pasa con los pisos turísticos?

El Ayuntamiento de Barcelona quiere regular los pisos turísticos ilegales y ha cerrado el grifo a nuevas licencias, pero según González, el problema de la vivienda es «estructural» en las grandes ciudades. «En Barcelona ya existía antes del boom turístico, y las bolsas de vivienda en reserva o la especulación inmobiliaria son los agravios más importantes», alerta el experto de la UOC. Reconoce que el turismo puede haber agravado la problemática «con la retención de viviendas de alquiler urbano para usos turísticos y la consiguiente sustitución y expulsión de inquilinos o el desplazamiento de pequeños propietarios, pero no ha sido el principal agente inductor», concluye.

En la misma línea piensa la profesora de la UOC y experta en gestión de la ciudad Mirela Fiori: «Al contrario de lo que sucede en grandes ciudades europeas como Berlín, Ámsterdam o París, Barcelona es una ciudad en la que el 70 % de la ocupación de la vivienda es en régimen de propiedad, pero la crisis y la suspensión del crédito hipotecario han provocado un giro hacia el mercado de alquiler, de por si limitado, y ésto ha contribuido al incremento de precios». La única excepción la encontraríamos en Ciutat Vella, «donde quizás sí podríamos constatar alguna correlación positiva en algunas zonas concretas», constata Fiori.


Turistas sostenibles

Con frecuencia se critica que el turismo perjudica la movilidad colectiva en las ciudades. «Es cierto que la llegada de grandes volúmenes de personas en cruceros o el exceso de autobuses turísticos en zonas puntuales de la ciudad pueden generar ocasionalmente problemas de gestión de flujos, pero también hay que tener en cuenta que la movilidad de los turistas acostumbra a tener patrones de sostenibilidad más elevados que la de los propios residentes: por ejemplo, porque los turistas utilizan de forma importante el transporte público en la ciudad, y sobre todo, porque usan sus propias piernas como medio de transporte principal para cumplir la práctica turística más habitual entre los visitantes de una ciudad: los paseos a pie», constata González.

Para el investigador de la UOC Ramon Ribera, el hecho de que haya menos tráfico en verano «hace más atractivo el uso de bicicletas y vehículos eléctricos de alquiler curiosos. La expansión del turismo como motor económico de la ciudad ha llevado a sectores económicos como el de la movilidad a crear o adaptar el negocio hacia el turista», dice Ribera.


Barceloneses en Barcelona

Según la Encuesta de Condiciones de Vida del INE, «un 37 % de los catalanes no se pueden permitir una semana de vacaciones», constata Ribera. Y los que sí hacen solo destinan «entre una y dos semanas» a viajar fuera de su ciudad, según datos de la Encuesta de movimientos turísticos de los españoles de Familitur. En 2015, más de 8 millones de turistas visitaron la Ciudad Condal y la evolución de los primeros seis meses de 2016 apunta a que este año se mantendrá la tendencia al alza. Además de Barcelona, también hay masificación de turistas «en los pueblos y ciudades de la costa y en algunos de montaña, y se detecta un aumento en algunos destinos de veraneo del interior».

¿Por qué elegir una ciudad como destino de vacaciones?

Para González, las ciudades se llenan de turistas porque «han sido siempre referentes de la cultura, lugares de prestación de servicios de todo tipo, aglutinadores de patrimonio y espacios difusores y expositores de la técnica, del conocimiento y de la innovación».


La gestión puede mejorar

«No somos líderes en turismo por tener más turistas que nadie. Somos líderes en turismo si gestionamos esta industria del modo más eficiente posible», dice el turistólogo Jordi Oller. Y pone algunos ejemplos de mejora: «ir a buscar a los turistas y seleccionar a los más adecuados (en lugar de esperar a que alguien nos los traiga), obtener más beneficios para las empresas locales, mejorar las condiciones laborales de los puestos de trabajo que genera el turismo...», concluye Oller.

Expertos UOC

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