29/1/16

«El estudiante diseñará su modelo de estudios a la medida de sus necesidades»

Albert Sangrà ,

El número de estudiantes en línea no deja de crecer en todo el mundo y pone de manifiesto la consolidación de un modelo educativo del cual la UOC fue pionera hace veinte años. Hablamos con Albert Sangrà, director académico de la Cátedra UNESCO de Educación y Tecnología para el Cambio Social, quien ha sido galardonado con el Premio a la Excelencia en aprendizaje virtual (e-learning) del Congreso Mundial de Educación. Sangrà, que es el único académico en Cataluña y en España que ha recibido este galardón y también el premio EDEN Senior Fellow, reflexiona sobre la situación actual de la enseñanza en línea y sus retos de futuro.

El número de estudiantes en línea no deja de crecer en todo el mundo y pone de manifiesto la consolidación de un modelo educativo del cual la UOC fue pionera hace veinte años. Hablamos con Albert Sangrà, director académico de la Cátedra UNESCO de Educación y Tecnología para el Cambio Social, quien ha sido galardonado con el Premio a la Excelencia en aprendizaje virtual (e-learning) del Congreso Mundial de Educación. Sangrà, que es el único académico en Cataluña y en España que ha recibido este galardón y también el premio EDEN Senior Fellow, reflexiona sobre la situación actual de la enseñanza en línea y sus retos de futuro.

Enhorabuena por el Premio a la Excelencia en Aprendizaje Virtual del Congreso Mundial de Educación que recibió el pasado julio. ¿Qué supone esta distinción?

Obviamente, supone una satisfacción personal porque representa el reconocimiento del mundo educativo a una trayectoria de años trabajando en la enseñanza en línea. Más allá del reconocimiento personal, pone de manifiesto el rol que Cataluña ha desempeñado en estos últimos años en el mundo en el ámbito de la enseñanza en línea. No solo porque hace veinte años la UOC fue la primera universidad completamente en línea, sino por el desarrollo de un modelo educativo que todavía está en vigor y que aún no ha sido superado por otros.

Poniendo en el mapa el trabajo de la UOC en estos últimos años, ¿cuál es la valoración que hace de esta trayectoria?

Hay quien puede pensar que estamos como hace veinte años y eso no es verdad. Si lo analizamos bien, podemos ver cómo todo ha ido evolucionando. Siempre hay quien preferiría ir más rápido, pero también debemos tener presente que cualquier cambio impacta de manera decisiva en los estudiantes. Desde las instituciones debemos ser cuidadosos para aplicar los cambios tecnológicos cuando los estudiantes puedan sacar un verdadero rendimiento. Nuestro objetivo es educar bien y, a ser posible, educar mejor. El estudiante sigue siendo nuestra prioridad, es el centro del proceso de aprendizaje. Lo decíamos hace veinte años, cuando no lo decía nadie, aunque después se apuntó mucha gente a este discurso.

La UOC lideró el encuentro de un grupo internacional de expertos de varias universidades para definir los estándares de alta calidad de la educación en línea. ¿Existen todavía prejuicios respecto a la enseñanza en las universidades presenciales?

Siempre que hay una iniciativa innovadora, los que estaban antes en el terreno de juego intentan desmerecerla porque se sienten amenazados. Tenemos la sensación de que debemos justificarnos permanentemente, de que debemos justificar nuestra calidad a diario. Yo estoy dispuesto a que así sea cuando la enseñanza presencial haga lo mismo, pero no es el caso: a la universidad presencial ya se le supone calidad y una serie de buenas prácticas. Nuestra voluntad, con este encuentro, es poner de manifiesto, una vez más, la buena reputación de la enseñanza en línea.

¿Y cuáles son los inconvenientes que se encuentra la enseñanza en línea para poder establecer estos baremos de calidad?

La enseñanza en línea tiene muchos buenos ejemplos de buenas prácticas, de éxito, de calidad y de excelencia. Nuestra intención es no conformarnos con unos niveles de calidad suficientes. Actualmente, están emergiendo muchas instituciones que ofrecen estudios en línea, algunas mejores que otras. Creo que es justo para la sociedad, y sobre todo para las personas, que se ponga de manifiesto que el nivel de calidad de algunas instituciones es muy alto.

¿En qué momento se encuentra la enseñanza en línea en Cataluña?

El número de estudiantes de esta modalidad crece en todo el mundo y, por lo tanto, Cataluña no es una excepción. Hace veinte años nosotros éramos una universidad que nacía y que tenía un número reducido de estudiantes; por lo tanto, no molestábamos a nadie. La situación ha cambiado y, actualmente, en el contexto catalán, se nos ve como un competidor. ¿Qué hacen las otras universidades? Las presenciales también están ofreciendo programas o cursos en línea, algunos mixtos y otros completos. También intentan que universidades como la nuestra no puedan ofrecer algunos programas para evitar la competencia. Por otra parte, todavía se utiliza el argumento de que hay algunas materias que no se pueden estudiar en línea. Sinceramente, sabemos que son excusas de mal pagador porque que en muchos países se hace y, por lo tanto, se puede hacer y se puede hacer bien. Sin embargo, que este debate exista en Cataluña significa que la enseñanza en línea está viva.

¿Y con respecto al resto de España?

Tras la creación de la UOC, comenzaron a aparecer instituciones, muchas de ellas de carácter privado, que creyeron que la enseñanza en línea podía ser un modelo de negocio interesante. Esto hizo que aparecieran varias universidades como la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA), la Universidad Internacional Valenciana (VIU), la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) —que es la que probablemente se ha consolidado más— y, últimamente, alguna otra mucho más pequeña y de iniciativa privada. No se pueden poner puertas en el campo y no se puede evitar que haya enseñanza en línea, pero sí es cierto que hay ofertas de más y de menos calidad y con eso sí que debemos ser exigentes y rigurosos. Las nuevas incorporaciones y propuestas tienen todo el derecho a existir, pero también tenemos el deber de establecer mecanismos de control de la calidad.

Con respecto a América Latina, ¿cuáles son los retos para la enseñanza en línea en esta zona?

Haciendo un análisis muy breve, probablemente, los que tienen mejor acceso son los profesionales acomodados que viven en zonas urbanas con buena conectividad; por lo tanto, lo que se dice sobre la brecha digital que el uso de la tecnología e internet está creando aquí se hace más evidente. Esto tampoco quiere decir que no debamos intentar que este tipo de formación no llegue allí, sino que tenemos que ver cómo los propios países pueden desarrollar sus infraestructuras. A todo esto también debemos añadir la problemática económica. En algunos de estos países hay una fuerte presencia de universidades privadas que tienen objetivos de carácter económico. Esto es lícito, pero deberíamos ver de qué manera se puede encontrar el equilibrio para que también se ofrezca formación superior más allá del beneficio económico. Uno de los grandes planteamientos en América Latina es la duda permanente que tienen sobre la calidad de la enseñanza superior y, cuando hablamos de enseñanza en línea, las dudas son aún mayores. De nuevo, es un problema que se resuelve con criterios de calidad y estándares que establezcan rigurosidad y exigencia.

¿Y el resto del mundo?

Como ya hemos dicho, en todo el mundo el número de estudiantes en línea continúa creciendo. Tenemos que identificar cómo evoluciona esto porque probablemente, en el futuro, tendremos que hacer llegar la universidad a las personas y no hacer que las personas se desplacen a las universidades. Si a esto le añadimos que somos aprendices a lo largo de la vida, cada vez se necesitarán más oportunidades de aprendizaje en línea porque los estudiantes no pueden desplazarse permanentemente. Por lo tanto, es innegable que el crecimiento es claro y que la enseñanza en línea es y será un elemento indispensable.

Decíamos que las universidades presenciales también han incorporado cursos en línea. ¿La competencia con este tipo de universidades es aún mayor actualmente?

Sí, está claro. Las universidades presenciales, después de un tiempo de menoscabo hacia la enseñanza en línea, la abrazaron ya hace unos años y, por lo tanto, han visto una gran oportunidad de superar la crisis de la reducción del número de estudiantes que en los últimos años estamos sufriendo todos. En el año 2004, de las 71 universidades que había en España, algo más de la mitad ya tenían programas en línea; en 2007, solo había dos que no tenían ningún programa en línea. Obviamente, ahora todas tienen y la competencia está aquí. Aunque la competencia crece, me gusta ver la situación desde una perspectiva positiva: la gente confía en la enseñanza en línea y, si confía, será porque funciona.

¿Hacia dónde va la enseñanza en línea?

El futuro será una mezcla de todo. De entrada creo que pasa por un concepto llamado «ecologías de aprendizaje», donde quien toma la decisión sobre qué utiliza para formarse es la persona. Cada vez más cada uno decidirá hacer un curso presencial aquí, un curso en línea allí, un curso en línea abierto y masivo (MOOC) o cualquier otra formación por su cuenta... Y con todo esto cada uno irá confeccionando su propio conocimiento. Lo importante será identificar cuantas más oportunidades de aprendizaje mejor, ya sean presenciales, mixtas o en línea, ya sean formales o informales. Será el conjunto de la ecología propia de aprendizaje de cada uno de nosotros.

¿Y cómo encaja esta flexibilidad en el sistema actual?

Debemos ser capaces de romper con las estructuras rígidas de la enseñanza superior y apostar por la flexibilidad; en vez de módulos, ir más allá y pensar en gránulos, que, todos sumados, den como resultado el logro de una serie de competencias. Las instituciones deberían empezar a moverse teniendo en cuenta que se deben ofrecer los estudios de otra manera. El cambio en la estructura del aprendizaje no significa una renuncia en la exigencia de calidad. La innovación está precisamente en ver cómo podemos resolver estas tensiones entre lo que la Administración considera que debe ser necesario y las personas que comienzan a trabajar como individuos. El objetivo es encontrar un punto de equilibrio que nos permita garantizar la calidad y el rigor a la vez que ampliamos la flexibilidad.


«Los MOOC son un recurso más del aprendizaje, como lo puede ser
leer un libro o un artículo, o hacer una simulación»

En un contexto de enseñanza en línea, resulta inevitable hacer referencia a los MOOC porque, sobre todo hace un par de años, generaron mucho revuelo. ¿Fueron solo una burbuja?

Los MOOC que surgieron en torno al 2008-2009, en Canadá, tenían cierto sentido porque era enseñanza abierta, a través de iguales, donde los mismos compañeros se ayudaban, bajo la tutela de un profesor. Su objetivo era construir nuevo conocimiento. En cambio, en 2012, cuando aparecieron cursos a partir de la inversión de capital, que dieron lugar a empresas como Coursera o Udacity, lo que surge es otra cosa. Los llamados xMOOC (en contraposición a los anteriores, que se denominaron cMOOC) se basan en un modelo de enseñanza tradicional, donde un profesor habla y explica y los estudiantes leen, miran y escuchan. Desgraciadamente, los que hicieron esto no entienden de procesos educativos porque se enfocó como una inversión de negocio con base tecnológica. Con el grado de inversión que había, los mecanismos mediáticos se dispararon y se creó una cierta burbuja. Algunos, debo decir, siguieron esta tendencia a ciegas, como ocurrió en España.

Además, el grado de abandono es altísimo, de cerca del 95 %.

Y lo seguirá siendo. La gracia del modelo era que mucha gente se apuntara de entrada e interesaba poco cuántos acababan. Lo importante era vender el titular que dijera que se habían apuntado 200.000 personas. Esto desde un punto de vista de marketing puede estar muy bien, pero desde un punto de vista de aprendizaje debemos ser honestos. Y no estoy diciendo que no se puedan aprender cosas, pero no todo lo que alguien decía que se debería aprender.

Por lo tanto, no han aportado ningún cambio pedagógico.

Ninguno. Era difícil que aportaran alguno cuando no suponían ninguna innovación en sí misma. Creo que los MOOC pueden servir más que como cursos como recursos para clases, tanto presenciales como en línea, como un refuerzo sobre algún tema en concreto. De la misma manera que se toma un artículo o un libro, o se hace una simulación, se toma un MOOC. Que sea abierto también está muy bien. Soy partidario de que la gente pueda tener acceso abierto a conocimiento para mejorar su formación. Por lo tanto, tras el empeño inicial, los MOOC están ahora en el lugar que les corresponde.

¿La evolución de los MOOC podría pasar por convertirse en LOOC/SPOC, cursos más personalizados y no tan masivos?

Los MOOC se basan en un sistema de autoaprendizaje del que ya hablaban los griegos —autodaxia— o el llamado estudio independiente (independent study), que surgió en Estados Unidos a finales del siglo XIX, principios del XX. El error está en pensar que la mayoría de la población puede sacar provecho de esta manera de aprender, cuando solo un 10-12 % de las personas son autodidactas eficaces. Si restamos todos los que tienen grandes dificultades de aprendizaje, tenemos un 75-80 % de la población con un perfil de estudiante que necesita otros aspectos para poder aprender de manera adecuada, como el acompañamiento del profesor, encontrarse con los compañeros —presencialmente o en línea—, tener recursos que les motiven, etc. Los SPOC (small private online courses) no son muy diferentes de lo que hacía la UOC hace unos años, trabajando con grupos más pequeños donde el profesor puede atender y acompañar a los estudiantes. No sé si es el modelo del futuro, pero es lo que tiene más posibilidades de tener una eficacia más clara.

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