Conferencia impartida en el marco del Programa de Doctorado sobre Sociedad de la Información y el Conocimiento de la UOC (Barcelona, 28 de mayo de 2001)
Barcelona: la ciudad del conocimiento
Joan Clos

Alcalde de Barcelona



Resumen: Barcelona ha sido, en los últimos doscientos años, una ciudad eminentemente industrial, manufacturera, lo que sin duda ha supuesto un elemento clave en su proceso de crecimiento. En los años 70 y principios de los 80, sin embargo, muchas industrias emigraron de la ciudad, lo que conllevó un descenso de puestos de trabajo. Pese a que actualmente se ha recuperado con creces el número de puestos de trabajo, el reto consiste ahora en mantener puestos de trabajo de cualificación media y alta en el centro de la ciudad y evitar la especialización de los territorios, para lo cual se han elaborado tres proyectos (22@, Sant Andreu-Sagrera y 2004), con los que se persigue hacer de Barcelona una ciudad del conocimiento.

1. Antecedentes

Esta iniciativa conjunta con la Universidad para analizar y trabajar con cierta profundidad y con rigor académico el concepto de la ciudad del conocimiento nos interesa de una forma muy especial, porque hemos definido como uno de nuestros ejes estratégicos, precisamente, la apuesta por potenciar los valores de ciudad del conocimiento que Barcelona tiene en estos momentos y puede tener en el futuro.

El argumento que subyace tras este nombre se puede explicar de forma relativamente clara. Se trata de ver qué consecuencias tiene y cómo evoluciona en el tiempo, pero, básicamente, podemos expresar la historia de la siguiente forma: Barcelona ha sido en los últimos doscientos o ciento cincuenta años una ciudad eminentemente industrial, y, además de industrial, seguramente, manufacturera. Probablemente, buena parte del crecimiento de Barcelona ha tenido como base esta cierta especialización de nuestra ciudad. Así como otras ciudades europeas del tamaño de Barcelona son grandes o han llegado a ser grandes y han alcanzado fortaleza por medio de otras estrategias urbanas —digamos las capitales de Estado, que tienen sus propias dinámicas, o ciudades eminentemente comerciales—, en el caso concreto de Barcelona ha dominado de una forma muy clara la industria.

Esto se puede constatar, entre otros indicios, con un repaso de la huella dejada en la arquitectura y en el urbanismo de la ciudad, llena de fábricas, tanto fábricas vivas como fábricas que ya no existen y que han sido sustituidas por otras cosas. La ausencia de estas fábricas y su sustitución provoca un impacto urbano de primer nivel.

Comento a menudo que, en los últimos treinta años, posiblemente como consecuencia de la crisis industrial de los años setenta y principios de los ochenta, muchas industrias han emigrado de la ciudad. Quizá la industria más emblemática en este sentido ha sido la SEAT, que mantiene en Barcelona unas instalaciones mucho más reducidas de las que había tenido. Pero lo que quiero destacar aquí no es tanto la evolución de la SEAT como el impacto que representa para una ciudad el hecho de que su principal fábrica emigre, afortunadamente, en este caso, no demasiado lejos. Y menciono la SEAT pero podríamos poner otros ejemplos. Es el caso de La Maquinista, que ha sido sustituida en la Barceloneta por un parque y, en Sant Andreu-Sagrera, por promoción de vivienda pública y un parque comercial. También es el caso de la Pegaso, una fábrica de camiones muy importante en Sant Andreu que desapareció —ésta no emigró— y que ahora es un parque. Y es también el caso de la España Industrial, una fábrica textil que no hace muchos años dejó la ciudad y ahora también es un parque. Así podríamos ir desgranando una intensa huella física. Lo que me interesa resaltar aquí no es tanto la teoría de la transformación de la economía urbana como la evidencia que este cambio deja en forma de tejido urbano. Es decir, el tejido urbano de una ciudad industrial queda modificado sustancialmente por este cambio en la estructura de la ciudad.

Hay un segundo cambio que es la transformación de Poblenou. Cuando citaba cada una de las fábricas, iba explicando una actividad difusa que va dejando manchas sobre el territorio. El caso de Poblenou es de otra naturaleza: todo un barrio industrial que, en la medida que era un espacio especializado, queda transformado totalmente. Independientemente de la huella física o urbanística, aquí se trata de una cuestión social, integral, ya que es todo el barrio el que cambia de perspectiva, de funcionamiento, de implantación residencial, y necesita, por tanto, un tratamiento bastante radical.

Esto sucede en una ciudad que ve que éste es un proceso generalizado, que nos afecta en la medida que afecta a nuestra industria. El hecho diferencial de Barcelona es la magnitud que la industria representaba en el propio tejido urbano. Pensad que, hace cincuenta o sesenta años, dos terceras partes de los puestos de trabajo residenciados en Barcelona pertenecían al sector industrial, y hoy en día hemos pasado al veinte por ciento. Por tanto, es una transformación de una magnitud importantísima.


2. Sectores en crecimiento

Como consecuencia de esto, con una ciudad que cuenta con esta tradición, nos planteamos qué debemos hacer de cara al futuro para mantener el nivel de bienestar, de prosperidad, de actividad, que haga que no perdamos puestos de trabajo; al contrario, que ganemos más. ¿Dónde están los nuevos sectores generadores de puestos de trabajo? ¿Cuáles son, en el caso de la ciudad densa, en el centro de la ciudad, las actividades que nos garantizan ocupación, trabajo y, por tanto, prosperidad y riqueza para nuestra población? La respuesta, la evidencia, es que la sustitución de la manufactura industrial pasa en estos momentos por todas las actividades vinculadas con el conocimiento.

Estas actividades tienden a centrarse en las aglomeraciones urbanas y, además, en las aglomeraciones urbanas densas, no en cualquier aglomeración urbana. Y gracias que hemos vivido esta sustitución natural de los puestos de trabajo. Lo que ha sucedido, si analizamos las estadísticas de nuestro nivel de ocupación, es que no se ha producido una mera sustitución, sino un reemplazo total y un incremento. Al final de la historia, en la actualidad, ya tenemos más puestos de trabajo que en el punto culminante de la industrialización.

El punto culminante de la industrialización en la ciudad de Barcelona fue el año 1973, en términos de número de puestos de trabajo. En España, en aquellos momentos, se alcanzaron trece millones de puestos de trabajo reconocidos. De esta cifra se empezó a bajar —con el inicio de la crisis económica del 74-75, la del petróleo y la pérdida de puestos de trabajo del sector industrial— hasta llegar casi a los diez millones. A partir del año 86-87, sin embargo, se inició una lenta recuperación. ¿En qué año diríais que se recuperan de nuevo los trece millones del 73? Esta cifra no se ha recuperado hasta 1998. Y ahora, en estos momentos, contamos con quince millones de puestos de trabajo. Es decir, el crecimiento sostenido de nuestra economía en los últimos cuatro años, en unas tasas del 4% acumulativo, nos ha permitido superar el récord histórico del 73, un momento de plena euforia industrial, el final de aquel milagro económico español que aparecía en los libros.

En estos momentos, en Barcelona, tenemos también un récord de puestos de trabajo residenciados en la ciudad: 900.000, la cifra más elevada de nuestra historia. Y hay que recordar que, si de estos 900.000 realizamos el cálculo de las personas que viven y trabajan en Barcelona, de las que trabajan fuera de Barcelona y las que vienen a trabajar de fuera, el saldo es de unos 150.000 puestos de trabajo a favor de Barcelona, es decir, gente que viene a trabajar. Cabe decir que somos una de las ciudades más equilibradas metropolitanamente hablando, y en la medida que nosotros tenemos muchos puestos de trabajo en el centro de la ciudad y que tenemos unas ciudades metropolitanas también con muchos puestos de trabajo industriales, los saldos de migración diaria son, en términos comparativos con otras realidades metropolitanas españolas y europeas, pequeños, y la demanda de movilidad derivada de esta estructura geográfica es relativamente moderada.

Más que estos temas de la movilidad metropolitana, que son fruto de otro interés muy importante, me interesa destacar la capacidad de generación de trabajo. En los estudios que hemos realizado recientemente, entre ellos el de Joan Trullén, se constata que los sectores que han generado los nuevos puestos de trabajo son los de empleo de conocimiento intensivo e intermedio. Éstos son los dos grupos de industrias o de sectores que más han crecido en los últimos años. Se tenía la intuición de que esto era así y la predicción de que esto continuará siendo así en el futuro. Lo que todavía no habíamos obtenido, hasta estos estudios recientes, era un análisis micro, pormenorizado, y la hipótesis ha sido ampliamente confirmada.

Evidentemente, todo esto, desde el punto de vista de la estructura urbana, no es una novedad para nosotros, porque, como decía al comienzo, lo que veíamos precisamente era una emigración de la manufactura y, a la vez, un incremento de la actividad. Por tanto, si se daba una disminución de la infraestructura clara y manifiesta con esta huella urbana que antes os comentaba y un incremento del número de puestos de trabajo, de la demanda de circulación, del consumo energético, del consumo de todo en conjunto, de algún sitio u otro debía salir todo esto.

En este contexto hay que destacar, como paréntesis, el sector del turismo, que en diez años ha pasado de representar menos del 1% del producto interior bruto de la ciudad al 13%. Es probablemente uno de los cambios más espectaculares de nuestra estructura económica.

Dicho esto, sin embargo, un sector que ha experimentado un cambio importantísimo es el que vosotros representáis. Me refiero a la universidad. En el sector de la docencia, de la formación, se ha observado también un cambio espectacular y es de los sectores que sistemáticamente crecen en número de personas ocupadas. Hay una serie de instituciones, públicas y privadas, de distintos niveles, que, agregadas estadísticamente, dan unas cifras muy espectaculares. El centro de la gran ciudad se ha especializado en formación. Y esto es una evidencia numérica. Evidentemente, en ello tienen un papel muy importante las universidades de Barcelona, los más de 160.000 estudiantes y más de 10.000 profesores y profesoras universitarios.

Este papel es fundamental y genera muchas actividades, de las que se deriva un dinamismo muy importante. Un dinamismo que además, en los últimos cuatro o cinco años, ha supuesto una eclosión de actividades parauniversitarias. El vínculo entre universidad y empresa ha plasmado en Barcelona proyectos como el Parque Científico de la Universidad de Barcelona, el de la Politécnica, el Parque de Investigación Biomédica, etc.; en definitiva, un rosario de iniciativas, de nuevas actividades asociadas a la universidad; no a su tronco central de actividad pero sí a esta nueva especialidad que tanto nos interesa potenciar de vinculación entre la universidad y la empresa. Éste había sido un sector que habíamos predicado unos cuantos de los aquí presentes, e incluyo evidentemente a vuestro rector, como una de las necesidades de nuestra ciudad. Y está empezando a dar frutos, y frutos de un cierto valor y de una magnitud considerable.

Otro sector que quiero destacar, que tiene que ver con todos, es la actividad económica vinculada a la cultura. La cultura se está descubriendo en sí misma como un motor económico. Hablo de la cultura en un sentido amplio, pero un caso bien claro es el de las artes escénicas, que han experimentado en nuestra ciudad un incremento espectacular en los últimos años. Probablemente somos una de las ciudades europeas donde este sector ha crecido más. Y hay que considerar hasta qué punto han incidido en este crecimiento los nuevos sistemas de venta de entradas posibles gracias a las nuevas tecnologías, un efecto que no se ha estudiado bien todavía pero que creo que no es nada despreciable. Evidentemente, si esto no fuera a la par de una calidad en la producción no se aguantaría, y creo que, en este sentido, en Barcelona el nivel es bueno.

Podríamos ir nombrando otros sectores que han experimentado un crecimiento importantísimo en el centro de la ciudad y que han cubierto con creces, con muchas creces, la sustitución que se ha producido de la manufactura, que era nuestra especialización.


3. Proyectos de actuación

¿Qué proyectos o qué planes tenemos nosotros de cara al futuro en esta dirección? Nosotros creemos que, dada nuestra tradición, nuestra historia, nuestra forma de ser, nuestra cultura, nuestras circunstancias locales, debemos seguir apostando por facilitar y potenciar esta transformación. Y de ahí surge el gran proyecto de transformación de Poblenou.

3.1. El proyecto 22@
Nosotros nos hallamos ante la necesidad de escoger qué tipo de transformación planteábamos para un territorio tan grande como Poblenou, equivalente a unas ciento veinte islas del Eixample. Podríamos haber optado por convertirlo básicamente en residencial, sabiendo que la probabilidad de provocación en el mercado de toda esta oferta era bastante buena. De hecho, teníamos mucha demanda en este sentido, porque es una zona muy bien ubicada, bien servida en términos de infraestructura, y era —y es— una joya. Pero la opción que tomamos desde el Ayuntamiento de Barcelona, después de un amplio proceso de consulta, de meditación y de negociación —yo diría que, además, con una gran sintonía y un altísimo grado de consenso, ya que se aprobó todo por unanimidad—, ha sido muy diferente. Yo diría que radicalmente opuesta a la de convertir Poblenou en barrio residencial.

La decisión ha sido la de mantener su catalogación de industrial, y esto, en términos de centro urbano europeo a comienzos del siglo XXI, tiene un indudable valor. Lo hemos hecho añadiendo un nuevo concepto: el 22 es la catalogación industrial tradicional, y nosotros hemos incluido un nuevo apartado, el 22@, para catalogar este territorio y especializarlo en las actividades intensivas en el uso del conocimiento y de las tecnologías de la información. En definitiva, conocimiento e información están muy relacionados. No siempre que se trata con información se acaba con conocimiento, pero siempre que uno quiere conocimiento ha de tratar información. Por tanto, la información es una precondición, no suficiente pero sí necesaria.

La apuesta, pues, ha sido preservar la catalogación de industrial y añadirle densidad. Y aquí viene la segunda parte, radical, de la decisión. Si, en términos europeos, mantener la catalogación industrial en el centro de la ciudad es un atrevimiento, un segundo atrevimiento es añadirle densidad, cuando habitualmente las tendencias que lamentablemente predominan en muchas ciudades consisten en la disminución de la densidad; incluso nuestro planeamiento, nuestra teoría urbana generalmente aceptada, que es la filosofía del Plan General Metropolitano, es el de la reducción de la densidad. Creemos que en la ciudad del conocimiento la apuesta no tiene éxito si no está presente la densidad, y debe ir asociada a ciertas economías —externalidades, según los economistas— derivadas de la agregación. Es decir, la proximidad entre esta actividad genera en sí misma una externalidad positiva que se convierte en valor económico.


Para tomar esta decisión seguimos con mucha atención dos ejemplos concretos: San Francisco y Nueva York. En ambos casos tenemos situaciones relativamente similares. Una ciudad establecida, histórica, y en sus afueras, a cierta distancia, parques tecnológicos de fama mundial con muy poca residencia: el valle de San José en Silicon Valley, en California, y el corredor de la carretera que va hacia el norte en Nueva York, en dirección a Boston. Y, a la vez, las dos ciudades, Boston y Nueva York, tienen ejemplos de reconversión industrial intensa en el seno de su ciudad que se especializan en dos sectores distintos: programario en el caso de Nueva York y tratamiento de la imagen en San Fracisco. Y estas dos especializaciones se dan, en el caso de San Francisco, en la parte baja de la propia ciudad —no en el Silicon Valley—, y en el caso de Nueva York, en el Soho, en el "Silicon Alley", como lo llaman ellos como alternativa al Silicon Valley.


Lo que queremos, pues, con la apuesta de Poblenou es buscar el mantenimiento de la catalogación industrial y el incremento de la densidad para crear masa crítica. Y esto se da, en términos técnicos y urbanísticos, de pasar de edificabilidad que creo que es de 2, la previa, la que había en el PGM, hasta un máximo, si se cumplen todos los requisitos que hemos impuesto en el planeamiento, del 3, 4, que es un incremento muy importante. Muy importante pero que sólo se puede realizar en la medida que se cumplan los requisitos del plan, y los requisitos del plan se centran en el uso intensivo de las tecnologías de la información y de la economía del conocimiento. Y esto está baremado en capacidad de instalación informática, en una cierta naturaleza de las industrias y actividades, siguiendo, para que nadie sospechase que podían existir tratos de favor, las catalogaciones industriales que a tales efectos publica el gobierno de Estados Unidos. Para no dejar que nadie sospeche de colisión de intereses, lo que hacemos es, pues, una comisión muy amplia que sigue unos criterios estándar y publicados, por tanto, de referencia pública, lo que permite, pues, este cambio de utilización del suelo con este cambio de edificabilidad y lo que esto representa en posibilidades de beneficios económicos, siempre que estén vinculadas a este tipo de actividades. Con esta estrategia lo que buscamos es mantener puestos de trabajo de alto valor en el seno de la ciudad.

¿Qué perseguimos desde la estrategia del 22@? Perseguimos mantener puestos de trabajo de cualificación media y alta en el centro de la ciudad. Es decir, defender un modelo de ciudad mezcla. Lo que os decía al principio de la estructura de nuestra área metropolitana, que tiene un cierto equilibrio entre residencia y puesto de trabajo. Apostamos, a través de la transformación del 22@, por mantener esta mezcla, evitar la especialización de los territorios, ya sea en producción, industrial o de cualquier tipo, o distritos de negocios, que es otra forma de especializar la ciudad que genera problemas gravísimos de gestión urbana, porque el problema que tienen los distritos de negocios es que a las seis de la tarde quedan desiertos y la propia ciudad se muestra como un agujero negro en este lugar. Son problemas que Nueva York, por ejemplo, ha vivido mucho en los últimos años y que ahora, precisamente con medidas similares a la nuestra, intenta paliar.

El modelo de la ciudad del conocimiento, desde el punto de vista del tejido urbano, de la trama urbana, se basa en la mezcla como concepto urbanístico principal —la no-especialización del territorio en tramos productivos y residenciales— y en la garantía de presencia de puestos de trabajo de cualificación media y alta, junto a la capacidad que la ciudad ya tiene como forma natural de atraer puestos de trabajo de nivel no cualificado —servicios a las personas, restaurantes, lavandería..., en fin, este tipo de servicios que son típicos de les ciudades turísticas, por decirlo de alguna forma—. Nosotros nos defendemos de esta especialización a través de la catalogación del 22@.


3.2. El proyecto de Sant Andreu-Sagrera
A lo que llevamos a cabo en Poblenou sumamos lo que hacemos en Sant Andreu-Sagrera, que sigue otra lógica. La estación del tren de alta velocidad y la cobertura de las vías tiene como objeto acercar dos barrios que están separados por una trinchera que, en algunos lugares, es de casi un kilómetro. Este terreno, con el tiempo y con el crecimiento de la ciudad, se ha convertido en un terreno de gran valor, y tenerlo hoy, probablemente, es uno de los mayores despropósitos que podría llevar a cabo una ciudad. Porque, además, está muy bien comunicado y también está en el centro de la ciudad: el proyecto de Sant Andreu-Sagrera va desde Glòries hasta al nudo de la Trinitat, es decir, comienza en el Eixample y, siguiendo la línea del tren que salía de Glòries por el parque del Clot, llega hasta Felipe II, donde está el puente de Calatrava, y allí sí que ya se empieza a ver más amplitud, hasta al nudo de la Trinitat.

Esto son hectáreas y hectáreas de baja intensidad, y lo que queremos hacer, con igual voluntad pero con un instrumento diferente, es garantizar también una densidad razonable, urbana, generadora de actividad y de externalidades.


3.3. La transformación del 2004
Y aún hay un tercer proyecto, con la misma filosofía de fondo pero también con un instrumento distinto, que es la transformación del 2004. La transformación de la desembocadura del río Besòs, que afecta básicamente a Sant Adrià pero también a Barcelona, no deja de ser también otra área en la que perseguimos generar actividad urbana de mucha calidad con una cierta densidad para prolongar la ciudad. Se trata de reventar un tapón que limita la expansión del frente marítimo de Barcelona, y resolviendo esta encrucijada en el final de la Diagonal, conseguir que la regeneración de la costa que se está produciendo desde el norte, desde Montgat y Badalona, se encuentre con la regeneración que se llevó a cabo inicialmente en la Villa Olímpica en Barcelona, que en estos momentos se está realizando en el frente marítimo y que continuará con Diagonal Mar.



4. Conclusiones

Por tanto: 22@, Sant Andreu-Sagrera y 2004. Tres proyectos de Barcelona que, con ordenación normativa, tienen como objetivo el mantenimiento de actividad diversa en el centro de la ciudad y generar puestos de trabajo de media y alta complejidad, acompañando la transformación del conjunto de la ciudad, donde estamos invirtiendo y mejorando en el patrimonio, y en todo en general, para hacer de Barcelona una ciudad aún más atractiva. Es una estrategia para conseguir, no tan sólo los 900.000 puestos de trabajo que tenemos en estos momentos, sino un millón y, si podemos, un millón cien mil, e incluso más.

Nos interesa, pues, garantizar el futuro, pero no de cualquier forma sino potenciando unos sectores que nos produzcan un resultado final, una mezcla que es la que va asociada a los nuevos paradigmas de la ciudad del conocimiento. Esto es lo que perseguimos en la ciudad de Barcelona, un motor de crecimiento en los próximos diez o quince años.

Muchas gracias.


Enlaces relacionados:

Ayuntamiento de Barcelona. Proyecto 22@BCN
http://www.bcn.es/urbanisme/22@bcn/index_novetat.htm
Ayuntamiento de Barcelona. Proyecto Fòrum 2004
http://www.bcn.es/urbanisme/catala/forum_2004/forum2004.htm
Diari de Barcelona. Especial sobre la ciudad del conocimiento
http://www.diaridebarcelona.com/coneix.htm
Diari de Barcelona. Entrevista a Vladimir de Semir
http://www.diaridebarcelona.com/coneheme/vladi.htm
Pacte Industrial de la Regió Metropolitana de Barcelona
http://www.pacteind.org/espanol/indicadors/global.htm
Plan Estratégico Económico y Social de Barcelona (en la perspectiva 1999-2005)
http://www.bcn2000.es/
Programa de doctorado interdisciplinario e internacional sobre la Sociedad de la Información y el Conocimiento 2001-2003
http://www.uoc.edu/doctorat/index_cas/index_cas.htm
[Fecha de publicación: julio 2001]


SUMARIO
1.Antecedentes
2.Sectores en crecimiento
3.Proyectos de actuación
3.1El proyecto 22@
3.2El proyecto de Sant Andreu-Sagrera
3.3La transformación del 2004
4.Conclusiones