Conferencia
Conferencia inaugural de los Estudios de Información y Documentación de la UOC (Barcelona, 9 de marzo de 2002)
Periodistas y documentalistas: ¿dónde está la frontera?
Vicent Partal

Vicepresidente del Centro Europeo de Periodismo
Director de VilaWeb
vicent@partal.com


Resumen: Actualmente, el mundo del periodismo sufre unos cambios revolucionarios que convierten al periodista narrador de acontecimientos en gestor de la información. Siguiendo un proceso de ruptura con la realidad aparente, que se inició con las vanguardias artísticas de principios del siglo XX y que también se reflejó en el mundo científico, llega la revolución tecnológica, encabezada por la aparición de Internet y de las nuevas tecnologías, que cambian el modelo de comunicación existente. Internet, como nuevo instrumento de trabajo, tiene unas características propias: la actitud activa del receptor de la información, la posibilidad de obtener múltiples puntos de vista, la complejidad como valor positivo y el enlace como herramienta de trabajo clave. Como resultado de esta revolución, el periodista desempeña funciones comunes con el documentalista, dado que ambos gestionan la información, y hace falta un buen entendimiento entre los dos colectivos con el fin de recoger lo mejor de ambas tradiciones.


1. Introducción: la revolución del periodismo como gestor de la complejidad

Como la gente de la UOC conocéis muy bien Internet, me siento muy cómodo, ya que a veces tienes que ir a sitios donde debes empezar explicando el abecé, y aquí me imagino que no debo explicar mucho en este sentido.

Desde el mundo del periodismo, ya hace tiempo que reivindico, en escritos, artículos y libros, que el periodista está viviendo una transformación total. De hecho, no estamos ante una evolución del periodismo, sino ante una revolución del periodismo, y una de las claves de esta revolución es el tratamiento de la complejidad. Hasta ahora, el periodista ha sido una persona que ha transformado unos elementos complejos para que la gente los entendiera. Ahora, sin embargo, y sobre todo a partir de Internet, tengo la impresión de que sucede lo contrario. El periodista debe realzar la complejidad. Escribí una frase que afirmaba que el periodista dejaba de explicar la realidad y pasaba a ser una especie de guardia urbano de la realidad. Hubo gente que me dijo que era muy autoritario y que hiciera el favor de cambiar eso. Al final encontré la fórmula "cartógrafo", que parece que no molesta a nadie: el periodista es el cartógrafo de la información.

En cualquier caso, la imagen sirve para describir un paso esencial entre el periodista narrador y el periodista "situador". Esta gestión de la complejidad es un trabajo que, en los periódicos tradicionales, las radios y televisiones, realiza un documentalista. Por ejemplo, en La Vanguardia, allí abajo, escondido en las catacumbas, está el documentalista. Cuando lo necesitas, le preguntas qué pasó en un día concreto y se encarga de encontrar aquello que vagamente recuerdas que había pasado en alguna ocasión. A partir de aquí, siempre he defendido que las fronteras entre el periodista y el documentalista se borran a una velocidad tan grande que hoy en día ya hay puestos profesionales especialmente nuevos, donde yo no sabría decir exactamente qué papel tiene cada uno. Por ejemplo, en la redacción de VilaWeb todos los redactores tienen una parte de formación en la empresa que sería probablemente más de documentalista que de periodista tradicional, porque han de dedicarse a buscar, organizar, encontrar datos e intentar articularlos en un espacio coherente para que le sea útil a la gente.

2. Justificación histórica

Si me lo permitís, me gustaría hacer un poco de marcha atrás y no hablar tanto del aspecto concreto del periodista y del documentalista, sino de por qué hemos llegado hasta aquí.

La profesión de periodista, a pesar de todo, ya empieza a ser un poco vieja. Depende de los autores, pero los hay que hablan de trescientos años de periodismo. Dejémoslo en doscientos, que en cualquier caso son muchos. En estos años el trabajo del periodista ha cambiado aparentemente poco: vamos a un lugar, vemos qué sucede, intentamos explicarlo de una forma coherente, bien escrita, que se entienda y ya está. El problema es que el mundo ha cambiado mucho en estos doscientos años, mucho más de lo que somos conscientes, especialmente en los últimos veinte años. Así pues, el trabajo del periodista ha quedado, yo creo, severamente transformado. Aunque el periodista tradicional continúa siendo la pieza básica, porque los medios tradicionales continúan siendo los medios poderosos, el inicio del declive o del cambio ya está marcado de forma tan clara que quien quiera verlo tiene todas las cartas sobre la mesa. Y esto pasa –como decía antes– por un concepto clave, que es el de la complejidad.

2.1. Revolución artística

En el mundo contemporáneo, no en el de los periodistas de hace doscientos años, la complejidad ha dejado de ser un problema y ha pasado a ser un valor social, cultural, todavía no político, ni multimedia, pero sí social y cultural, sobre todo. Y eso no ha pasado porque sí, sino que sigue una trayectoria muy profunda. Hace más de cien años existieron unos movimientos llamados de vanguardia. Los movimientos de vanguardia los constituyeron unos artistas que de repente intuyeron que pasaba algo serio. Fijaos que coinciden en el tiempo personajes como Picasso o Kandinsky en pintura, Schönberg o Stravinsky en música, Kafka o Joyce en literatura. Todos ellos rompen absolutamente no con el último movimiento previo al suyo sino con toda la historia de la cultura. Como muchos historiadores, soy de la opinión –tengo formación de historiador y, por lo tanto, a veces me oiréis hacer referencias históricas excesivas– de que las grandes revoluciones siempre las intuyen los artistas primero. Luego hay un hecho científico que suele consolidarlas y, finalmente, siempre llega la política, con la economía detrás.

Se produce un cambio artístico, porque estos artistas de repente dicen: "No, la realidad existe fuera de nosotros". Ésta sería la frase sintética. Es decir, un Velázquez o un Vermeer son absolutamente perfectos, te presentan una realidad inmutable y no puedes ver en ellos nada más. Cuando miras un cuadro de Velázquez no puedes ver mucho más de lo que él quiere que veas. Picasso invierte el concepto y dice: "La realidad la inventas tú y, por lo tanto, yo sólo pongo un escenario sobre el cual dibujas tu propia realidad, determinada por tus sentimientos e imaginación". Algunas obras de Joyce –hay teóricos que sostienen que es el primer hipertextual– pueden ser leídas de forma no lineal, saltando arriba y abajo, y admiten lecturas bastante diferentes. Tras sinfonías como El pájaro de fuego, es difícil mantener los cánones tradicionales de la música. Es decir, para entendernos, si alguien quiere pintar hoy en día como pintaba Velázquez, puede hacerlo, pero es un anticuado y no tiene nada de contemporáneo; o si quiere hacer literatura a la antigua, tiene todo el derecho del mundo a hacerlo, pero está fuera de su tiempo.


2.2. Revolución científica

Además, también se produce un segundo paso, asociado a un fenómeno científico que todos solemos identificar con Einstein, que es el icono. Realmente Einstein es la persona que simboliza la ruptura, en parte por la irreverencia con la que actúa, en parte por la mente que abre, pero las teorías cuánticas son las que desarrollan todo eso. Este fenómeno científico dice una cosa sorprendente: por debajo del átomo, que era la unidad de medida que teníamos, no hay una realidad, sino que la realidad la creamos nosotros, tal como algunos artistas ya habían intuido. Por debajo del átomo hay partículas que pueden estar simultáneamente en dos lugares contrarios, y ciertamente lo están. En fin, el fenómeno abarca toda una serie de teorías, sobre las cuales, en todo caso, hablaremos suficientemente más adelante –la física cuántica, la mecánica cuántica. De nuevo se plantea un mundo donde la realidad no es algo que pasa aquí delante, sino que depende de nuestra interpretación. Esto también ha iniciado muchas corrientes filosóficas.


2.3. Estancamiento político y revolución tecnológica

El siguiente paso tendría que haber sido la revolución política, pero la política no ha ido por este camino. Yo creo que no ha sido así porque el siglo XX ha sido un siglo particularmente difícil. Cuando estas ideas empiezan a cuajar generalmente es en los años veinte o treinta. Después vienen el nazismo, el estalinismo, la Guerra Mundial, Hiroshima y Nagasaki, el Holocausto, la amenaza de la bomba atómica, que durante bastantes años nos atenaza a todos. Muchos recordaréis, por ejemplo, cuando se instalaron los mísiles de crucero y los SS–20, y aquella sensación que teníamos todos de que el mundo se acababa. Recuerdo aquella vez en que no sé cuántas cadenas televisivas, TV3 me parece que fue una de ellas, en toda Europa pasaron una película titulada El día después, que nos hizo ir a dormir pensando que al día siguiente ya no nos levantaríamos, que todo se había acabado.

Bromas aparte, el terror atómico era tal que realmente lo paralizó todo. También paralizó la introducción de estos conceptos, digamos que relativistas –aunque no es la palabra exacta–, en la política y de rebote en la comunicación, porque política y comunicación siempre van ligadas.

De repente, sin embargo, cae el muro de Berlín, con gran sorpresa para todos, y además cae en un momento en el que se producen otros fenómenos paralelos, que acaban de dibujar el panorama revolucionario en el cual empezamos a funcionar ahora. En el año 1974 arranca una revolución tecnológica sin precedentes, que es básicamente una revolución informática, aunque se encabalga con otras revoluciones que nos transformarán mucho más todavía, como la revolución biotecnológica, por ejemplo. En 1984 tenemos el primer ordenador personal como Dios manda, en 1991 aparece la web y desmonta totalmente una buena parte de la manera en que transmitimos y almacenamos la información los humanos. Y la información es muy importante, porque es nuestra base cultural.

Al mismo tiempo, hay unas revoluciones ideológicas que en vez de poner énfasis en modelos totalizadores, como podían ser el liberalismo o el comunismo, se dedican a hacer énfasis en parcelas concretas, que además son muy antiautoritarias. Estos movimientos ideológicos son el feminismo, el pacifismo, el ecologismo, etc. Y todo ello, muy mezclado, nos lleva a un momento en el que súbitamente Internet sirve para todo. Lo que hace cien años habían empezado Picasso y Kafka es evidente que puede ser posible en la vida cotidiana con la información. Empezamos a encontrar fenómenos que nos desconciertan completamente. Todo el mundo puede explicar cosas, el periodista deja de ser el transmisor de la realidad, las fuentes son públicas, porque están en las páginas web, los medios de comunicación pueden multiplicarse de manera exponencial. El fenómeno no ha llegado todavía a la política, es cierto. Allí quizás hay una crisis con respecto a la tesis. Teóricamente tendríamos que haber llegado antes a la política, pero tenemos unos políticos muy conservadores, hay situaciones que los sacan de quicio y, por lo tanto, no se ha llegado a ella, todavía. Disponemos de bastantes teorías en este campo, como por ejemplo repartir el voto y dar veinte céntimos de voto a un partido, treinta céntimos de voto a otro y el cincuenta restante a un tercero. De hecho, serían fórmulas mucho más adecuadas a la realidad actual de hacer política. Ahora bien, olvidémonos de la política.


3. El nuevo modelo de comunicación e Internet
3.1. Estancamiento del modelo tradicional

En el mundo de la comunicación hay un gran desconcierto repentino. ¿Cómo es posible que, por ejemplo, el presidente de los Estados Unidos esté a punto de caer en un impeachment por culpa de una página web de un memo de California llamado Matt Drudge, que es el peor ejemplo de periodismo que podríamos llegar a tener nunca? ¿Cómo una página web editada por un señor desde Hollywood desencadena la mayor crisis que han vivido los Estados Unidos en los últimos tiempos? ¿O cómo puede suceder, por ejemplo, que mediante los mensajes electrónicos enviados desde Kosovo a la BBC cuando las tropas serbias estaban entrando se consiga romper totalmente la línea informativa de la BBC y la BBC tenga que reconocer que no sabe exactamente de qué está hablando? Hay muchos casos en que el modelo tradicional de información ha quedado completamente desfasado.

Eso pasa básicamente debido a Internet. Cuando digo Internet me refiero a Internet en toda su complejidad, no sólo a aquello que sufrís cada día cuando tenéis que ir a clase, que consiste en poner en marcha el ordenador, el módem, entrar y no conseguir bajar la información. No hablo estrictamente de esta Internet, que es la que ha iniciado todo el movimiento. Creo que esto se encuentra en el abecé, hace siete años que Internet, tal como la conocemos, existe. De aquí a veinte o treinta años, este sistema de comunicación en red entre iguales será tan fundamental que difícilmente ningún elemento del pasado se mantendrá en su sitio tranquilamente, especialmente los medios de comunicación.

¿Por qué los medios de comunicación funcionan así hoy? Porque son pocos y son caros. Estamos acostumbrados a un sistema de medios de comunicación en el que poner en marcha un periódico o una televisión cuesta mucho dinero y, por lo tanto, es muy difícil romper situaciones ya establecidas. Si poner en marcha un periódico puede costar 2.000 millones, en esta sala, entre todos, no lo conseguiríamos, y todavía menos una televisión. Los medios de comunicación se sostienen sobre la base de que son muy caros. Así pues, unos pocos que tienen intereses muy concretos los pagan. Mediante el periódico, estas personas resaltan sus intereses económicos o políticos para que lleguen a la mayoría de la población. Ésta es la efectividad de los medios profesionales: pueden resaltar y poner por delante una serie de hechos. Durante el día pasan muchas cosas, pero ellos se enteran de muy pocas. Hemos llegado al absurdo de que en nuestros medios prácticamente todo lo que aparece no nos afecta, y lo que nos afecta, no aparece en ellos.


3.2. Características del nuevo modelo

3.2.1. Actitud activa del receptor

En cambio, ¿qué se hace cuando se entra en un sitio de Internet? Cuando se entra en Internet, normalmente te sientas en posición felina. Siempre hay alguien que hace cosas feas, pero normalmente se está en posición felina y escogiendo constantemente. En Internet siempre se elige –ahora pincho este enlace, ahora no lo pincho, ahora voy aquí, ahora no voy, ahora me he perdido y no sé dónde estoy, pincho la flecha y vuelvo atrás. La persona es quien decide la información que desea mirar. El cambio fundamental de Internet es que el poder pasa de estar en manos de quien emite a estar en manos de quien recibe. Éste es un cambio absolutamente sustancial y básico. En Internet, a diferencia de los periódicos, la televisión o la radio, nadie puede imponer una teoría, nadie puede imponer una imagen de la realidad.


3.2.2. Multiplicidad de visiones

Si vives en Jerusalén, hoy la imagen del día es ésta: "Los terroristas matan a cinco chicos en un ataque en Gaza". Ésta es la portada de hoy del Jerusalem Post, el periódico serio de Jerusalén. Ayer mataron a cerca de cincuenta personas, pero la imagen será que los terroristas matan a cinco muchachos en Gaza. Luego, leyendo las páginas interiores, encontraremos que, bueno, también han muerto cuarenta palestinos a manos del ejército hebreo. Si vives en Ramala, probablemente la imagen de hoy puede traerla el Palestine Chronicle, que es una versión en inglés de los periódicos en árabe de Ramala. Me ha parecido que así lo entenderíamos todos. Dice: "No estamos sordos, pero no podemos oír". Evidentemente habla de la desesperación. "Seis cuerpos muertos en las calles de...". "A los heridos no los dejan llegar al hospital".

Dos imágenes absolutamente diferentes de una misma realidad. Los medios tradicionales explican una versión de las cosas, que puede no ser mentira –a menudo lo es, pero no siempre. Sobre todo no es una mentira intencionada, pero te explican una parte de la verdad. Eso hasta ahora no podía evitarse, era una quiniela. Ahora empezamos a poder evitarlo, a mirar todas las partes de la realidad, partiendo de dos elementos. Primero, tenemos un instrumento, que es Internet, que nos permite mirar todas las partes posibles. Segundo, la gente puede publicar. Hoy en día no es necesario ser un gran medio para publicar, y seguramente si buscamos, encontraremos el medio más pequeño o la asociación cultural más pequeña de un pueblo palestino que puede explicarnos su visión de los hechos.


3.2.3. Complejidad

Estos elementos introducen la complejidad, porque es mucho más sencillo creerse una versión. El confort espiritual de fiarnos de las palabras de una persona es muy grande. Me lo creo y me quedo tranquilo; pero el problema es que eso no tiene que ser necesariamente la mejor solución. Estamos en una sociedad en la que nadie niega su complejidad, aunque, en cambio, muchos niegan que la información compleja sea buena. Tenemos una sociedad compleja, pero queremos la información simple. Simple no quiere decir sencilla, es muy diferente. Y, claro está, eso ya no pasa. Este esquema nos obliga a un modelo de información que tiene un coste para nosotros, nos involucra en él personalmente; debemos capturar la información y procesarla, nos obliga a vivir en un universo más pesado. Según el nuevo esquema, ya no es correcto dedicarnos simplemente a aceptar la información que nos da alguien, sino que debemos buscar la realidad de dicha información, con el fin de encontrar sus diferentes caras y para entender probablemente que todas sus caras tienen una parte de razón. Así pues, todo el mundo puede decidir qué parte de razón corresponde a cada uno y qué posición adopta ante la situación.


3.2.4. Alternancia con el modelo tradicional

Obviamente, esto no lo estaremos haciendo todo el día. Explicaré una anécdota. A mí me gustan mucho los coches y las carreras de coches, por eso contraté por Canal Satélite Digital la famosa carrera en la que Schumacher chocó contra la pared. Recuerdo ahora la imagen de Schumacher a toda velocidad y cómo iba a parar en el stop. A veces el Canal Satélite Digital tiene una opción de Fórmula 1 que da muchos canales y permite que hagas de realizador, es decir, tú decides qué cámara pinchas en cada momento. Como he trabajado muchos años en la televisión, todo esto me hace mucha gracia. Por ello, compré la opción y ya me veis allí jugando como un niño pequeño, ahora pincho esta cámara, ahora la otra... A media carrera me doy cuenta de que Schumacher no está. ¿Qué había pasado con Schumacher? Al final me percaté de que me había perdido el momento principal de la carrera. Entonces pensé que si había un señor que cobraba por realizar, lo mejor era que realizara él, y no yo, que sólo jugaba.

¿Qué quiero decir con eso? Cuando planteo este universo no quiero decir que decidiré todo el santo día. Imaginaos que estáis en el cine y en un momento de la película –ya se ha intentado, pero se tiene que ser idiota para hacerlo– os preguntan si el chico besa a la chica. La bese o no, nos da igual, pero no nos lo hagáis decidir a nosotros ahora. Creo que habrá, por lo tanto, muchos momentos del día en que sobrevivirá el modelo antiguo. Nos gusta ser consumidores pasivos. ¿Qué he dicho antes del teclado? La actitud normal es estar en actitud felina, mientras que frente a la televisión la actitud normal es arrellanarse en el sofá con el mando a distancia. Por cierto –un paréntesis–, esto invalida la teoría según la cual la televisión e Internet acabarán siendo una misma cosa. Ni pensarlo.

Habrá, así pues, muchos momentos del día durante los cuales no querremos decidir sobre la información, preferiremos que otro decida por nosotros, porque será una información poco importante, irrelevante o tendrá pocos matices. Por ejemplo: "El Valencia gana al Barça 3 a 0". No hay matices, no tenemos que dar vueltas al tema, está clarísimo, no querremos mirar diferentes visiones de la jugada. En cambio, habrá otros temas que nos resultarán especialmente importantes. Por lo tanto, sea por curiosidad, por necesidad personal o colectiva, decidiremos no ser lectores pasivos, sino activos. Cuando esto pasa, y pasará cada vez más, el periodismo tradicional no sirve. De hecho, hay nuevas herramientas, básicamente en Internet, que son mucho mejores y mucho más adecuadas para afrontar esta nueva situación.

El día 11 de septiembre, el primer avión estallaba a las tres y cuarto, me parece. A las cinco, recuerdo que en VilaWeb teníamos una sensación muy extraña, porque había entrado muy poca gente en el portal, comparado con un día normal. No sé qué pasó a las cinco –sí que lo sé, tengo una teoría; ahora hacía retórica– que, de repente, empezó a entrar gente, y de las cinco a la una de la madrugada se registró el alud más monumental, no sólo en VilaWeb, sino en cualquier sitio de Internet, que se haya visto nunca en la historia. ¿Qué pasó? De tres a cinco la gente miraba la televisión, porque obviamente la televisión es mucho más perfecta mostrando imágenes que Internet. No hay ninguna duda de que el impacto que producía aquella imagen era tan hipnótico y brutal que no podíamos apartar los ojos de la televisión. Pero la televisión, que es muy buena para enseñar imágenes, es totalmente inútil para explicar qué sucede, y se acabó en el momento en que se acabaron las imágenes, cuando ya las habíamos visto veinte veces. En aquel momento, la gente necesitaba ponerse en posición felina e intentar encontrar una explicación –que todavía no hemos encontrado completamente– de por qué pasan estas cosas, y entonces se decantó brutalmente por Internet.


3.2.5. La función del enlace

En este terreno, el medio de transmisión no es suficiente. No basta con decir "Vamos a Internet", porque una vez dentro, ¿dónde vas? Internet tiene una característica básica que lo diferencia de cualquier otro medio, que es el enlace o link. El enlace, además, tiene una función muy peculiar para los periodistas: te envía afuera de allí donde estés. Los periódicos siempre pretenden tenerte encerrado ahí dentro; el enlace te invita a visitar cosas. Si visitáis la portada de VilaWeb casi nunca llegaréis al final, porque siempre hay un enlace que te distrae y te marchas por ahí. Siempre nos lo han criticado, pero es lo que debe hacerse en Internet. Nosotros decimos que no somos un portal, sino un portaaviones, porque la gente echa a volar y navega por donde le da la gana.

El enlace es la esencia de Internet. Cuando la gente entra en Internet, se pone a navegar y busca quién caramba es este Bin Laden y cosas por el estilo. Lo esencial es que alguien le articule un conjunto coherente de enlaces, y eso lo hacéis los documentalistas. Aplicado a la realidad diaria lo hacemos los periodistas. Si me permitís un tópico para poder crear debate, la barrera que existía entre los documentalistas y los periodistas es que los documentalistas os encargabais de la información cuando ya había pasado, mientras que cuando la noticia era caliente los periodistas intentaban situar el acontecimiento.


4. Estado actual del nuevo modelo de periodismo

Éste es el nuevo escenario de encuentro entre periodistas y documentalistas. Tenemos un mundo en el que la complejidad ya es un valor informativo, ya no es el mundo de los años noventa, donde no había manera de expresar la complejidad informativa, que culturalmente y científicamente ya estaba clara. Ahora ya es un valor informativo claro, y además tiene un instrumento –porque a veces hay valores que no tienen instrumentos y, por tanto, se quedan en teoría– que se llama Internet para resaltarla, para ponerla en práctica. Tenemos que saber cómo articulamos todo un nuevo modelo de periodismo revolucionario que entiende que la realidad es una cosa compleja que está fuera de nosotros. Así pues, cada uno tendrá su visión de la realidad, pero no podemos pretender que nuestra visión sea la buena. Además, debemos tener unas herramientas para facilitar que el lector haga su visión de la realidad tan compleja como sea posible.

En esta tarea es donde creo que confluye una parte del espíritu del periodista con una parte del espíritu del documentalista. Ahora diré otro tópico: los periodistas somos normalmente gente que come muy mal, somos muy caóticos, siempre perdemos los papeles, nunca encontramos dónde está lo que habíamos dicho y a veces nos fiamos demasiado de lo que queremos. El documentalista está mucho más acostumbrado a ordenar las cosas, a comprobar, por ejemplo, cuál es el origen real de una frase, de una palabra, de un texto, de un contexto, y tiene la suerte de que estas cosas tienen más importancia en este nuevo mundo que en el anterior.

4.1. VilaWeb y el nuevo periodismo

Por eso se han inventando nuevos instrumentos. Evidentemente, no pretendo hacer propaganda de VilaWeb, pero creo que los usuarios de VilaWeb, en vista de lo que he explicado, entenderéis mucho mejor el modelo que seguimos. Nosotros creemos firmemente que nuestro papel es sobre todo dar puntos, rutas, a partir de las cuales cada uno se construye su opinión, y esto lo plasmamos mucho. Hay gente que no lo considera muy periodístico, nosotros sí. Por ejemplo, en los dossieres sobre el tema de los palestinos e israelíes ponemos tanto lo que dicen los principales periódicos del día como un archivo histórico sobre el tema. Así pues, en este caso, damos a nuestro lector la posibilidad de navegar por millares de artículos de periódicos clasificados de La Vanguardia, el Washington Post, el Levante, la CNN, el Avui, un dossier de Le Monde Diplomatique, etc. También le damos las webs del Gobierno israelí, de la oficina de Sharon o de la presidencia libanesa, de la Autoridad Nacional Palestina, las fuentes principales de Hezbollah, del Departamento de Estado americano, de la OLP o de la Liga Árabe, mapas, etc.

Tenemos una sección sobre la cumbre de la Unión Europea con noticias de la actualidad, con otros artículos que hay en VilaWeb y las campañas contra la cumbre. Pero luego también encontraremos todos los acuerdos para la posición favorable, la página de la presidencia española, la página contra la Europa del capital, etc. Algunos dicen que esto no es periodismo, que es otra cosa. Podría discutirse, pero para nosotros es periodismo, es zambullirnos en una realidad e intentar explicar a la gente que tiene muchos puntos desde los cuales conseguir la información que necesita, si esa información le interesa. Si le interesa relativamente poco, se fía de lo que decimos y punto, o se fía de lo que dice El País, o quien sea, y punto. Pero cuando algo le interesa realmente, tiene la oportunidad de entrar. Y esto en Internet se ha conseguido con los directorios, que es una de las grandes herramientas periodísticas de Internet, o con buscadores como Google o similares, que te permiten encontrar información sobre las cosas más extrañas del mundo. Por primera vez tenemos una capacidad de información colectiva con una herramienta operativa.


4.2. Punto de encuentro entre periodistas y documentalistas

Lo que yo quería básicamente expresar es que en este nuevo proceso revolucionario, no evolutivo, los periodistas como yo tenemos más necesidad que nunca de las herramientas de los documentalistas. Tenemos más necesidad que nunca de entender la tradición documentalista, que nos sea llevada a nuestras empresas y que evolucione de la mano del periodismo. La tesis radical sobre la cuestión sería decir que ha muerto el periodismo, los periodistas, los periódicos y que todo se ha acabado. Es una tesis posible, no la descarto en absoluto. Desde el punto de vista de los periodistas que llevamos unos cuantos años trabajando, y que tenemos unas tradiciones buenas y otras malas, creemos que debemos intentar aportar estas tradiciones al nuevo mundo con humildad, reconociendo que ya no somos los amos del cotarro, que somos uno más, que podemos aportar nuestros conocimientos con gracia y ayudar a que todo evolucione de una manera más racional.

Me parece que los documentalistas tenéis el mismo reto, aportar aquellas partes de vuestra tradición que pueden servirnos para mejorar y entre todos intentar construir este nuevo modelo informativo que tiene una gran fuerza. Sólo eso explica el éxito de Internet, un medio que en términos tecnológicos es un auténtico desastre. Lo único que justifica que funcione tan bien y que tenga tanto éxito no es la aplicación concreta, sino que súbitamente, ni que sea inconscientemente, hemos descubierto un medio contemporáneo, hemos asumido todo lo que nos explicaban los artistas y los científicos desde hace cien años. Cuando encontramos un medio que se adecua a esto, nos gusta y satisface nuestras expectativas.

No sé si alguno de vosotros os conectabais a CompuServe o a redes similares hace años, antes de Internet. Yo sí, y recuerdo que estaba fascinado por el orden que reinaba. Hoy en día todavía me preguntan por qué me gusta más Internet, que es una selva, que CompuServe, que estaba muy bien ordenado, y la única respuesta es ésta: porque es una selva, pero una selva picassiana. Por lo tanto, concuerda más con lo que creo que es la sociedad y la cultura de hoy.




Enlaces relacionados:

VilaWeb:
http://www.vilaweb.com
Partal, Maresma & Associats:
http://www.partal.com
[Fecha de publicación: junio de 2002]


SUMARIO
1.Introducción: la revolución del periodismo como gestor de la complejidad
2.Justificación histórica
2.1.Revolución artística
2.2.Revolución científica
2.3.Estancamiento político y revolución tecnológica
3.El nuevo modelo de comunicación e Internet
3.1.Estancamiento del modelo tradicional
3.2.Características del nuevo modelo
4.Estado actual del nuevo modelo de periodismo
4.1.VilaWeb y el nuevo periodismo
4.2.Punto de encuentro entre periodistas y documentalistas