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Jordi Domènech Casal

Biólogo, investigador y estudiante de Humanidades

"La fuerza de la UOC es el bagaje único que cada estudiante lleva"

A Jordi Domènech le cuesta estar sin hacer nada. Cuando no investiga para su doctorado o entrega una PEC de sus estudios de Humanidades en la UOC, está arreglando cosas estropeadas, haciendo volar cometas, practicando buceo, cocinando, haciendo trabajos de traducción o escribiendo para su blog. Explica que también le gustan "las carreras de fondo, la lectura, la conversación, el excursionismo" y todo lo que tiene que ver con la cultura mediterránea.

Se muestra ilusionado por un nuevo proyecto en el que participa junto con un grupo de personas "jóvenes y motivadas". Se trata de Eureka!, una nueva revista mensual de distribución gratuita, que trata temas de divulgación de todas las áreas de conocimiento. El primer número se distribuirá en Barcelona durante el mes de noviembre y es el resultado del trabajo intenso de mucha gente "que ha aplicado su experiencia en divulgación científica en esta estimulante aventura", afirma.

Este hombre lleno de pasiones defiende que lo que cada persona que estudia en la UOC lleva consigo mismo -sus estudios, sus intereses, sus conocimientos...- es lo que hace más grande a esta universidad. Él es licenciado en Biología y está haciendo el doctorado en el grupo de Biotecnología del Departamento de Genética de la Facultad de Biología de la Universidad de Barcelona, donde desarrolla también actividad docente como profesor de prácticas de asignaturas de genética. Compagina su doctorado con los estudios de Humanidades en la UOC, desde hace cinco semestres.

Está instalado en Bolonia (Italia) desde hace unos meses, pero habitualmente vive en Barcelona, aunque es originario de Gerona, donde nació hace 29 años.

¿Cómo han matizado la visión de la vida que tienes como biólogo o cómo han impactado en dicha visión los conocimientos respecto a la filosofía, la religión, la ética y la psicología que has adquirido en tus estudios de Humanidades en la UOC?

La biología te impone alejarte de la realidad humana y salir de la idea antropocéntrica del mundo. Cuando estudias biología te enseñan que todo lo metafísico puede tener una explicación física: de los sentimientos al pensamiento, de la percepción al sentimiento religioso. Aunque sigo siendo profundamente positivista, con los estudios de Humanidades he ido viendo que la palabra verdad tiene muchas definiciones diferentes y que es difícil encontrar una que sea más verdad que otra. En todo caso, una cosa no es incompatible con la otra: para mí, saber que un sentimiento es fruto de una interacción de neurotransmisores no hace que el sentimiento pierda valor; el sentimiento no es por eso menos real. En todo caso, tenemos tendencia a creer que la forma de ver el mundo, y las formas de vivir y pensar, han sido siempre como las conocemos. Con los estudios de Humanidades te das cuenta de que hay una serie de cosas que consideramos básicas de nuestra forma de ver el mundo que son simplemente anecdóticas respecto al recorrido que ha hecho la humanidad hasta hoy.

¿Crees, pues, que son necesarios los conocimientos que adquirimos por medio de las ciencias humanas para entender el sentido completo de las ciencias experimentales?

La verdad es que mi decisión de empezar los estudios de Humanidades iba orientada a ser mejor persona más que no a ser mejor profesional. Sin embargo, pienso que las ciencias humanas y las ciencias experimentales, si bien no son imprescindibles las unas para comprender las otras, se enriquecen mutuamente y las dos son imprescindibles para entender al hombre.

¿Cómo compaginas tu doctorado en Biología y tus estudios de Humanidades en la UOC?

La verdad es que no es fácil. Hacer un doctorado no es una cosa sencilla y, si es en ciencias experimentales, además de una gran concentración, se hace necesaria una dedicación bastante grande de tiempo. Los experimentos no se adaptan a ti, tú te adaptas a ellos. Si a eso le añades las clases que tienes que dar, alguna presentación en un congreso y la fecha de entrega de una PEC, puedes acabar explicando en clase de Genética humana que las catedrales del gótico tienen metalotioneínas -un tipo de proteína- a una serie de alumnos que te miran con cara de pena. A mí me ha pasado. Pero a pesar de soportar una carga de trabajo bastante fuerte, me puedo organizar bien. Hago como todos los que estudiamos en la UOC: sacrifico cines, salidas, excursiones... Voy haciendo trampas: aprendiendo menos de lo que querría, pero descubriendo más de lo que imaginaba.

Explicas que lo que quieres conseguir con tu doctorado es generar proteínas artificiales que tengan aplicaciones biotecnológicas. Ponnos algunos ejemplos de las aplicaciones que podrían tener.

Yo trabajo con metalotioneínas. Estas proteínas tienen la característica de que se unen a los metales pesados, como el cinc, el cadmio, el mercurio o el cobre, que son tóxicos. El accidente del año 1998 en el parque de Doñana y otros vertidos de sustancias que contienen estos metales al medio ambiente tienen consecuencias gravísimas para el medio y la salud. El uso de estas proteínas para capturar los metales vertidos permitiría recuperar zonas que ahora mismo no tienen salvación debido a la contaminación por metales pesados. Además, se ha visto que estas proteínas tienen relación con el estrés oxidativo, que es provocado por unas sustancias llamadas radicales oxidantes. Los efectos de estos radicales se agravan con la edad y están relacionados con el envejecimiento, el cáncer, el Alzheimer y el Parkinson. Algunos estudios han demostrado cómo estas proteínas podrían frenar los efectos de los radicales oxidantes, y entender cómo funcionan puede ser clave para futuras aplicaciones de estas proteínas en estas enfermedades.

La biotecnología, la terapia génica, la clonación y la genética en general..., ¿harán que el futuro de todos juntos sea mejor?

Todo eso son técnicas, medios, para conseguir objetivos. Yo pienso que lo que hará que el futuro sea mejor o peor serán los objetivos que tengamos y también qué estamos dispuestos a sacrificar para conseguirlos. Haber desarrollado estas técnicas nos permite escoger si las utilizamos o no. Hoy en día la biotecnología ya nos ofrece muchos productos de los que no nos queremos desprender. La fabricación de la cerveza y el pan, determinadas vacunas y los yogures son el resultado de biotecnologías primarias. En todo caso, la biotecnología está todavía muy lejos de ofrecer las posibilidades que las novelas de ciencia ficción nos prometen, pero es cierto que, en muchos casos, no conocemos las consecuencias que tendría su uso habitual. Hay muchos debates en torno a la ética de utilizar estas técnicas, por la transgresión del funcionamiento natural que suponen. Es natural y bueno que todo esto imponga un cierto respeto, pero tenemos que tener en cuenta que la medicina y la farmacéutica de hoy habrían escandalizado a la gente que vivía hace doscientos años: pensad sólo en el desfibrilador o en el primer médico que practicó una cesárea, que me imagino que debió ser considerado un monstruo por sus contemporáneos.

De todas maneras, éste es un debate que nos tenemos que plantear seriamente y que nos afecta a todos. De la misma manera que un exceso de consumo eléctrico favorece la creación de centrales nucleares, determinadas demandas del consumidor -carne cada día y a bajo precio, fecundación in vitro, tomates perfectamente redondos que no se echen a perder en dos semanas, naranjas sin pepitas- sólo pueden satisfacerse con la biotecnología.

También quiero decir que hace falta esfuerzo para abordar con conocimiento de causa la legislación de temas como la secuenciación del ADN, la manipulación de embriones y los transgénicos. Hoy en día están reguladas cosas que son conceptualmente y prácticamente imposibles, mientras otras partes de la legislación dejan vacíos legales absurdos sobre los temas más importantes y urgentes.

¿Volviendo a tus estudios en la UOC, y teniendo en cuenta que ya has vivido la enseñanza universitaria presencial como estudiante y profesor, qué es lo que prefieres de la enseñanza virtual de esta universidad?

Para empezar, lo que más me gusta de la UOC es la gran diversidad de gente que estudia en ella. En la universidad presencial no tienes la oportunidad de encontrar gente de tantas edades, profesiones e intereses diferentes. Con algunos de los profesores de la universidad presencial no llegué a hablar nunca y, aunque el contacto personal es siempre mejor, pienso que la atención al estudiante que se da en la UOC es más eficaz, rápida y próxima. Además, hay un nivel general muy elevado, no sólo de conocimientos, sino también de intereses. Para mí, ésta es la fuerza de la UOC: el bagaje único que cada estudiante lleva.

Sin embargo, habiendo probado tanto la evaluación continua como la final, y aunque el sistema de trabajos garantiza la capacidad de gestión de la información, no acabo de estar seguro de que garantice un nivel muy alto de conocimientos.

¿Cómo valoras las relaciones que has establecido con tus compañeros, tutores, consultores y con el resto de la comunidad UOC?

Para mi desgracia, tardé todo un año en descubrir el espacio de foros de la UOC. Hasta entonces, encontraba el ambiente un poco frío, a excepción de pequeños momentos en que el foro de alguna asignatura se animaba. Pienso que los foros son un elemento indispensable para que haya un ambiente agradable. Me he vuelto un asiduo del foro "Comunidad UOC" y de muchos otros. Por otra parte, no he podido asistir muy a menudo a los encuentros presenciales, pero siempre que lo he hecho me ha gustado mucho reencontrarme con gente de carne y huesos.

Además de ser asiduo del espacio Foros, eres coordinador de un foro llamado "C'est la vie", que trata sobre biología, genética, bioética y, como tú mismo defines, sobre la vida en el sentido biológico. ¿Por qué te lanzaste a crearlo? ¿Crees que es una forma de generar más debate en torno a estas temáticas que, como tú mismo has dicho, cada vez afectan más a nuestra vida diaria?

Existe una frustración generalizada en la gente de formación científica: la falta de formación en materias "de letras". Por alguna razón, se ha extendido la idea de que las materias "de letras" son cultura, mientras que las científicas no lo son. Yo pienso que tenemos que considerar las ciencias también parte de la cultura; en especial la biología y la genética, que forman parte de debates de gran actualidad. Creé el foro con el objetivo de proporcionar un espacio en que, quien lo quisiera, pudiera colaborar para intentar equilibrar este sesgo cultural que tiene la UOC y la sociedad en general. Y es que yo soy el primero en no tener ni idea de astronomía y, en cambio, ponerme las manos en la cabeza cuando alguien no sabe quién era Nietzsche. En la UOC hay otros foros de temática científica y muchas conversaciones de corte científico. Pienso que estos foros son muy importantes para hacer de la UOC una universidad rica, y de sus estudiantes, gente preparada.

¿Por eso animarías a miembros de la comunidad UOC que no conozcan tu foro a participar en él? ¿Qué crees que les puede aportar?

Las personas pasan y, si todo va bien, los foros quedan. Así que "C'est la vie" es de sus usuarios, no mío, ni de nadie más. "C'est la vie" ha tenido siempre un grupo de usuarios interesados que han hecho vivo a este foro y que han aportado sus dudas y sus conocimientos para enriquecerse mutuamente. Por lo tanto, yo no hablaría de qué les puede aportar el foro, sino de qué pueden aportar al foro. Y es que lo que necesitamos en "C'est la vie" son curiosos, gente que quiera saber cosas, que no se conforme con la historia de las cigüeñas de París. Gente a quien le guste sorprenderse y maravillarse, a quien le guste dudar y, sobre todo, que piense que la vida es una maravilla, en sí misma un milagro. Y, en definitiva, como en una cena de pobres, nadie encontrará nada que no lleve de casa, porque "C'est la vie" es un foro que vive a base de sus usuarios. Como la vida, que se autoalimenta.

¿Cómo valoras la interacción que se genera en "C'est la vie"?

En "C'est la vie", quizás por un don de sus participantes, se respira un ambiente de cordialidad en el que yo me siento muy cómodo. No hay salidas de tono, no hay agresividad y sí muchas ganas de entenderse y pasárselo bien. Si bien es verdad que, en un principio, me dediqué a proponer temas de discusión para animar el debate, durante las últimas semanas el foro ha ido creciendo. Como una semilla, que al principio se alimenta del fruto y después ya es capaz de conseguir su propia energía. A estas alturas, yo soy tan sólo el fruto podrido y el foro crece solo. En todo caso, desde su inicio ha habido mucho interés y un ritmo de visitas respetable: está entre los veinte o treinta foros más visitados. Alentador, en una universidad principalmente de estudios sociales y humanos. Desde mi punto de vista, para personas con formación "de letras", opinar, preguntar, discutir, sobre temas científicos es un salto que, más que conocimientos, pide coraje. Y en "C'est la vie" hay. Y mucho.

Eres biólogo, nos has explicado tus frentes de estudio actuales, tus intereses, y ahora nos preguntamos... ¿y después del doctorado y las Humanidades, qué?

Ésta es la gran pregunta. Después de treinta años de estudio, acabas decidiendo que ya ha llegado el momento de aportar algo, y toca empezar una etapa en que el proyecto de aprendizaje está más en segundo plano y más relacionado con la actividad profesional. Lo que uno quiere hacer y lo que uno puede hacer no siempre se corresponden, pero saber qué quieres ayuda mucho. Me interesa principalmente todo lo relacionado con la gestión cultural, la docencia y la divulgación científica. No hay momento en que me sienta más útil que cuando participo en el proceso de aprendizaje, cuando veo aquella luz que se genera dentro de la cabeza del estudiante en el momento en que entiende lo que estás explicando. Desgraciadamente, conseguir trabajar como profesor universitario ha sido desde siempre un sueño que se presenta cada vez más difícil. Pero soy de natural obstinado. Por otra parte, está la investigación científica, donde tengo perspectivas interesantes en el proyecto de estructura de proteínas que estoy desarrollando en este momento. También he pensado que, una vez acabada mi formación de doctorado en Biología y la licenciatura en Humanidades, ésta sería una base adecuada para desarrollar actividades relacionadas con la bioética. Existen pocos científicos en este campo, normalmente poblado de filósofos, y pienso que el científico puede aportar no sólo un vocabulario adecuado, sino también una visión diferente de los hechos biológicos, no teleológica y menos antropocéntrica. En este sentido, mi idea para el TFC de Humanidades es hacer un diccionario de bioética para filósofos. Pero, de momento, eso es sólo un proyecto. Como ves, de momento, la pelota todavía está en el tejado.

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