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Miquel Herrera

Licenciado en Psicopedagogía, estudiante del doctorado sobre la Sociedad de la Información y el Conocimiento. Experto en educación para el desarrollo y voluntario de la UOC.

"El desarrollo sostenible pasa por la construcción de capacidades, y para ello la educación es fundamental"

El impresionante currículum académico y vital de este sevillano de treinta y cinco años gira en torno a dos ejes: la educación y la cooperación al desarrollo.

Miguel Herrera es diplomado en Magisterio por la Universidad hispalense, licenciado en Psicopedagogía por la UOC, especialista en gerencia educativa por la Universidad Andina Simón Bolívar de Ecuador, y actualmente cursa el doctorado sobre la Sociedad de la Información y el Conocimiento de la UOC.

La inquietud de poner al servicio de los más necesitados sus conocimientos lo llevó a Latinoamérica, donde hace más de ocho años que se dedica a la cooperación al desarrollo en el ámbito educativo. Ha trabajado en Ecuador para la ONG (CEIME), en Perú para la , en Guatemala como asesor de la Unión Europea, y en la actualidad vive en Honduras, donde colabora con el .

Tu experiencia en cooperación está siempre vinculada a la educación.

Sí, la educación es vital para el desarrollo, es imposible eludirla. El desarrollo sostenible pasa por la construcción de capacidades, y para ello la educación es fundamental. Recientemente en el PNUD de Honduras, en el marco de los Objetivos de desarrollo del milenio, se programaron acciones en campos tan diversos como el medio ambiente, la energía, los derechos humanos, el género, el desarrollo rural, la gobernabilidad, la descentralización… Todas y cada una de estas iniciativas requerían para su implantación de algún componente de formación.

¿Cuál es tu papel en el Programa para el desarrollo de las Naciones Unidas en Honduras?

Soy asesor en proyectos de educación bilingüe intercultural, de atención a la población en riesgo social y de innovación tecnológica. También colaboro en el desarrollo de iniciativas formativas en el campo de los derechos humanos, medio ambiente o género, revisando el diseño instruccional, los materiales, etc. Además, pongo mi granito de arena en cuestiones programáticas, de diseño de políticas públicas y de estrategias de desarrollo, y de evaluación y seguimiento del ciclo de proyectos.

Antes de trabajar en Honduras lo has hecho en Ecuador, Guatemala, Perú. ¿Qué te llevó a Latinoamérica?

Un amigo vivía en Ecuador, trabajaba en las Naciones Unidas, fui a visitarle y conocí el tipo de trabajo que se desarrollaba allá en el ámbito de la cooperación; me resultó muy atractivo. Siempre tuve la inquietud de salir de Andalucía a trabajar fuera y pensé que podría hacer aportes en el campo de la educación en países en desarrollo. Después de pasar unos meses trabajando para el sector privado, se me presentó la oportunidad de trabajar con una ONG en un programa sobre educación y género, y no lo dudé; así empezó mi recorrido.

Además de tu trabajo para el PNUD, eres voluntario del programa de cooperación de la UOC.

Sí, he colaborado en el curso Educar en la virtualidad, dirigiendo a personas que trabajan en ONG. He contribuido en el diseño y he impartido una de sus ediciones junto con Anna Espasa, otra de las compañeras del equipo de formadores y formadoras virtuales que el recluta entre quienes formamos parte de su comunidad universitaria.

Y después de esta experiencia, ¿qué potencial crees que tiene el voluntariado virtual?

Son muchas las instituciones que implantan programas de voluntariado virtual y funcionan bien. La iniciativa de la UOC es un buen ejemplo. A otro nivel, en las Naciones Unidas, también hay un virtual con un amplio espectro de acción. Parece claro que el aprendizaje virtual es un espacio natural para el voluntariado virtual, pero hay muchos otros ámbitos en los que se puede desarrollar una actividad de este tipo. Además, y mirándolo desde el otro lado, es una forma de abrir la posibilidad de cooperar a muchas personas que de otro modo no podrían hacerlo y que son necesarias.

Además de una oportunidad para los países en vías de desarrollo, las nuevas tecnologías también son causa de la brecha digital.

Sí, es cierto, son ambas cosas. Creo que para que las nuevas tecnologías no sean una amenaza debe haber un diálogo con la sociedad que raramente tiene lugar de forma planificada. En este sentido actualmente se llevan a cabo importantes iniciativas de desarrollo tecnológico para favorecer la accesibilidad a las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), pero es preciso dotar a la tecnología de significado, hay que desarrollar contenidos útiles, dirigidos a la atención de necesidades concretas de la población y con la clara intención de romper las brechas: la digital, la educacional, la del desarrollo sostenible…

Parte de tu formación la has realizado en la UOC como experto en educación: ¿cuál crees que es el papel del aprendizaje virtual como herramienta para el desarrollo?

Actualmente, desde muy diversos frentes, se trabaja en educación virtual para el desarrollo sostenible, para que la formación sea una posibilidad para un número cada vez mayor de personas. En este aspecto, creo que es fundamental trabajar por el desarrollo de la ciencia y la tecnología y establecer lazos globales que ayuden a dotar de contenido las iniciativas de fomento de las TIC. Hay que compartir conocimiento. Como decía antes, las iniciativas de desarrollo tecnológico, si no están conscientemente diseñadas, tienden a hacer la brecha digital más grande.

Desde tu experiencia, ¿cuál es la tendencia que se observa en este sentido?

En los últimos años, muchos países del mundo en desarrollo han hecho un gran esfuerzo por acercar las nuevas tecnologías a las poblaciones más pobres, creando telecentros, dotando a las instituciones del estado, diseñando portales de servicio a la ciudadanía. Debería realizarse un esfuerzo igual desde las comunidades gestoras del conocimiento para ponerlo al servicio de la población. En este sentido, iniciativas como la de la UOC u otras universidades de Estados Unidos o México, así como de instituciones de la cooperación bilateral o multilateral y ONG son muy valiosas. Pero es precisa una implicación mucho mayor y más amplia para tener resultados en términos de desarrollo.

Actualmente cursas el doctorado sobre la Sociedad de la Información y el Conocimiento de la UOC. ¿Qué aporta a tu formación?

Me aporta dos cosas importantes: herramientas para enfrentarme a la resolución de problemas en mi ejercicio profesional cotidiano y un espacio para el debate, donde compartir opiniones e ideas. Esto último es lo que más valoro en estos momentos, pues muchas veces uno se aísla en su práctica profesional, y tener la posibilidad de intercambiar conocimiento en una comunidad virtual como la del doctorado es refrescante.

¿A qué dedicas el tiempo libre que te deja tu trabajo en el PNUD, el doctorado y el voluntariado?

Bueno, la verdad es que las actividades del doctorado y del voluntariado las considero parte de mi tiempo libre, pero hago algunas cosas más, como leer, ir al cine o de copas con las amistades, que es realmente lo que más valoro como esparcimiento. Ahora bien, vivir en un país como Honduras tiene sus limitaciones en cuanto a ocio, pero también sus oportunidades: viajar a los países vecinos para hacer un poco de turismo o visitar a los amigos en Guatemala o el Salvador o ir a pasar unos días a las islas del Caribe hondureño son opciones que siempre considero cuando tengo unos días libres.

Una persona tan dinámica cómo tú, en constante formación, seguro que tiene planes de futuro; cuéntanos lo más inmediato.

De momento, tengo trabajo en el PNUD hasta final del 2007. Esta perspectiva laboral cubre mi futuro inmediato; no obstante, sí tengo algún proyecto, aún por concretar, que pueda unir mis intereses laborales con los de estudiante del doctorado. He hecho algunas propuestas en la oficina y estamos en una fase preliminar de evaluación de éstas, para ver sus posibilidades de implantación. Por ahora, lo que se puede decir es que giran en torno a una iniciativa de educación virtual para el desarrollo sostenible, en el marco de los grandes esfuerzos económicos para la implantación de infraestructura tecnológica que se hacen en los países en desarrollo.

¿Y tienes pensado volver a España o ves tu futuro en Latinoamérica?

Me veo en Latinoamérica, pero también me sé andaluz y pienso que debo volver, en algún momento. No sé exactamente cuándo será, pero hay cuestiones importantes en las que pensar, en las que creo que todas las personas que nos dedicamos a la cooperación en el exterior con organismos internacionales pensamos, después de unos años de trabajo, cuestiones que no se pueden eludir llegado un momento, como cotizar para una jubilación, tener opciones de un buen sistema de salud, atender a la educación de las hijas e hijos -si los tienes, que no es mi caso-, etc. Todas estas cuestiones, además de aquellas de carácter emocional, hacen que la balanza se incline hacia el retorno. Aunque todo el trabajo por hacer en el ámbito del desarrollo hace que ese retorno se vaya posponiendo peligrosamente.

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