Gabriel Ferraté
Rector de la Universitat Oberta de Catalunya
El cambio es la esencia de la vida sobre la Tierra. El ser humano, con la inteligencia, la capacidad creadora y la tecnología propias, ha elaborado artefactos culturales e intelectuales que han contribuido a la complejidad real del mundo que lo rodea. Estos mundos culturales que el ser humano ha elaborado se han orientado básicamente a facilitarle la vida sobre la Tierra. Toda la técnica que ha surgido de la aplicación de la inteligencia humana para la satisfacción de las necesidades perseguía, sobre todo, profundizar y ampliar sus limitadas capacidades físicas, superar sus carencias y disfunciones orgánicas o funcionales. El objetivo ha sido hacer mejor o más cómodo –o, simplemente, poder llegar a hacer– aquello que le era difícil o imposible. Podríamos identificar la herramienta, el motor y el computador como sustitutos de la mano, el músculo y el cerebro, paradigmas de los grandes avances técnicos y culturales que los seres humanos han sido capaces de hacer, ampliando sus capacidades en los campos de la acción, la fuerza y la mente. Especialmente en este último campo, a principios del siglo XXI, las cosas han cambiado espectacularmente.
La Universitat Oberta de Catalunya (UOC), nacida ya plenamente dentro de la sociedad del conocimiento, es ella misma en gran manera el resultado de la revolución tecnológica y cultural, asociada al uso intensivo de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y a las nuevas formas de sociabilidad y cultura que genera. Tanto es así que la UOC ha centrado su interés, respecto a la investigación en todas las actividades que giran en torno a la emergencia y el desarrollo de esta nueva sociedad del conocimiento, muy especialmente en el ámbito social y cultural. Por este motivo, la iniciativa que hoy se presenta, junto con el Instituto de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona, constituye una gran oportunidad para trasladar a nuestra ciudad el debate, la exploración, el intento de comprensión de un futuro que ya es presente, para compartir con todos los ciudadanos las preocupaciones que, por su magnitud y relevancia, no pueden reducirse al mundo de los especialistas ni al de las universidades.

Soy de los que creen que, si nos mantenemos con la mente abierta a las enormes potencialidades de los cambios, si somos capaces de poner estos cambios al servicio de las personas, podemos vislumbrar, detrás de la gran expansión del saber, que hoy es posible una nueva era de creatividad y progreso, un nuevo Renacimiento. Que eso suceda depende de nosotros.