Número 66 (mayo de 2017)

Precursor emblemático

Ferran Lalueza

COMeIN no podría soñar con mejor padrino para el lanzamiento de su primer libro recopilatorio que Pere Portabella: cineasta de culto, político, tertuliano, director teatral, artífice de un longevo evento político-social de obligada referencia estival (su legendario suquet) y, en definitiva, incomparable agitador. Hoy preside el patronato de uno de los principales think tanks españoles, la Fundación Alternativas. Y hace exactamente 40 años, orquestó la puesta en escena de una operación de Estado que marcaría el devenir de Cataluña. 

Portabella se muestra visiblemente incómodo ante el elogio, por merecidísimo y comedido que sea. Se remueve en su butaca y lanza una mirada apremiante al que intenta glosar públicamente algunas de sus gestas. Tuve ocasión de comprobarlo el pasado 4 de mayo, cuando asumí el reto imposible de explicar en apenas unos minutos quién es Pere Portabella y por qué le había pedido que nos acompañara y diera lustre a la presentación en Barcelona del libro Profesionales de la información y la comunicación. Lo que hacemos y lo que haremos, un recopilatorio que incluye 55 artículos publicados en nuestra revista durante sus primeros cinco años de andadura. 

 

Presentación del libro recopilatorio en la Llibreria Documenta, con el cineasta Pere Portabella acompañado por los profesores Jordi Sánchez-Navarro y Ferran Lalueza (de derecha a izquierda)

 
Sólo por el hecho de haber producido Viridiana (1961) de Luis Buñuel, Portabella ya merecería ocupar un puesto de honor en la historia del cine español. Pero es que además ha producido filmes de otros gigantes del séptimo arte como Carlos Saura o Marco Ferreri, y él mismo ha firmado películas tan insobornablemente personales, hipnóticamente fascinantes y poéticamente transgresoras como Umbracle (1970), Puente de Varsovia (1989) o Die Stille vor Bach (2007).
 
Precisamente este 2017 se celebra el quincuagésimo aniversario de su primera película como director, el cortometraje No contéis con los dedos (1967), en el que ya dinamitaba algunas convenciones del lenguaje cinematográfico y no pocos códigos publicitarios con la complicidad del poeta vanguardista Joan Brossa. Y este año igualmente se celebra el decimoquinto aniversario de su participación en el Documenta 11 de Kassel (2002) como único artista español presente en la muestra (a modo de pequeño guiño para connoisseurs, la mencionada presentación del libro recopilatorio tuvo lugar en la barcelonesa Llibreria Documenta).
 
También este 2017 es el año en el que la Cinemateca Portuguesa ha dedicado a Portabella una amplia retrospectiva, sumándose así a la interminable lista de instituciones culturales que le han venido homenajeando durante la última década: retrospectiva en el MoMA de Nueva York (2007), doctor honoris causa por la UAB (2009), retrospectiva en el Festival Internacional de Cine de Jeonju (2009), Premi Nacional de Cinema de Catalunya (2009), proyección en el London Spanish Film Festival (2009), exposición y proyecciones en la Fundació Pilar i Joan Miró de Palma de Mallorca, proyecciones especiales en  el Centre Pompidou de París en el marco de los Rencontres Internationales Paris/Berlin/Madrid (2010), ciclo homenaje en la Tate Modern Gallery de Londres (2011), retrospectiva en la Filmoteca Española (2011), premio Gaudí d’Honor 2012, homenaje y ciclo de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España (2012), retrospectiva en la web de cine MUBI (2012), exhibición de Vampir-Cuadecuc en la Arnolfini Gallery de Bristol (2013), premio de honor en el IBAFF 2016, retrospectiva en el Festival de Cine de Rotterdam (2016), etc.
 
Pero, sobretodo, este 2017 se celebra el cuadragésimo aniversario de la llamada operación Tarradellas. En efecto, fue en 1977 cuando Portabella conjugó su talento artístico y su instinto de animal político y los puso al servicio del retorno del presidente de la Generalitat catalana en el exilio, dirigiendo la impecable puesta en escena de un evento que marcó un antes y un después en la historia de Catalunya. “Molt Honorable President de la Generalitat, quan vulgueu; el poble de Catalunya us està esperant” (“Muy Horable Presidente de la Generalitat, cuando gustéis; el pueblo de Cataluña os está aguardando”). Con estas palabras, Portabella dio el pie a Tarradellas para que saliera al balcón del Palau de la Generalitat y pronunciara su histórico “Ciutadans de Catalunya, ja sóc aquí” (“Ciudadanos de Cataluña, ya estoy aquí”). Según el cineasta, no había actor en el mundo que pudiera interpretar el papel de viejo líder republicano con la convicción y credibilidad del auténtico Tarradellas. No obstante, las atrevidas decisiones y las certeras recomendaciones de Portabella desempeñaron un papel crucial para que el primer president de la Generalitat restituida fuera percibido en Cataluña, en España y en el mundo entero con la legitimidad deseada.
 
Una de las constataciones más aplastantes que se desprenden del libro Profesionales de la información y la comunicación. Lo que hacemos y lo que haremos (Editorial UOC) es que, en el siglo XXI, los profesionales de estos ámbitos debemos estar dispuestos a repensar permanentemente nuestra actividad, a adaptarnos al cambio y propiciarlo, y a dinamitar cualquier compartimento disciplinar para convertirnos en auténticos todoterrenos. Por fortuna, a la hora de asumir tamaño reto en nuestro país contamos con el magisterio de un precursor tan emblemático como Pere Portabella. Transgresor persistente, genio polifacético, artista implicado y ser humano generoso dispuesto a apadrinar un humilde libro que vislumbra el camino que él lleva décadas transitando.

 

Cita recomendada

LALUEZA, Ferran. Precursor emblemático. COMeIN [en línea], mayo 2017, núm. 66. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n66.1732

cine;  comunicación política; 
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