Podemos identificar el panorama económico de finales del siglo XX y principios del XXI con la aparición de una nueva economía, que tendría en el proceso de mundialización, en la revolución tecnológica digital y en los cambios en los patrones de consumo de los hogares sus tres pilares fundamentales. De hecho, estos tres elementos confluyen en uno: la masiva incorporación del conocimiento a la actividad económica. Básicamente, por tres razones: la primera, porque el proceso de mundialización modifica las relaciones económicas de base nacional y genera nuevas necesidades de infraestructuras, que se basan en la producción inmaterial, sobre todo de conocimiento y de información; la segunda, porque el desarrollo capitalista de base mundial ha aumentado la renta disponible de una parte importante de la población del planeta, lo que hace que puedan gastar una porción creciente de sus ingresos en mercancías intensivas en conocimiento; y tercera, y como resultado del proceso de innovación, las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) aumentan y transforman la creación y aplicación económica del conocimiento. La confluencia y las interrelaciones de estos tres elementos generan un círculo virtuoso que va de la demanda de nuevas mercancías a su producción, de su producción a la innovación y de la innovación, de nuevo, a la demanda, lo que se traduce en importantes aumentos de productividad y competitividad de algunas economías, sectores o empresas. Por este conjunto de razones podemos hablar de un capitalismo basado en el conocimiento, que tiene en este recurso la explicación básica del crecimiento y el desarrollo económico. En resumen, y como no podía ser de otra manera, en la nueva economía global del conocimiento las capacidades de aprendizaje y de innovación de los agentes económicos y la flexibilidad organizativa e institucional son la fuente principal de los aumentos de productividad, competitividad y bienestar.
Desde el punto de vista del análisis económico, este fenómeno plantea nuevos objetivos y retos de estudio. A la lógica investigación sobre el conocimiento como factor productivo y como mercancía sujeta a intercambio tenemos que añadir otros focos de interés. En primer lugar, el análisis de las modificaciones de comportamiento de los agentes económicos, ya sean empresas, consumidores o sector público. Esta visión nos lleva al análisis sectorial de las ramas productivas intensivas en conocimiento y al estudio de las conexiones hacia el resto de ramas de actividad. En segundo lugar, es importante analizar las transformaciones que el uso intensivo del conocimiento genera sobre las fuentes del crecimiento económico, así como las vinculaciones con los otros dos recursos productivos básicos: el capital y el trabajo. Por último, no podemos olvidar que este recurso estratégico e intangible transforma algunas de las condiciones de análisis del desarrollo económico. Efectivamente, la economía del conocimiento añade nuevas dicotomías y contradicciones a las desigualdades típicas del capitalismo: las personas, la empresa, el sector o las economías conectadas o insertadas en la red de conocimiento global en contraposición con las personas, las empresas, los sectores o las economías que permanecen desconectadas. En otras palabras, si el conocimiento, vinculado al factor trabajo por definición, es una oportunidad de desarrollo económico también es una nueva forma de exclusión del sistema para aquellas personas o comunidades que no dispongan de los mecanismos de inserción en la economía global del conocimiento.
Dentro de este marco general de análisis, a continuación se presentan algunas de las ideas básicas que la aparición y consolidación de la nueva economía ha puesto sobre la mesa del análisis económico. Para la explicación de estas ideas hemos recogido un conjunto de artículos que a lo largo de los últimos cuatro años los economistas del Observatorio de la Nueva Economía (ONE) hemos ido publicando en el portal de la UOC. En definitiva, a continuación se desarrollan las ideas que, desde diversas perspectivas y con diferentes objetivos de análisis, aportan algunas reflexiones, conceptos y evidencias significativas para aumentar la comprensión de un fenómeno que no por ser reciente deja de ser importante: el desarrollo de la economía y la sociedad del conocimiento.
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[Fecha de publicación: mayo de 2003]
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