
Teresa Bau
Cada vez más organizaciones de salud incorporan técnicas de diseño del comportamiento para influir positivamente en los usuarios y mejorar su bienestar y su calidad de vida. El Behavioural Design Lab (BDLab) del eHealth Center, liderado por el doctor en Psicología Manuel Armayones, también vinculado a los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación, colabora con entidades del sector público y privado en un gran abanico de iniciativas interesantes. El director del grupo de investigación nos las explica en esta entrevista.
En primer lugar, ¿cuáles son los hitos logrados en los últimos tiempos y qué objetivos se han establecido para este año?
Uno de los principales hitos ha sido ser reconocidos como grupo de investigación consolidado por la Agencia de Gestión de Ayudas Universitarias y de Investigación (AGAUR). Es importante que se reconozca por primera vez un grupo dedicado al diseño del comportamiento aplicado a la salud y, específicamente, a las intervenciones digitales.
Durante este 2023, nuestros objetivos son consolidar los proyectos de alfabetización digital en salud, adherencia, desimplementación de prácticas sanitarias de poco valor y diseño del comportamiento aplicado a la adaptación al cambio climático. Son proyectos liderados por distintos investigadores del grupo, pero todos tienen en común el hecho de poner la psicología al servicio de la salud pública.
¿Cómo puede aplicarse el diseño del comportamiento a la crisis del cambio climático?
Este proyecto lo hemos puesto en marcha junto con la Agencia de Salud Pública de Cataluña. La idea central es que, para hacer frente a situaciones derivadas del cambio climático —como etapas de calor extremo—, será necesario tomar medidas no solo adaptativas, sino también transformadoras. Es decir, habrá que hacer cambios profundos en la forma de organizarnos. Estos cambios tendrán que llevarlos a cabo las personas, tanto desde el punto de vista individual como dentro de las organizaciones. Aquí es donde entra el diseño del comportamiento, dado que habrá barreras y facilitadores que determinarán el éxito de estos cambios. Desde el Behavioural Design Lab contribuiremos a describir estas barreras y estos facilitadores para potenciar cambios sostenibles a lo largo del tiempo.
La Agencia de Calidad y Evaluación Sanitarias de Cataluña (AQuAS) utiliza vuestra investigación para influir en el comportamiento de los pacientes y mejorar el estado de salud y la calidad de vida. ¿En qué proyectos estáis trabajando en este sentido?
Trabajamos con AQuAS para ayudar a disminuir las recetas de benzodiazepinas en ciertos colectivos. Se trata de una intervención clave, porque la evidencia científica muestra que la prescripción de estos medicamentos no es siempre la mejor solución, sino que incluso puede empeorar la situación de los pacientes si el tratamiento supera el tiempo indicado en las guías elaboradas por AQuAS en el marco del proyecto Essencial. Este proyecto es un referente europeo sobre cómo intervenir en desimplementación de prácticas clínicas de bajo valor.
Otro proyecto interesante en el ámbito de la salud pública —concretamente, en salud mental infantojuvenil— es el que lidera la Dra. Eulàlia Hernández, en el que participan investigadores del grupo y de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC. El proyecto eHealthLit4Teen, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación, estudia cómo hacer llegar de forma efectiva programas educativos sobre salud mental a los adolescentes, y cómo hacer viral la información para conectar y alfabetizar a este sector de la población, tan necesitado de apoyo en salud mental.
¿Cómo van los proyectos de investigación que lleváis a cabo con el Hospital Clínic?
Estamos trabajando para descubrir las barreras y los facilitadores que hacen que los pacientes de un hospital como el Clínic puedan descansar bien. Para una buena recuperación física y mental, es vital descansar bien. En el marco de este proyecto, el CLiNIT, hemos aplicado técnicas de diseño del comportamiento. Próximamente, publicaremos los resultados en un artículo.
¿Qué puede aportar el diseño del comportamiento a la relación entre médico y paciente y a las intervenciones digitales en salud?
El diseño del comportamiento puede hacer aportaciones importantes para la relación entre profesionales sanitarios y pacientes. Para los profesionales, es clave entender qué barreras pueden impedir a los pacientes una adhesión al tratamiento. El hecho de entender qué mueve el comportamiento del paciente da pistas sobre cuáles deben ser los "principios activos comportamentales" que hay que incluir en las intervenciones en línea. Se trata de las técnicas específicas de cambio de comportamiento que debe tener en cuenta, por ejemplo, una aplicación móvil (y que variarán en función del tipo de aplicación y del público objetivo). El hecho de no incluir estos criterios hará que la aplicación no se utilice y se malgastarán tiempo y dinero.
El año pasado trabajasteis en intervenciones para combatir la soledad, uno de los males de nuestro tiempo. Publicasteis un artículo científico y participasteis en un congreso del Ayuntamiento de Barcelona. ¿Cuáles son las conclusiones de este estudio?
Los resultados muestran que es clave promover la participación activa de las personas, velar por facilitar la participación social, y ofrecer recursos a quien tenga dificultades. Además, el mejor aprendizaje ha sido trabajar a partir de una demanda real hecha por el Instituto Municipal de Personas con Discapacidad (IMPD). En el marco de la Estrategia municipal contra la soledad 2020-2030, del Ayuntamiento de Barcelona, hemos podido contribuir a dar respuesta a preguntas de investigación que se hacían los técnicos y que hemos podido transferir al IMPD. Este modelo de investigación colaborativa nos ha parecido una gran experiencia y lo aplicaremos a otros proyectos.
En el sector privado, habéis colaborado con el Innolab de la aseguradora DKV para ayudar a pacientes a perder peso a través de herramientas digitales. ¿Qué habéis aportado en este campo?
Hemos diseñado una guía para promover la adherencia a las recomendaciones que se dan en la aplicación DKV Quiero Cuidarme Más. También hemos elaborado vídeos aptos para toda la población que adaptan el método explicado en el libro Pequeños hábitos (Tiny Habits), del profesor B. J. Fogg, de la Universidad de Stanford. Los vídeos pueden verse en el Twitter de DKV.
Terminamos hablando del futuro. ¿Cómo crees que puede influir la inteligencia artificial (IA) en tu campo de estudio, el diseño del comportamiento?
Actualmente, vivimos un cambio en la representación del impacto que pensábamos que tendría la IA en nuestras vidas. Antes "sabíamos" que habría cambios; ahora, con ChatGPT, "lo sentimos". Percibo una gran incertidumbre en muchas personas. Se trata de una fuente de emociones negativas que debe contrarrestarse con conocimiento y evidencia.
Combinar el diseño del comportamiento y herramientas de IA permitirá una "persuasión tecnológica de precisión". Si con las redes sociales ya se tenía una gran capacidad para influir sobre nuestro comportamiento, ahora, con herramientas que pueden hacer una "influencia personalizada", se abre un enorme potencial. En el ámbito de la salud y el cuidado de las personas, la influencia puede ser muy positiva. Sin embargo, también existe un gran potencial de desinformación y de generación de emociones negativas.
En un mundo digital en el que se hace difícil distinguir lo verdadero, como dice Yuval Harari, el diseño del comportamiento y la persuasión tecnológica también serán importantes para investigar estrategias para protegernos desde el punto de vista psicológico.