28/12/18

Educar en el uso de los dispositivos en la escuela será clave para combatir la adicción a las pantallas

La agenda educativa vendrá marcada por la personalización del aprendizaje, la alfabetización mediática, el uso de las TIC y la formación flexible y modular

Foto: Unsplash/NeONBRAND

La alfabetización en el uso de las TIC en la escuela facilitará el aprendizaje. Según Bautista, el reto de la integración de las TIC en la educación ya se ha superado y las nuevas iniciativas deberán estar muy justificadas pedagógicamente. «Ahora hay que centrarse en la alfabetización en el uso de las TIC», remarca el experto. Cabrera defiende que hay que colocar a las TIC en su lugar: no son el centro, son elementos habituales en la vida, y, por lo tanto, en el aula, y facilitan el aprendizaje. La experta apunta que, además, debe darse importancia a otras cuestiones, como las metodologías que se ponen en juego o los espacios físicos o virtuales que fomenten la creatividad y el bienestar de los alumnos.

El futuro son espacios de aprendizaje más flexibles. «Hay que pasar de la cultura de un dispositivo por estudiante o de unos espacios donde predomina la tecnología a espacios más flexibles y abiertos, donde las TIC tengan un papel accesorio, invisible y accesible. Así, la tecnología se convierte en un elemento facilitador del aprendizaje. Hay que cambiar la óptica y pensar en qué tiene que hacer el estudiante para aprender y no en cuál es la actuación de los docentes durante las clases», explica Bautista. La planificación didáctica y la actividad de aprendizaje deben centrarse en el desarrollo de las competencias y en la actuación de los alumnos.

El estudiante, en el centro. Hay que hacer más protagonista el alumnado y personalizar su proceso de aprendizaje. En algunos momentos han de poder elegir si quieren trabajar en un espacio individual o en un espacio de grupo, si leen un libro o trabaja con una pantalla interactiva y la cantidad de tiempo que dedica. Según Cabrera, cada persona tiene que poder adaptar el entorno a sus motivaciones; por lo tanto, los niños deben poder elegir.

Desarrollar el espíritu crítico sobre el uso de los dispositivos, clave para combatir la adicción a las pantallas. «La pantalla ocupa una parte muy importante de la vida de los niños y jóvenes. Su exposición a las redes, a los influidores, a los youtubers, a los videojuegos y al ciberacoso escolar, entre otros elementos, son temas que preocupan a la sociedad. La escuela no puede quedar al margen desde el punto de vista educativo, ni las familias. Prohibir no es educar», advierte Bautista. Internet cada vez estará más presente en varios objetos que utilizamos de forma cotidiana. «Hay que trabajar el espíritu crítico de los alumnos para que hagan un uso racional de los dispositivos conectados a la red y formarlos en los posibles efectos adversos de adicción y problemas psicológicos que pueden provocar», añade la profesora de la UOC.

La cocreación del conocimiento, necesaria para entender un mundo global. Para Cabrera, el estadio de compartir conocimiento se ha superado y lo que se hace en la actualidad es crearlo de forma colaborativa. Este proceso, desde la perspectiva académica y científica, ha ido extendiéndose a todos los ámbitos educativos. «La única forma de entender un mundo global es trabajando desde múltiples perspectivas, de modo transversal, pluridisciplinario e intercultural», apunta la experta. «Las comunidades profesionales de maestros es lo que resulta más útil para la actualización constante de los docentes. La modalidad en línea facilita el contacto con comunidades de todo el mundo», añade.

Aumentará la oferta de formación modular y a medida. Hay un incremento de la formación a demanda, más flexible y modular, que sobrepasa el sistema actual. El estudiante construye cada vez más su trayectoria formativa, seleccionando aquello que más le interesa, en el formato que más le conviene y en el momento que puede hacerlo. 

Estancamiento de los MOOC. Los cursos masivos en línea y gratuitos nacieron de la mano de universidades de prestigio y vivieron un boom mediático. «A pesar de que los MOOC ofrecen formación sin requisitos de acceso y abierta, la esencia masiva y la interacción limitada con el profesorado hace que no sean una herramienta adecuada para todos los perfiles de estudiante», apunta Cabrera.

El blockchain podría contribuir a mejorar la seguridad de las interacciones educativas. Aunque es incipiente, se están haciendo pruebas con esta tecnología para proteger las comunicaciones entre las comunidades no formales o entre aquellas que no están en una institución como una universidad. Permitiría la certificación y gestión de los datos de los integrantes de la comunidad de aprendizaje.

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