12/12/19 · Institucional

Los estudiantes que hacen voluntariado ganan competencias como empatía e inteligencia emocional

Catorce entidades sociales de Cataluña, Valencia, País Vasco, Madrid, Sevilla y Canarias acogen de manera presencial a los setenta estudiantes voluntarios de la UOC

En un futuro, se valorará el voluntariado en línea e internacional
Foto: Rémi Walle / Unsplash (CC)

Foto: Rémi Walle / Unsplash (CC)

Más de setenta estudiantes, mediante el Programa de voluntariado social de la UOC, aportan su granito de arena para el cambio al mismo tiempo que adquieren habilidades y conocimientos complementarios a los que encuentran en la universidad. Lo hacen en estos ámbitos: lucha contra la brecha sociodigital y de género; mentoría inclusiva para jóvenes y niños en riesgo social; empoderamiento de la mujer; acompañamiento psicoemocional y jurídico a enfermos; economía social y empleabilidad de colectivos vulnerables y concienciación de las desigualdades globales.

«El voluntariado es una herramienta generadora de agentes de cambio y contribuye a la mejora y la transformación de la sociedad. Como universidad, tenemos la responsabilidad y el compromiso de formar a los ciudadanos y a los profesionales del futuro para que sean capaces de afrontar los nuevos retos globales y sociales que marca la Agenda 2030, como la enseñanza de calidad, la reducción de las desigualdades sociales y de género, la producción y el consumo responsables, o la salud y el bienestar de todas las personas», nos cuenta Pastora Martínez Samper, vicerrectora de Globalización y Cooperación y responsable del Programa de voluntariado social de la UOC.

Estefanía Castillo es un ejemplo concreto. Estudia el grado de Educación Social, tiene 29 años y vive en Santa Coloma de Gramenet. Desde hace un mes es mentora de Ana, una estudiante hondureña de 16 años, por medio del proyecto Zing de la Fundación Privada Nous Cims, en el que la AFEV facilita las relaciones de mentoría, una asociación que busca luchar contra las desigualdades que afectan a niños y adolescentes en el ámbito educativo. Se reúnen una vez a la semana, dos horas: «No la evalúo ni la interrogo, la acompaño. Hago que se sienta cómoda. Soy fan de los juegos de mesa y ya hemos jugado a bibliotecas, a centros comerciales... Así, mientras desarrollamos nuestra inteligencia y agilidad, ella me habla de sus cosas. Creamos un vínculo de confianza, pero no de amistad. Soy su mentora». Estefanía trabaja y ya tiene las prácticas convalidadas, pero «quería conocer otro campo que no fuera el mío». Asegura que se quería volver a acercar al mundo adolescente para «aprender de las nuevas generaciones que tienen mucho que enseñarnos».

Según Gemma Xarles, directora del Área de Globalización y Cooperación de la UOC, «las actividades de voluntariado social van encaminadas a despertar el interés y el compromiso sociales, y también a hacer que se tome conciencia de las desigualdades, mediante la experiencia vivencial y el conocimiento de otras realidades. El estudiante puede adquirir valores y competencias que difícilmente adquiriría solo con la formación académica o haciendo prácticas, por ejemplo el pensamiento crítico, la empatía, la comunicación intercultural, la autoconciencia, el altruismo, la cooperación, la autogestión, la inteligencia emocional, el compromiso social, la atención a la diversidad, el aprendizaje colectivo, etc.». Martínez Samper añade que «somos una universidad abierta a la sociedad y consciente de que el conocimiento es abierto y que no pertenece solo a la academia. También se genera el conocimiento fuera de los muros de las universidades. En este sentido, fomentamos el voluntariado porque es una buena manera de acceder a este conocimiento de fuera, tanto para nuestros estudiantes como para nuestro profesorado».

Laura Cardús, técnica de proyectos de la AFEV y profesora colaboradora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación, cree que la colaboración entre universidades y entidades sociales es esencial: «Pensamos que propuestas como las nuestras facilitan a las universidades ponerse manos a la obra para aplicar su responsabilidad social en algo concreto. Además, en los temas que nos ocupan (lograr el éxito educativo, prevenir el abandono escolar prematuro), el trabajo en colaboración es imprescindible ya que, de hecho, remamos en la misma dirección».

Para ella, los estudiantes de la UOC «tienen muchas ganas de contribuir, sentirse útiles y saber cómo aplicar sus potencialidades, a la vez que adquieren nuevas competencias útiles para la vida y para su futuro». Son personas con un perfil «tremendamente diverso, con vidas complejas, que a menudo estudian y trabajan, y que a veces no han seguido recorridos educativos tradicionales», añade. Cardús piensa que «tienen muchas ganas de aplicar sus conocimientos en la práctica, al mismo tiempo que también aprenden nuevas cosas y crecen». Según Xarles, «la peculiaridad de nuestro programa radica en el perfil único de nuestros estudiantes. En general, tienen más experiencia profesional y formación previa que los del resto de universidades, que suelen ser más jóvenes. La pericia de nuestro estudiante está muy bien valorada y reconocida por las entidades con las que trabajamos», concluye. 

Cruz Roja Española y Oncolliga, dos de las ONG que acogen a voluntarios de la UOC

En el marco del Programa de voluntariado social de la UOC, la institución colabora con organizaciones no gubernamentales locales y estatales, como Cruz Roja Española o Oncolliga, para potenciar el voluntariado universitario en diferentes proyectos sociales y comunitarios. «Hoy por hoy, nos centramos en desarrollar iniciativas en todo el territorio estatal en las líneas prioritarias siguientes: lucha contra la brecha sociodigital y de género; mentoría inclusiva para jóvenes y niños en riesgo social; empoderamiento de la mujer; acompañamiento psicoemocional y jurídico a enfermos; economía social y empleabilidad de colectivos vulnerables, y concienciación de las desigualdades globales. En un futuro, repitiendo la experiencia positiva, queremos ampliar el programa al voluntariado en línea y al internacional», explica Xarles.

Y concreta que «en la UOC se puede hacer voluntariado presencial. Nuestros estudiantes tienen la posibilidad de vivir esta experiencia durante todo el año, incluido el verano, en los diferentes territorios en los que estamos presentes. En estos últimos tres años, hemos hecho una apuesta clara para impulsar este programa, aumentando el alcance territorial y el número de proyectos, y también ofreciendo el reconocimiento de las horas de dedicación en forma de créditos RECAAU. Queríamos dar respuesta a la demanda creciente que plantean nuestros estudiantes de contribuir a construir un entorno más justo y equitativo».

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