16/9/21

Voluntarios virtuales: la pandemia facilita la solidaridad desde cualquier lugar del mundo

La Asociación de Familiares de Alzhéimer de El Puerto de Santa María recibió la ayuda de estudiantes universitarios repartidos por toda España
Foto: AFA Puerto

Foto: AFA Puerto

La pandemia ha obligado a adaptar muchos trabajos, actividades y encuentros, y hasta el ocio, al entorno virtual. El voluntariado también ha superado la presencialidad y se ha extendido, a distancia, durante los meses de encierro y en la nueva normalidad. ¿Se puede realizar una labor altruista desde casa para entidades de cualquier parte del mundo? ¿Ayudar diseñando actividades para enfermos, mantener redes sociales de organizaciones o realizar asesoramiento legal? Es posible, se han hecho pruebas que han sido un éxito y, a partir de ahora, se abre un abanico de posibilidades de ser solidario sin moverse de casa. Uno de los ejemplos de la capacidad que tiene el voluntariado para adaptarse a la virtualidad es la experiencia de la Asociación de Familiares de Alzhéimer de El Puerto de Santa María (AFA Puerto), que recibió la colaboración de siete estudiantes y trabajadores de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), repartidos por toda España, desde que arrancó el confinamiento en marzo de 2020. En el Día del Alzhéimer, que se celebra cada 21 de septiembre, los voluntarios y la entidad recuerdan la experiencia como un primer paso, sin retorno, para mantener la virtualidad, que supera barreras físicas y aumenta la ayuda y la visibilidad de la enfermedad. 

"La virtualidad no resta para que un voluntariado sea igual de enriquecedor", afirma el técnico de gestión de la institución educativa Jordi Lora, de Barcelona, que realizó labores de mantenimiento de la web y de gestión de redes sociales de la entidad. La directora y educadora social de AFA Puerto, Marta Vicenti, añade: "La motivación y las ganas de ayudar que han mostrado me ayudan a seguir luchando". Además de AFA Puerto, otras 13 entidades de toda España tenían en marcha el programa de voluntariado de la UOC cuando estalló la crisis pandémica y contaban con 234 participantes. Un 55 % pudieron seguir realizando su labor pese a la COVID-19, con adaptaciones como la que llevaron a cabo en El Puerto de Santa María. "La normativa nos restringió el acceso de personas al centro, pero se nos ocurrió lanzar una oferta no presencial", relata Vicenti. El resultado fue una red de siete voluntarios, en distintas localidades, que elaboraron una guía jurídica, llevaron a cabo actividades de musicoterapia o estimulación cognitiva, crearon material de diseño gráfico e idearon un plan de igualdad. 

Distintos perfiles en red

Diferentes perfiles profesionales participaron en la experiencia durante la etapa más dura de la pandemia aportando su conocimiento y poniendo en práctica el modelo virtual en el que ya estudian o trabajan en la UOC, universidad en línea que cuenta en la actualidad con 3.227 estudiantes en Andalucía. "Los estudiantes de la UOC están acostumbrados a trabajar en red, a distancia, de manera dinámica, por lo que a partir de ahora la posibilidad de hacer voluntariado virtual será cada vez más habitual", señala el delegado de la institución en Andalucía, Alfredo Charques. Esta nueva opción abre la puerta a cubrir la demanda, que llegó a las 822 candidaturas en 2020, de las que se seleccionaron las 234 mencionadas por falta de oferta. Derribar barreras físicas ayudará a gestionar el incremento de voluntarios, que ha sido constante en la UOC en los últimos años, y también permitirá a las entidades modernizarse y contar con nuevas herramientas con las que ayudar más y mejor. "Hay perfiles tan variados que se nos ocurrirán nuevas cosas que puedan ofrecerse en el futuro", añade.

Centros sociosanitarios como AFA Puerto centraban hasta 2020 el voluntariado en la atención personalizada de los enfermos a través de contacto físico, lo que supone, explica su directora, "un recurso muy valioso en nuestra asociación". Esta "interrupción" de las rutinas diarias, lamenta, "supuso un agravamiento de la sintomatología de su enfermedad en todos los niveles: cognitivo, funcional y conductual". Ante la prohibición del acceso al centro, Vicenti propuso explorar cuestiones "que posibilitan el crecimiento de la entidad" y que, reconoce, "dejamos de lado para cubrir necesidades del día a día". Seis estudiantes y un trabajador, repartidos por la geografía española, hicieron aportaciones para mejorar estas áreas de la entidad. Y, tras la experiencia, todos coinciden en que la virtualidad abre nuevas vías de ayuda para ONG y entidades sociales. "El voluntariado está atravesando un proceso de desafiante transformación para dar respuesta a necesidades emergentes", afirma Melanie Belmonte, de Palma de Mallorca, que creó material de diseño gráfico. Desde Granada, Enrique Agredano concluye que la presencialidad "se ha convertido en una herramienta anticuada para la gran mayoría de actividades", y se muestra orgulloso de la guía de recursos legales para familiares de personas con demencias que elaboró para AFA Puerto. "Mi soporte jurídico y documental no se vio afectado por la virtualidad, y el documento ayudará como primer recurso de asesoramiento cuando un familiar o alguien cercano comience a experimentar problemas de este tipo", comenta.

Sentimiento de gratificación

La pandemia no solo sirvió como agente de innovación en el voluntariado, sino que empujó a muchos a plantearse la experiencia. Es el caso de Javier Quirós, que elaboró el plan de igualdad de la entidad. "La crisis sanitaria ha puesto de manifiesto nuestra responsabilidad como agentes del cambio", sostiene desde Zaragoza, mientras destaca que "el sentimiento de gratificación fue máximo". La estudiante del grado de Psicología Claudia Andrea Córdoba, de Parets del Vallès (Barcelona), admite que fue "un reto" estudiar y trabajar de manera virtual, pero el resultado fue "mayor autonomía" y "aprendizaje vital". Claudia Andrea realizó fichas de estimulación cognitiva, y Jéssica Gracia, también alumna de Psicología, desde Coria del Río (Sevilla) llevó a cabo sesiones de musicoterapia, dos actividades de desarrollo presencial a las que no pudieron asistir. "El hecho de no poder vivirlas presencialmente fue una barrera que debí asumir; me hubiese gustado mucho para obtener feedback de los propios usuarios", relata.

Combinación presencial y virtual

Los voluntarios destacan que la experiencia virtual permite adaptar los tiempos que dedican a esta labor. El técnico de gestión de la UOC Jordi Lora asume que "por horarios, por disponibilidad para desplazarme y por la pandemia, la opción del voluntariado en línea ya era prioritaria para mí". La capacidad de adaptación personal y la gratificación son una constante para todos los participantes, quienes también destacan que las reuniones virtuales se desarrollaron "de forma muy natural" y que el contacto fue "fluido" entre los voluntarios y con la entidad. Para AFA Puerto supuso, relata su directora, "una oportunidad para contar con la participación de personas con niveles de formación superiores". Fue un estudiante de la UOC de la población el que promovió la colaboración con la universidad, de tipo presencial, en 2019. Con la pandemia se ha convertido en virtual, y desde la entidad quieren que se mantenga así. "Vamos a continuar ofreciendo puestos de participación voluntaria a distancia con la UOC", defiende Vicenti, que ensalza la posibilidad de aglutinar distintos "perfiles profesionales". El delegado de la institución universitaria en Andalucía apoya la continuidad de este sistema: "La presencialidad tiene interés desde el punto de vista psicológico, de ayuda a los enfermos, pero no es privativo: es posible hacer voluntariado con mucho sentido e impacto".

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