1/6/06

"Estoy atento a la aparición de nuevas tecnologías y las posibilidades que generan"

William J. Mitchell ,

William J. Mitchell ha sido investido doctor honoris causa por la Universitat Oberta de Catalunya en el mes de junio de 2006, en una ceremonia en la que también se ha reconocido al ex presidente de la Generalitat Jordi Pujol. Mitchell es profesor de Arquitectura e investigador del Instituto Tecnológico de Massachusetts, y su campo de estudio abarca varios proyectos de investigación.
William J. Mitchell ha sido investido doctor honoris causa por la Universitat Oberta de Catalunya en el mes de junio de 2006, en una ceremonia en la que también se ha reconocido al ex presidente de la Generalitat Jordi Pujol. Mitchell es profesor de Arquitectura e investigador del Instituto Tecnológico de Massachusetts, y su campo de estudio abarca varios proyectos de investigación.
La arquitectura y la planificación urbanística y su adaptación a la sociedad de la información configuran el campo de estudio de William J. Mitchell. Este profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts muestra un compromiso intelectual y académico hacia proyectos que reduzcan la distancia entre países desarrollados y en vías de desarrollo. Mitchell -australiano de nacimiento- ha sido investido doctor honoris causa por la Universitat Oberta de Catalunya en junio de 2006, en una ceremonia conjunta con el ex presidente de la Generalitat Jordi Pujol.
Después de graduarse en Melbourne (Australia) empieza a trabajar como profesor de Arquitectura y Planificación Urbanística. ¿Cómo evoluciona personalmente del espacio físico a la ciudad de bits?
Diseño edificios con la ayuda de un ordenador y de sistemas informáticos desde finales de los años sesenta y principios de los setenta. A medida que la red se desarrollaba, fui tomando conciencia de su importancia para crear comunidad y apoyar el negocio que se generaba, y eso me hizo prestar atención a la relación entre espacio físico y trabajo en red. Fue una forma alternativa de apoyar la generación de comunidades digitales.
Su campo de estudio se sitúa justo en el punto de encuentro entre creatividad y tecnología. ¿Qué peso tiene cada una de estas disciplinas en su trabajo?
De hecho, las dos tienen un peso importante. Como arquitecto soy fundamentalmente un diseñador, pero hay que utilizar la tecnología en todos los aspectos que aborda la arquitectura. Y pasa lo mismo en el entorno digital. Los arquitectos acoplamos normalmente la tecnología a nuestros trabajos. En tareas creativas es muy habitual inventar herramientas nuevas que permitan nuevas prestaciones, y en el diseño urbanístico eso es una constante.
En un proyecto que actualmente llevamos a cabo desde el Instituto Tecnológico de Massachusetts, por ejemplo, estamos reinventando el automóvil en un entorno urbano. Intentamos que sea extremadamente pequeño y que funcione con suministro eléctrico, en gran parte controlado por ordenador y regido por elementos inteligentes. Y no tiene motor, porque hemos colocado robots eléctricos para accionar las ruedas. Tampoco tiene cambio de marchas y muchos aspectos se siguen mediante una pantalla de ordenador.
¿Qué objetivo persigue este nuevo vehículo?
Queremos conseguir que sea muy pequeño y silencioso, así como eficaz desde el punto de vista energético, porque funciona con suministro eléctrico. También queremos que aporte movilidad y libertad al usuario de la ciudad.
¿Es un vehículo más en la ciudad? Como diseñador de espacios urbanos, ¿considera que en las grandes ciudades conviene potenciar el transporte público?
Sí, este automóvil tendría un uso en combinación con el transporte público: la intención es que se sitúe junto a las estaciones de metro y de autobús. De esta forma, el transporte público cubre trayectos de largo recorrido y con grandes volúmenes de pasajeros, y el coche que desarrollamos serviría para completar el camino hasta la vivienda particular o para tener una mayor movilidad.
Usted trabaja con la tecnología más allá de su especialización en arquitectura...
Sí, yo estoy atento sobre todo a las nuevas oportunidades que crea la tecnología. La Universitat Oberta de Catalunya es un ejemplo de ello: antes de Internet este tipo de organización habría sido imposible. Ha emergido una nueva tecnología que permite diseñar un nuevo tipo de universidad. La tecnología de Internet creó oportunidades para nuevos tipos de negocio. Por todo ello, siempre estoy atento a la aparición de nuevas oportunidades en tecnología y a las posibilidades que puede generar para desarrollar algún recurso que implique un progreso social.
Pero sí, es verdad, muchos arquitectos aceptan trabajar con la tecnología estándar existente. La tecnología puede tener una vertiente muy creativa y derivar en nuevas oportunidades. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que las nuevas oportunidades no se convierten en algo útil automáticamente; hay que diseñar utilizando tecnología. Evidentemente, las nuevas tecnologías también pueden crear atrocidades.
Por lo tanto, usted colabora con un equipo multidisciplinar.
Sí, somos un equipo de investigación con arquitectos, urbanistas, informáticos, ingenieros mecánicos, sociólogos, un abogado.
¿Cómo percibe la nueva sociedad en cambio constante gracias a la tecnología?
Es un aspecto del que he hablado a menudo con el profesor Manuel Castells. Es una sociedad con una movilidad mucho mayor, una mayor interconectividad, con subgrupos pertenecientes a culturas muy diversas e interconectados, con cuestiones como la identidad... Creo que la sociedad tiene que tener una fuerte identidad local junto con una presencia en el mundo global. La diferencia entre el profesor Castells y yo es que yo siempre me he centrado en los efectos del diseño de espacios sobre el mundo físico.
Para salir de estas grandes abstracciones podríamos recurrir a un ejemplo como es el de la transformación que ha vivido el puesto de trabajo. Hace pocos años disponíamos de máquina de escribir y papel, y ahora transportamos por todo el mundo un ordenador portátil con conexión sin hilos dentro de una cartera. Un aeropuerto, un avión o una habitación de hotel se convierten en puestos de trabajo. De manera similar, las bibliotecas eran tradicionalmente edificios monumentales situados en medio de una ciudad, y ahora cualquier entorno que disponga de conexión a Internet es una biblioteca. El espacio físico cambia debido a la interconectividad y por eso los arquitectos tenemos que diseñar de una nueva manera.
Eso condiciona la manera de proyectar hoy el interior de las viviendas, por ejemplo
Sí, y la vivienda se convierte en un puesto de trabajo. Es algo que tiene consecuencias sociales positivas y negativas: aporta flexibilidad, pero es difícil establecer una separación de actividades domésticas y laborales. Asimismo, hay que diseñar el espacio específico para trabajar en la propia vivienda.
Desde su posición de profesor y arquitecto, ¿qué retos cree que asume la sociedad de la información?
Uno de los principales es la gestión del cambio en unas condiciones tecnológicas nuevas. Se produce con una considerable rapidez y ha generado un debate público sobre la rápida evolución que vive la sociedad. Es una situación difícil, porque una gran parte de la población no entiende las nuevas tecnologías.
El papel del diseñador consiste en crear situaciones y dibujos muy claros y vivos de las diversas alternativas de futuro de que disponemos. Es una cuestión muy diferente del debate sobre políticas abstractas.
Hemos llegado a una situación en la que ha desaparecido la tiranía de la distancia -gracias a las herramientas de e-learning-, pero se va creando un agujero económico y político a causa de las diferencias económicas existentes. ¿Cómo introduce esto en su campo de estudio?
Este agujero es evidente. Hoy nadie discute que las nuevas tecnologías crean desigualdades. Se establece una gradación entre las personas en función del momento en el que acceden a la tecnología, y las nuevas tecnologías tienden a magnificar las diferencias. Pero la tecnología digital e Internet pueden eliminar estas distancias, porque, fundamentalmente, la conectividad es barata y los instrumentos electrónicos cada vez son más pequeños y asequibles. Por eso es una herramienta muy poderosa para reducir desigualdades sociales
¿Ésta es la línea del proyecto Archnet que usted lidera con países musulmanes?
Sí. Uno de los problemas esenciales de las universidades de los países musulmanes es que disponen de recursos muy reducidos, incluso con respecto a la documentación que se almacena en sus bibliotecas.
Por eso hemos creado grandes cantidades de recursos y materiales gratuitos sobre arquitectura islámica: es una de las mayores colecciones de imágenes y material sobre este tema. La intención es que sirvan para ayudar en la tarea de arquitectos, urbanistas, profesores y estudiantes de universidades de los países islámicos en desarrollo. También se les provee de ordenadores. Y éste es un ejemplo de uso de la tecnología digital con el objetivo de reducir las diferencias entre universidades del mundo desarrollado y del mundo en desarrollo.
Es una iniciativa que denota compromiso intelectual y profesional.
Sí, completamente. Es un proyecto que yo propuse a Aga Kahn [el líder espiritual de los musulmanes ismaelitas nazaríes], y nuestra tarea es recoger imágenes y material diverso sobre la arquitectura musulmana.
Hay otro proyecto, quizás tan interesante como éste, denominado OpenCourseWith, en el que desarrollamos todo el material docente producido en el Instituto Tecnológico de Massachusetts para hacerlo accesible y ofrecerlo en abierto a universidades de países en vías de desarrollo. Éste es, también, un intento de reducir la distancia entre ambos mundos.

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