20/3/19

«Hay que informar a los pacientes sobre la voluntad vital anticipada»

Foto: UOC

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José Manuel Jiménez Rodríguez , trabajador social sanitario del Servicio Andaluz de Salud y profesor del máster universitario de Trabajo Social Sanitario de la UOC

 

José Manuel Jiménez Rodríguez es uno de los principales trabajadores sociales sanitarios en la historia del Servicio Andaluz de Salud en ostentar un doctorado. Lo consiguió el año pasado con un trabajo sobre la voluntad vital anticipada, declaración oficial recogida en la Ley 41/2002, que permite expresar con antelación y por escrito los deseos y preferencias sobre los cuidados y tratamientos sanitarios que queremos recibir en el momento en el que ya no podamos expresarlos, y escoger a una persona representante para que decida por nosotros en esos momentos. Con esta investigación, Jiménez Rodríguez no solo ha ahondado en busca de los niveles de planificación de los profesionales de la salud, sino que también ha abierto al Trabajo Social Sanitario a nuevos horizontes: congresos, investigaciones, publicaciones, etc.

 

 

José Manuel Jiménez Rodríguez es uno de los principales trabajadores sociales sanitarios en la historia del Servicio Andaluz de Salud en ostentar un doctorado. Lo consiguió el año pasado con un trabajo sobre la voluntad vital anticipada, declaración oficial recogida en la Ley 41/2002, que permite expresar con antelación y por escrito los deseos y preferencias sobre los cuidados y tratamientos sanitarios que queremos recibir en el momento en el que ya no podamos expresarlos, y escoger a una persona representante para que decida por nosotros en esos momentos. Con esta investigación, Jiménez Rodríguez no solo ha ahondado en busca de los niveles de planificación de los profesionales de la salud, sino que también ha abierto al Trabajo Social Sanitario a nuevos horizontes: congresos, investigaciones, publicaciones, etc.

 

Diplomado en Trabajo Social y Licenciado en Antropología Social y Cultural, ¿por qué elegiste este tema para defender tu tesis doctoral?

Es un derecho del ciudadano. Cada vez, la esperanza de vida es mayor y hay más enfermos crónicos. Creo que hay que ofertar esta prestación para que, cuando llegue el momento final de la vida, los pacientes puedan tener garantizado el derecho a la autodeterminación clínica. Y decidir voluntariamente el tipo de tratamientos que quiere que se le apliquen sin exceder los límites de la lex artis. Para lo que puede hacer uso de una tercera persona, en representación de esta. Siempre ha sido el médico, junto con los familiares, quien ha tomado la decisión. Por supuesto, se ha buscado lo mejor para el paciente, pero a veces él no hubiera tomado esa decisión. También tuve en cuenta el bajo número de registros que existía en Andalucía respecto a otras comunidades, incluso respecto a otros países. Es cierto que ha ido creciendo, pero lo ha hecho de forma paulatina.

¿Somos una sociedad a la que no le gusta hablar de la muerte o es simplemente una falta de información?

Creo que hay un poco de todo. Muchos ciudadanos no conocen este documento como tal y también sigue habiendo tabúes en torno a la muerte; por ejemplo, cuando nos referimos a procesos oncológicos. Pero creo que el cambio está llegando. Para hablar de este tema hay que estar preparado; afloran las creencias de cada persona, su sistema de valores, etc. No es tan solo un tema de que «quiero que me intuben o no», o «que me sonden o no». No existe un discurso elaborado en la atención primaria para llevar a cabo esta prestación. Aunque sí se cuentan con guías.

¿Quién tiene que plantear el documento al paciente?

Considero que el entorno ideal es la atención primaria y, en concreto, el facultativo, que es quien conoce al paciente, quien lleva años tratándolo y quien, además, tiene el conocimiento adecuado sobre el proceso clínico. Pero no siempre es así. No existe un profesional adjudicado en concreto para tratar este tema. En mi centro, cuando hay un paciente que quiere hacerlo, lo mandan a la Unidad de Trabajo Social Sanitario.

¿Por qué se deriva a vosotros si ese no es el mejor escenario?

Yo quiero pensar que los facultativos saben que les toca de lleno, pero las consultas están programadas cada cinco minutos y en ese tiempo no puede hacerse. A las personas que lo solicitan hay que sentarlas, hacerles una entrevista, mostrarles el documento, explicárselo todo... Si el médico tiene cinco minutos, acaba en «vete al trabajador social sanitario y que te informe». Detrás de este documento hay toda una parte burocrática, y nosotros nos dedicamos a gestionar recursos y prestaciones. También para ellos es complicado elegir el momento de sacar a la luz ese documento. A veces lo obviamos por no enfrentar a la persona con lo que está pasando o con lo que podría pasarle. La falta de habilidad y entrenamiento también están presentes. Así como el aspecto sensibilizador, las resistencias y miedos, etc.

¿Las familias agradecen la información?

En mi trabajo de tesis no he medido al paciente o la familia. en trabajos elaborados previamente, he dado con varios estudios que reflejaban que cuando se presenta ese documento a los pacientes, el número total de documentos de voluntades anticipadas aumenta, y los pacientes sí que agradecen la información.

¿Vamos evolucionando?

Creo que el cambio habrá llegado de verdad cuando la gente, aun estando sana, presente este documento. La voluntad vital anticipada suele dejarse para el final de la vida, pero es un documento que puede abordarse incluso desde jóvenes. Hay que tener en cuenta que puede ser modificado o anulado según las terapias que vayan apareciendo la situación personal del momento, las creencias... Esa es la actitud.

¿Falta investigación en el trabajo social sanitario?

¿Cuál es el obstáculo?

Exige mucho. La investigación requiere de mucho tiempo y lo ideal sería que se contara con financiación. Yo, durante más de diez años, he dedicado gran parte de mis horas fuera del horario laboral a la investigación, un sacrificio personal y familiar muy grande. Hay gente a la que le gustaría dedicarse de pleno a esto. A veces no solo se trata de una cuestión de financiación, bastaría con liberar tiempo, dejar libre un día de trabajo para la investigación, etc.

¿El doctorado te ha abierto puertas?

Sí. La realidad es que gracias a la tesis doctoral he sido invitado a  eventos: congresos, jornadas, seminarios... El doctorado me ha permitido ser revisor de revistas científicas o formar parte del profesorado del máster universitario de Trabajo Social Sanitario de la UOC. Algo que para mí es muy importante.

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