19/6/19 · Estudios de Derecho y Ciencia Política

«Es mejor que proporcionemos herramientas para resolver los conflictos de forma amigable y no punitiva»

Marc Puig Fort , mediador de ocio nocturno <br></br>

Marc Puig Fort (Sant Joan de les Abadesses, 1989) es uno de los cuatro mediadores nocturnos que los jueves y los viernes de esta primavera recorren las calles de Girona para evitar un tipo de conflicto clásico: el que aparece entre los que salen de fiesta, los vecinos y los locales de ocio. Su tarea forma parte de una prueba piloto que tiene precedentes en Platja d'Aro y Badalona. Es un trabajo de madrugada que le ha llegado después de cursar el máster de Gestión y Resolución de Conflictos de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Marc está convencido de que, ya sea de noche o de día, en el ámbito del ocio o en el familiar o social, los mediadores son un valor en alza en la rapidez del mundo actual.

 

Marc Puig Fort (Sant Joan de les Abadesses, 1989) es uno de los cuatro mediadores nocturnos que los jueves y los viernes de esta primavera recorren las calles de Girona para evitar un tipo de conflicto clásico: el que aparece entre los que salen de fiesta, los vecinos y los locales de ocio. Su tarea forma parte de una prueba piloto que tiene precedentes en Platja d'Aro y Badalona. Es un trabajo de madrugada que le ha llegado después de cursar el máster de Gestión y Resolución de Conflictos de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Marc está convencido de que, ya sea de noche o de día, en el ámbito del ocio o en el familiar o social, los mediadores son un valor en alza en la rapidez del mundo actual.

 

¿Qué hace un mediador de ocio nocturno?

Vela por el buen funcionamiento y la convivencia entre el ocio nocturno de la ciudad, los locales y los vecinos. En muchas grandes ciudades, o poblaciones turísticas, existe un elevado grado de denuncias a la policía por ruidos, disturbios y peleas por parte de la gente que trabaja de lunes a viernes y vive en zonas de ocio nocturno. Nuestra figura se crea para mediar entre vecinos, locales y usuarios del ocio, para que unos puedan descansar, los otros explotar su negocio y los demás salir tranquilamente, sin peleas ni ensuciar o destrozar mobiliario urbano.

¿Hay un trabajo previo con los vecinos y uno más in situ por la noche?

Actualmente, en el caso de los vecinos, se ha informado por medio de la prensa, y los locales de ocio lo saben por las circulares que se les han enviado. Nosotros, todas las noches, hacemos una ronda por todos los locales, vemos a los porteros y en muchas ocasiones a los propietarios. Queremos que vean que estamos allí. Vamos vestidos de calle, solo llevamos una identificación. En el caso de las personas que salen de fiesta, cuando detectamos situaciones que pueden terminar con llamadas de los vecinos a la policía por ruidos o alborotos, nos acercamos y les decimos que entendemos que quieren pasárselo bien y que tienen todo el derecho de salir, pero que los vecinos tienen derecho a descansar. Queremos que sepan que nosotros no podemos hacer nada, pero que si siguen con esa actitud, puede haber una acción policial o una sanción. Y, si puede evitarse, será mejor para todo el mundo. Este es, básicamente, el discurso. 

¿Cómo sería un caso tipo?

Gente que bebe en la calle, porque ha sacado las copas del local o lleva botellas de vidrio, o también gente que ha salido a fumar o está en la calle con amigos. Cuanto más tarde es, más han bebido y más levantan la voz.

¿Cómo os recibe la gente?

Generalmente, muy bien. Por ejemplo, vemos a un grupo que levanta mucho la voz, o en actitud agresiva: nos acercamos y les decimos que somos mediadores de ocio nocturno. Habitualmente, callan de golpe y piensan que les caerá una multa. Nos interesamos por ellos, les explicamos la situación, y más del 80 % se disculpa. Muchas personas saben ya que no deben gritar ni llevar bebidas por la calle, que eso es susceptible de sanción. Tratamos de ser empáticos y hacer pedagogía: muchos son habituales y están cambiando el comportamiento con el tiempo.

Esto sería prevención. ¿Y mediación?

Si se produce una pelea, no hacemos contención. No es nuestro trabajo. Pero si ha llegado la policía, los bandos están separados y la situación es más calmada, podemos mediar entre los dos bandos. Otro caso claro es cuando echan a alguien de un local y, por lo tanto, hay un conflicto entre el usuario y los guardas de seguridad. Entramos a mediar para que cada uno se ponga en la piel del otro y el conflicto termine bien. De momento, hemos podido solucionar todos los casos que hemos encontrado: en la mayoría hemos procurado hacer entrar al usuario en razón.

 ¿Habéis encontrado algún caso de violencia de género?

Solo uno, y no era del todo claro. Si, en el caso de alguna pareja, observamos que podría haber conflicto, lo seguimos a distancia para tener claro que no va a más.

En estos momentos estáis en el ecuador de la prueba piloto. ¿Tenéis datos?

Los recogemos todos. Disponemos de una aplicación donde, cada vez que hacemos una intervención o simplemente una observación, los introducimos. Anotamos todo tipo de incidencias: cuando vemos una pelea o cuando observamos mobiliario roto o mucha suciedad en una calle porque se han roto papeleras. Después, la coordinadora elabora un informe semanal.

¿Puedes hacer balance?

Creo que, de momento, va muy bien. Si hemos llevado a cabo unas doscientas intervenciones, las que han sido mal recibidas pueden contarse con los dedos de una mano.

¿Te parece que merece la pena que pueda consolidarse?

Los propios usuarios nos han dicho muchísimas veces que están a favor de este servicio. Cuando sales, y bebes, y te dejas llevar, y el único límite que encuentras es la ley, se agradece que alguien venga a avisar sin coacción ni amenaza. No vale la pena terminar siendo sancionado por algo así.

¿Habéis detectado puntos de mejora para proponer al Ayuntamiento?

Al hacer muchas observaciones, detectamos aspectos de los que tomamos nota, por ejemplo, cuando hay mucha suciedad en una calle, botellas rotas y pocas papeleras o contenedores, o cuando se pide a los clientes de un local que vayan a fumar a una esquina y allí no hay ceniceros públicos, o casos de calles mal iluminadas. Hay conflictos que pueden evitarse desde un punto de vista estructural. Por otra parte, si puede hacerse mediación in situ entre locales de ocio y vecinos, estamos dispuestos a ello, podemos asumirlo. Y, si se ampliara el horario, todavía sería más factible.

¿Tendrá, entonces, continuidad, este proyecto piloto?

Creo que sí. En Platja d’Aro hace tres años que lo llevan a cabo, han tenido muy buena acogida y la perspectiva es que continuarán. Ahora nosotros trabajamos los jueves y los viernes por la noche: quizás podría hacerse también los sábados y ajustar los horarios.

¿Qué es lo que más te motiva, en tu ámbito?

La mediación nocturna me gusta mucho, aunque el campo en el que centré mi trabajo de fin de máster (TFM) me interesa mucho más. Hace referencia a la introducción de la figura del conflictólogo en los centros de menores y, en este sentido, un tema ahora muy importante son los menores no acompañados. De hecho, en las zonas de ocio nocturno encontramos. Hay grupos de chicos no acompañados, indocumentados, que duermen en la calle. Hay robos, y también agresiones. Llegan de una forma tan masiva que, en muchos ámbitos, el sistema no estaba preparado para ello. Además, el choque cultural genera muchos conflictos. Es un tema candente en el ámbito social.

De todos modos, el trabajo actual ha tenido que ver con el trabajo de fin de máster, ¿verdad?

Después de que me premiaran el trabajo de fin de máster, el profesor Xavier Pastor me propuso para el trabajo de mediación nocturna. Lo llevo a cabo con tres compañeras. Por otra parte, la UOC me ha ofrecido también otra ocupación: ser tutor de trabajos de fin de máster.

De hecho, toda tu formación universitaria se ha desarrollado en la UOC. ¿Cuál es el porqué de tu elección?

Empecé a estudiar con diecinueve años. Tenía que pagarme los estudios y los gastos de vivienda y trabajar seis días a la semana. La UOC era la única universidad que me permitía estudiar lo que quería con aquella jornada laboral.

Cursaste Educación Social y algo te llevó a cursar el máster de Gestión y Solución de Conflictos.

Antes de empezar en la UOC estaba muy interesado en la resolución de conflictos, principalmente en el ámbito de la violencia de género, y ya me había sacado algún título de especialización por el Servicio de Ocupación de Cataluña (SOC). El primer año de Educación Social empecé a estudiar títulos de especialización en la UOC de verano y la UOC de invierno. Me acabé sacando cinco, relacionados con violencia de género, conflictividad y explotación sexual comercial infantil. Y luego decidí cursar el máster.

La figura de los mediadores es relativamente nueva, como profesión, pero está muy en boga...

Sí, y en conflictología existen muchos tipos de mediación: familiar, empresarial, judicial...

Quizás porque vayamos muy rápido, cada vez hacen más falta estas figuras.

Realmente, sí. Antes era impensable. El sistema judicial siempre ha sido pensado desde un punto de vista punitivo. Ahora se piensa mucho más en soluciones preventivas. Es mejor enseñar a pescar que dar los peces. No es lo mismo enseñar a alguien cómo solucionar los conflictos que solucionárselos. Es mejor que proporcionemos herramientas a la gente para resolver los conflictos de forma amigable y no punitiva.

¿Es una inversión?

La mediación es una solución real a los problemas que padecemos en la sociedad. Con el ritmo al que vamos, hay muchos más conflictos y muchos factores que generan conflictos que pueden resolverse de forma más sencilla que con leyes y normas.

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