25/9/20 · Salud

«A los negacionistas les tenemos que pedir que aporten evidencias»

Foto: UOC

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Alexandre López-Borrull , profesor de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC y autor del libro <cite>Bulos científicos: de la tierra plana al coronavirus</cite>

 

Bulos científicos: de la tierra plana al coronavirus (Oberon, 2020) es el título del libro que acaba de publicar Alexandre López-Borrull (Barcelona, 1974), profesor de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). López-Borrull, doctor en Química y licenciado en Documentación, hace un repaso de algunos de los principales bulos científicos de la historia y profundiza también en la rumorología y las noticias falsas (fake news) que ha generado la pandemia del coronavirus. La crisis sorprendió al autor del libro en pleno proceso de elaboración del estudio. Considera que la pandemia es una oportunidad para los científicos para explicarse más y mejor.

 

Bulos científicos: de la tierra plana al coronavirus (Oberon, 2020) es el título del libro que acaba de publicar Alexandre López-Borrull (Barcelona, 1974), profesor de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). López-Borrull, doctor en Química y licenciado en Documentación, hace un repaso de algunos de los principales bulos científicos de la historia y profundiza también en la rumorología y las noticias falsas (fake news) que ha generado la pandemia del coronavirus. La crisis sorprendió al autor del libro en pleno proceso de elaboración del estudio. Considera que la pandemia es una oportunidad para los científicos para explicarse más y mejor.

Usted trabajaba en este libro desde hacía más de un año cuando de repente llegó la COVID-19. ¿Le cambió mucho los planes?

La idea inicial era tratar temas que la comunicación científica y las revistas científicas habían dado a conocer en artículos de carácter social y que después se había demostrado que se basaban en falsedades, porque desde un punto de vista científico se acababan desmintiendo. Cuando llegó el coronavirus vimos que valía la pena añadir varios episodios en los que pudiéramos seguir hablando de los principales bulos que habían aparecido en relación con el nuevo virus, por ejemplo, su origen o la 5G. Esto nos da pie a hablar de otro tema: los negacionistas. 

Hay que decir que uno de los efectos positivos de la pandemia es esta generación de interés por la ciencia.

La sociedad mira hacia la ciencia para que esta dé una respuesta a las grandes incertidumbres. Todo lo que sea explicar la ciencia ha cobrado importancia, ahora la sociedad está más atenta. Creo que es una oportunidad para la ciencia encontrarse en medio a la hora de tomar decisiones más fundamentadas tanto sobre gestión pública como del día a día. Que tanto los medios de comunicación como la gente debatan y hablen sobre ciencia también es una oportunidad para que los científicos salgamos y nos expliquemos más y mejor. Por eso también aparecen referentes como Oriol Mitjà, Antoni Trilla o Fernando Simón, personas que están pasando a ser muy seguidas y escuchadas. Es bueno que la sociedad tenga referentes científicos.

Sin embargo, hay que ser prudente. En el libro usted avisa que lo que ahora se da por cierto se puede desmentir con el tiempo... Bajo este punto de vista, ¿es justo considerar un negacionista como una persona que no está en sus cabales?

La ciencia tiene mecanismos para evolucionar. Si algo acaba siendo cierto será porque la ciencia lo demostrará. Los negacionistas deben aportar pruebas y evidencias, y entonces entrar en el debate. Pero a veces lo que hacen es dar una respuesta muy simple a una situación compleja. Lo que les tenemos que pedir es que aporten las evidencias que demuestran lo que afirman. Estoy de acuerdo en que cualquier persona crítica no tiene por qué ser considerada friki, pero sí que pediría que los colectivos críticos aporten evidencias. Si jugamos al método científico debemos hacerlo bien. 

Pero disentir de un científico es prácticamente imposible para alguien que no tenga conocimientos. Así que la gente se lo tiene que creer porque va vendida...

Esta es una consecuencia de vivir en una sociedad tecnológica que hace que las personas acaben por tener que confiar en otras porque por sí solas no pueden llegar a todo el conocimiento ni al más especializado. En algún momento tendrán que confiar en lo que les diga otro. 

El libro puede servir a muchos lectores para descubrir cosas que creen pero que en realidad son informaciones inciertas. El corte de digestión después de comer, por ejemplo...

En este caso lo que hago es situarlo en el lugar del rumor y explico qué es cierto y qué es mentira. Me interesaba ver que hay una leyenda urbana que se reproduce por inercia cultural, como el corte de digestión. Cuando escarbas en ello ves que este corte de digestión puede producirse en cualquier momento y no solo a la hora de la siesta. Sin embargo, nos dejamos llevar por la inercia y nos cuesta cambiar nuestras costumbres. Este efecto puede perpetuar algo que puede ser peligroso a cualquier hora. Algunos rumores son falsos y algunos necesitan contexto. 

¿Cuáles son los denominadores comunes de todos estos rumores e informaciones falsas?

Hay ciertos patrones que se repiten y hacen que se viralicen. Los hay que son clásicos. Pero también hay otras dinámicas como la de quienes desconfían de la información oficial. Son los que dicen que no se ha llegado a la Luna o que la Tierra es plana. Los bulos más vinculados a la salud vemos que pueden comenzar porque hay un científico que ve algo de manera diferente y al final acaba encontrándose con una persona famosa que hace de altavoz, y es cuando el rumor llega a todo el mundo. A través de los canales de YouTube y Facebook se viraliza. No son rumores nuevos, pero la circulación por las redes sociales, sí. Llevamos años de aprendizaje con las redes sociales, pero todo es nuevo y todavía estamos aprendiendo a lidiar con todo ello.

¿Qué hacer para estar prevenidos ante este nuevo contexto? ¿Estamos preparados?

La gente tiene que tener una base de conocimiento científico y hacer un esfuerzo. También en cuanto a educación mediática (media literacy), una alfabetización para reconocer fuentes de información, para saber verificar y obtener fiabilidad. Los expertos llevan mucho tiempo estudiando el fenómeno y el mundo educativo lo va integrando poco a poco. Pero también es necesario que la gente mayor aprenda a poner en cuarentena la información que recibe antes de difundirla. Es una cuestión de competencias digitales en una sociedad de la información. 

¿Qué aspecto de la rumorología sobre el coronavirus le ha parecido más interesante?

La parte geopolítica, porque, por ejemplo, ahora mismo la vacuna es otra carrera espacial en el siglo XXI. La mezcla de geopolítica y ciencia es importante. A veces dependiendo del país donde vivas, parece que se creen bandos. A Boris Johnson le pilla el tema de la 5G cuando tenía que decidir si Huawei debía ser el operador de su país. Pasan cosas relacionadas con el coronavirus y se aprovechan en el tablero geopolítico.

Otro aspecto que aborda en el libro es el papel de los políticos en la difusión de información falsa. Trump ahora mismo ya ha anunciado que la vacuna llegará en cuestión de meses a todos los norteamericanos.

Me ha gustado como muchas compañías han dicho que la vacuna no entendía de elecciones y que no podían garantizar que hubiera una antes de las elecciones en Estados Unidos, lo cual rebaja las expectativas del propio Trump. Si mezclamos salud pública y las necesidades de gobierno, hay mucha comunicación política, mucha gestión emocional, en detrimento de la ciencia. El lenguaje es diferente, como hemos visto, si las declaraciones las hacen militares, políticos o científicos. Desde el ámbito político se contamina el discurso y se puede llegar a ensuciar la gestión de la crisis.

Actualmente en España los científicos son los que dan la cara. Los políticos han entendido que tenían que dar un paso atrás...

Que sea un perfil más técnico relaja más a la gente. Ofrece más tranquilidad un técnico que muestra más que sabe lo que está haciendo. Esto no es un demérito del político, sino que demuestra que te sabes rodear del mejor equipo. Es bueno que los científicos den un paso adelante y tengan esta visibilidad.

Finalmente, ¿cree que se debe legislar para detener las noticias falsas?

Tiene que haber una aproximación conjunta del país, plataformas de redes sociales y colectivos de usuarios para entender los derechos y los deberes de cada cual. Hace falta una regulación que fije un umbral a partir del cual algo deja de ser libertad de expresión debido, por ejemplo, a que puede generar pánico. Es necesaria una reflexión, en Europa se está haciendo. Es evidente que una aproximación legal de un estado necesita que la plataforma borre contenido de manera activa y no reactiva. Cada uno tiene su reto, las redes se juegan su futuro. 

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