17/2/21 · Institucional

«Los recursos de aprendizaje de las asignaturas se están adaptando al modelo de aprendizaje por competencias»

Ciro Llueca

Ciro Llueca

Ciro Llueca , director del Área de Biblioteca y Recursos de Aprendizaje y de la Editorial UOC

 

El material pedagógico que la UOC entrega a sus estudiantes está inmerso en un proceso de transformación que tiende hacia la atomización y la diversidad. La valoración del estudiantado se sitúa por encima de la media histórica, y esto anima al equipo que hay detrás a seguir digitalizando e innovando en materia de contenidos. En esta entrevista, Ciro Llueca, director del Área de Biblioteca y Recursos de Aprendizaje y recién nombrado director de la Editorial UOC, explica cómo evoluciona este proceso de cambios y da pistas sobre cómo serán los recursos de aprendizaje del futuro.

 

El material pedagógico que la UOC entrega a sus estudiantes está inmerso en un proceso de transformación que tiende hacia la atomización y la diversidad. La valoración del estudiantado se sitúa por encima de la media histórica, y esto anima al equipo que hay detrás a seguir digitalizando e innovando en materia de contenidos. En esta entrevista, Ciro Llueca, director del Área de Biblioteca y Recursos de Aprendizaje y recién nombrado director de la Editorial UOC, explica cómo evoluciona este proceso de cambios y da pistas sobre cómo serán los recursos de aprendizaje del futuro.

Por si alguien no está al corriente, ¿qué entendemos por recursos de aprendizaje y qué tipologías de recursos hay?

La UOC se distingue de otras universidades, y especialmente de otras universidades a distancia, porque facilita al estudiante todos los recursos pedagógicos que pueda necesitar durante su formación académica. Todo este abanico de contenidos que el estudiantado necesitará a lo largo del curso constituye los recursos de aprendizaje, que pueden ser de todo tipo. Los dividimos en dos grandes grupos: los recursos que elaboramos directamente desde la UOC, como si fuéramos una editorial o una productora audiovisual o multimedia, y los que ya existen en el mercado y cuyos derechos de uso gestionamos para ponerlos a disposición de los estudiantes.

Tal como dices, todo este material puede tener una gran diversidad de formatos. ¿Hay algún límite?

Actualmente tenemos un catálogo con una oferta muy variada de tipologías, pero no hay límites. El profesorado elige el más pertinente para la formación de sus estudiantes y preparamos estos recursos con una serie de órganos de la universidad que acompañan a los profesores en la selección y la gestión del material. Tenemos a los asesores pedagógicos del eLearn Center -con el reto de innovar permanentemente en el modelo docente-, a los especialistas tecnológicos y a un equipo de expertos que colabora para presentar los contenidos de la mejor manera posible. Por ejemplo, para enseñar cómo es un cerebro por dentro, lo más eficaz es tener imágenes o poder hacer un recorrido virtual. Y para hacer un análisis crítico de un texto literario o de una sentencia hay que tener los textos originales. La gama de tipologías de recursos de aprendizaje es tan grande como la propia industria: fundamentalmente son de tipo textual, audiovisual y multimedia, pero también tenemos bases de datos, software, páginas wiki, animaciones, películas, webs... Lo que sea más conveniente para cada asignatura.

Puesto que los estudios, de algún modo, están vivos y los profesores buscan nuevas maneras de enseñar, estos recursos de aprendizaje también deben estar vivos. ¿Evolucionan y cambian con el tiempo?

Absolutamente. Desde siempre se ha hecho un proceso de actualización de los recursos. A veces es por temas menores, como actualizar datos con otros más recientes, y se hace de manera ordinaria de acuerdo con el paso del tiempo. Pero también hacemos una segunda actualización más a fondo, cuando se detecta que los estudiantes o los profesores no están suficientemente satisfechos con los recursos. Aparte, desde 2016, se está produciendo un plan de transformación de los recursos de aprendizaje de todas las asignaturas para adaptarlos al modelo de aprendizaje por competencias. Cada año vamos cambiando todas las asignaturas de un programa determinado porque hemos visto que, pedagógicamente, para los estudiantes es más conveniente recibir los contenidos con una combinación de formatos digitales (sobre todo textual, audiovisual y multimedia) y más atomizada. La idea es tener más cantidad de recursos pero menos voluminosos y que, por ejemplo, el clásico manual textual de cientos de páginas pueda convertirse en una combinación de varios recursos más amables y más pertinentes para cada asignatura, pero también poniendo el foco en el tiempo real del que dispone el estudiante. Si la asignatura es de seis créditos, el contenido debe ser el equivalente a este volumen de dedicación, siempre de acuerdo con las instrucciones del profesorado.

Es lo que pide el nuevo tiempo, ¿no?

Exacto, como otro aspecto muy importante: la accesibilidad. Los materiales deben adaptarse a las necesidades y capacidades de los estudiantes, tanto en cuanto a la accesibilidad para diversidad funcional grave o leve -y en eso la UOC tiene que ser un referente- como a la portabilidad. Los recursos que antes solo podían ser leídos desde un ordenador ahora deben estar preparados para tabletas o teléfonos inteligentes. Y todo ello, con una producción profesional que sigue una serie de criterios para ofrecer la máxima calidad posible, con un estilo diferenciador, una visualización de calidad y unos detalles muy cuidados. El reto continuo es que sean más atractivos e intuitivos.

Y esta actualización y creación constantes se compaginan con un proceso de digitalización de los recursos.

También ha sido un cambio muy importante. En cinco años hemos pasado de enviar fotocopias de recursos de aprendizaje textual al domicilio de los estudiantes a tener, ahora, la mayoría del material únicamente en formato digital. No solamente hemos podido invertir más dinero en recursos más nuevos y de mayor calidad, sino que ahora somos coherentes con la naturaleza completamente digital de la UOC, y contribuimos a una mayor responsabilidad medioambiental de nuestra sociedad. Además, esto nos permitirá aplicar analíticas de aprendizaje en línea y saber si ha sido leído, en qué momento se ha paralizado su consumo, y, en definitiva, extraer datos de su rendimiento.

La digitalización no se ha concluido, pero el papel sí se ha eliminado, ¿verdad?

Sí. En 2016, un tercio de los recursos económicos dedicados a recursos de aprendizaje se destinaba a imprimir módulos y enviarlos a domicilio. A partir de muchos esfuerzos de adaptación del profesorado, esta cifra ha bajado a un 10 % porque hemos dejado de enviar los módulos impresos, hemos cambiado libros en papel por libros electrónicos, hemos sustituido los DVD por la reproducción en continuo y también se han digitalizado otros recursos. Todavía enviamos a domicilio artilugios como placas de ordenador y algunos libros, si el profesor considera que son la mejor opción que hay en el mercado y no hay otra alternativa digital. No podemos ir más rápido que el mercado editorial español, que aún es muy analógico. Si fuera más maduro, como el norteamericano, esta transición habría sido más rápida.

¿Cuántos recursos de aprendizaje tenéis?

Cada año añadimos entre 4.000 y 5.000, que actualizamos o producimos de nuevo. En septiembre pusimos en las aulas cerca de 18.000 recursos propios y unos 30.000 de terceros. Además, hay que sumarles las descargas de la colección digital, que se acercan a los 4 millones anuales, y otros elementos como miles de licencias de software de más de 70 softwares diferentes.

¿Cómo obtenéis el retorno sobre la satisfacción de los estudiantes?

El sistema más evidente es la encuesta que se hace a finales del semestre. Se hace una valoración de cada una de las asignaturas y se pide el grado de satisfacción con los recursos de aprendizaje. Se ha medido desde el comienzo de la UOC y la media histórica es que un 69 % de los estudiantes está de acuerdo o muy de acuerdo con los recursos de aprendizaje recibidos. Actualmente estamos en un 72,4 %, es decir, por encima de la media histórica. Estamos satisfechos por este aumento de la valoración de los últimos años porque entendemos que avala el plan de transformación de los recursos. Sobre todo, habiendo hecho algo tan arriesgado como dejar de enviar materiales a los domicilios, algo que muchos estudiantes preferían como estímulo psicológico para empezar el curso. Las encuestas se complementan con otras herramientas de validación de estos contenidos.

¿Qué peso específico tienen los recursos de aprendizaje en el modelo de estudio que propone la UOC?

Tienen mucha importancia. El modelo de la UOC gira en torno a tres ejes: el acompañamiento académico del estudiante a cargo del personal docente, que diseña, acompaña y evalúa a los estudiantes; la tecnología, por tener un campus virtual que, a pesar del crecimiento exponencial de los últimos años, permite el acceso a los 77.000 estudiantes matriculados, y en tercer lugar están los recursos de aprendizaje que tenemos a disposición de los estudiantes. Es un elemento diferenciador del resto de universidades.

¿Los recursos que generáis se comparten con otras universidades o entidades?

Puntualmente, otras universidades nos piden autorización para utilizar nuestros recursos. Yendo mucho más allá, la UOC, por su compromiso con la ciencia abierta y de acuerdo con el Plan de conocimiento abierto, después de seis semestres abre la mayoría de los documentos. Por lo tanto, tres años después de ser creado, el recurso vuelve a la sociedad en su plenitud y pueden acceder a él otras universidades, administraciones públicas y también cualquier ciudadano.

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