22/8/16 · Internet Interdisciplinary Institute (IN3)

Un libro critica las terribles condiciones de trabajo y las presiones a los gobiernos de empresas como Uber o Airbnb

Las grandes empresas de la economía colaborativa como Uber, Amazon o Airbnb potencian unas terribles condiciones de trabajo y aprovechan la crisis de 2008, no para repensar el sistema económico e ir hacia uno más justo y estable, sino como estrategia para el desmantelamiento de las condiciones laborales, lo que afecta sobre todo a las clases más desfavorecidas. Estas son algunas de las conclusiones del ensayo Cooperativismo de plataforma. Desafiando la economía colaborativa corporativa, de Trebor Scholz, que ha sido traducido al español y editado por el grupo de investigación Dimmons del IN3 de la UOC.
Flickr: Kirsten /(CC)

Flickr: Kirsten /(CC)

Scholz es investigador, activista, profesor de cultura y medios de comunicación en la New School de Nueva York y experto en economía colaborativa. También es conferenciante habitual en foros y sus artículos se han publicado en medios como Le Monde, The Washington Post o La Nación. En los últimos años ha contribuido al debate en torno a la economía colaborativa gracias a su denuncia de la forma de funcionar de las grandes corporaciones.

En el libro –una síntesis divulgativa de este enfoque– critica las perversiones de la economía colaborativa corporativa y alerta de que estas grandes plataformas digitales han creado mercados donde antes no había, aprovechándose de la infraestructura (coche, apartamento, tiempo...) de la gente. Son empresas –critica– en las que se paga al intermediario pero se desposee al trabajador de sus derechos, puesto que no tiene paro, seguridad social ni jubilación.

En palabras de Scholz, «a la sombra de una mayor comodidad en el acceso a ciertos servicios de una parte de la población, existen por contrapartida importantes costes sociales para la clase trabajadora, sobre todo la menos cualificada». Así, alerta de que el acceso esporádico de la clase media a trabajo de bajo nivel, como conducir un taxi (en el caso de Uber), como una forma para llegar a fin de mes, implica desplazar de estas ocupaciones –y de una fuente de trabajo estable– a trabajadores de baja calificación.

Scholz també alerta de las grandes cantidades de dinero que estas corporaciones gastan en grupos de presión para influir a las instituciones públicas para que cambien sus regulaciones a su favor. Por todo esto concluye que la economía colaborativa corporativa «no es simplemente una continuación del capitalismo predigital tal como lo conocemos, dado que hay una notable discontinuidad, sino que es un nuevo grado de explotación y una mayor concentración de la riqueza».

Alternativa más social

Si en la primera parte del libro Scholz critica la economía colaborativa corporativa de estas grandes empresas, en la segunda introduce el concepto de cooperativismo de plataforma para proponer un movimiento económico que beneficie a más ciudadanos y apuesta por la creación de cooperativas como alternativa de la situación actual, una modalidad de actividad económica que beneficie a muchos y no tan solo a unos pocos, que favorezca la reducción de desigualdades y la distribución de benefi­cios en la sociedad.

Desde el grupo de investigación Dimmons de la UOC, después de la organización de las jornadas Procomún, que tuvieron lugar en marzo, se pretende seguir el debate sobre las diferentes interpretaciones y prácticas de la economía colaborativa con la traducción al castellano y la difusión del ensayo de Scholz, junto con una serie de encuentros con el autor para debatir y contrastar opiniones sobre este tema.

Contacto de prensa

También te puede interesar

Más leídos