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Milagros Sáinz

Investigadora del IN3

«Las nuevas tecnologías interesan a las mujeres, pero de manera distinta que a los hombre»

Milagros Sáinz nació en Agüera de Montija (Burgos), estudió psicología en Salamanca, se especializó en recursos humanos en Madrid. Desde entonces se ha volcado en la investigación de los roles de género en el uso de las tecnologías de la información. El afán de superación y un espíritu inquieto la impulsaron a entrar a formar parte, hace ahora un año, del IN3 de la UOC.

Febrero de 2008 / Por Laura Castillo y Anna Guerrero
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Tu trayectoria tanto académica como profesional ha estado muy vinculada a las universidades a distancia, primero a la UNED y a luego la UOC. ¿Qué crees que pueden aportar estas instituciones a diferencia de las universidades presenciales?

Se trata de dos universidades que, por lo general, cuentan con un perfil de alumno muy particular, distinto al de las universidades presenciales. Suele tener alumnos ya adultos y más motivados por conseguir sus objetivos académicos y profesionales.

Has publicado numerosos artículos e impartido seminarios sobre cómo diseñar materiales didácticos para la educación a distancia. ¿Qué características debe tener un buen material?

Yo creo que un buen material didáctico debe estar adaptado a las necesidades del profesor y del alumno, máxime en el caso de universidades en las que la «presencia» del profesor es más difusa; es decir, debe fomentar el aprendizaje autónomo de los alumnos, así como su participación activa en todo el proceso de enseñanza-aprendizaje.

¿Del uno al diez, cómo valorarías los materiales de la UOC?

No tengo mucha experiencia con los materiales de la UOC, pero los que he tenido ocasión de ver podrían calificarse con un 8 o un 9.

El año pasado ingresaste en el cuerpo de investigadores del IN3 de la UOC. ¿Qué ha supuesto este cambio en tu carrera?

Ha supuesto que me centre más en mi actividad como investigadora y siga potenciando la línea de investigación que empecé con mi tesis doctoral, así como otras líneas de investigación ligadas a la perspectiva de género y las nuevas tecnologías.

Precisamente este enero recibiste el premio que el Injuve entrega por aquellas tesis doctorales que aportan conocimientos de la realidad de gran utilidad para el diseño de políticas de juventud. ¿Qué supuso este reconocimiento para ti?

Para mí ha supuesto una gran recompensa a un trabajo de tantos años. ¡No es fácil que se reconozcan los méritos de una tesis doctoral en este país!

Volviendo al tema de tu tesi. ¿Crees que existe una apropiación diferente de las nuevas tecnologías en función del género o con la informática e internet se ha logrado salvar esa brecha?

Las nuevas tecnologías interesan a las mujeres, pero de manera distinta que a los hombres. Es evidente que la tecnología está diseñada por y para hombres y eso resta protagonismo a las necesidades de las mujeres y al papel que juegan en el diseño, desarrollo y uso de la tecnología.

De tu estudio se desprende que incluso las chicas interesadas en la informática parece que se decantan más por lo tecnológicamente soft (gestión, servicios) que por lo tecnológicamente hard (programación). ¿A qué es debido?

En general, puede decirse que a las mujeres nos interesan menos los aspectos técnicos porque desde pequeñas recibimos una educación distinta a la que reciben los hombres. Estamos educadas para que nos interesen las tareas y actividades congruentes con los roles de género femeninos (estar en contacto con otras personas, ser empáticas y cálidas), lo cual está reñido con lo puramente técnico. Esto podría explicar por qué las chicas que estudian informática se inclinan más por la informática de gestión, donde podrán estar en contacto con clientes –entre otras cosas–, y menos por la especialidad de sistemas (más técnica).

Entonces el tópico sobre el informático un tanto freaky y poco comunicativo también favorecerá que sea un ámbito percibido como poco femenino, ¿no?

Exacto. La imagen que los adolescentes que participaron en mi trabajo tenían del informático freaky y poco sociable dista del rol de género femenino. Por eso contribuye a reforzar la idea de que la informática es un ámbito frío e inadecuado para una mujer que quiera desarrollar los roles de género femeninos (de sociabilidad) que he comentado anteriormente.

Tu estudio determinaba que chicas y chicos tenían un concepto de la propia habilidad para con la informática muy diferente. ¿A qué se debe esta distorsión de la realidad?

En mi estudio, las chicas mostraban un concepto de su habilidad con respecto al ordenador y la informática más bajo que el de los chicos. Ello es una de las consecuencias de los estereotipos y roles de género que delimitan que son los hombres, no las mujeres, los que tienen que ser hábiles con las herramientas tecnológicas. Esto es muy importante, dado el gran poder predictivo del autoconcepto de habilidad hacia el ordenador y la informática, en la elección de estudios técnicos.

Existe un consenso sobre la necesidad de incrementar la presencia femenina en los diferentes sectores tecnológicos, y sin embargo la gran pregunta parece ser cómo lograrlo. ¿Qué iniciativas podrían ayudar a avanzar en este sentido?

Sí, ese es un gran reto. Se vienen desarrollando iniciativas para acercar la tecnología a las mujeres desde edades tempranas y adaptar la tecnología a las necesidades femeninas. Entre otras muchas acciones, sería necesario que todos los agentes de socialización (incluidos los medios de comunicación) empezaran a reconocer la contribución de las mujeres al diseño y desarrollo de herramientas y aplicaciones técnicas y que fomentaran la imagen de que hombres y mujeres son, a priori, capaces de desarrollar las mismas competencias y de interesarse por lo mismo, sin condicionamientos culturales ni sociales.

Gran parte de tu trabajo como investigadora se ha centrado en aspectos de género. ¿Cuándo decidiste que era este el campo en el que te interesaba trabajar?

Cuando inicié los cursos de doctorado tuve la suerte de empezar a trabajar con la que luego sería mi directora de tesis, Mercedes López-Sáez, con la que he aprendido a valorar la importancia de estos temas y a interesarme y ahondar en los porques de la menor presencia de mujeres en el ámbito tecnológico.

Y hablando del futuro... ¿Qué aspiras a constatar o descubrir en tu nuevo proyecto de investigación, Sociedad de la información en igualdad y para la igualdad. Desajustes entre participación y posición de las mujeres en la investigación y en el empleo de las TIC?

En este proyecto, dirigido por mi jefa Cecilia Castaño, pretendemos buscar explicaciones a la escasa representación de mujeres en el ámbito de la investigación y empleo de las TIC, siguiendo la premisa de Nancy Hafkin: «Sin datos, no hay visibilidad ni prioridad». Se trata de un estudio pionero en el área, del cual estamos aprendiendo muchísimo sobre cómo están las mujeres que trabajan en el ámbito de la investigación de las tecnologías de la información y la comunicación. Esperamos encontrar la clave para atajar el problema, que preocupa enormemente a instituciones de la Unión Europea y de Estados Unidos.

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