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Albert Batlle, David Megías y Albert Sangrà

Directores de los 3 másteres oficiales de la UOC

Albert Batlle, David Megías y Albert Sangrà son los directores respectivamente de los másteres oficiales de Sociedad de la información, Software libre y Educación y TIC, los tres títulos de la UOC adaptados al EEES (espacio europeo de educación superior).

El primero nace del programa de doctorado —si bien no se establece un vínculo directo entre ambos— y se propone formar especialistas para afrontar los retos de organización de la sociedad de la información. El segundo presta atención a las libertades asociadas al software libre y las implicaciones éticas, sociales y económicas de este movimiento. Y el tercero propone una formación innovadora en uno de los ámbitos emergentes de la sociedad de la información: el aprendizaje virtual.

¿Qué tipo de profesional quiere crear cada máster?

ALBERT SANGRÀ. El de Educación y TIC, alguien capaz de saber utilizar las TIC en un sentido amplio con finalidades educativas o formativas, aprovechando al máximo sus potencialidades, sean para la educación formal o para la no formal; también alguien capaz de iniciarse en la práctica investigadora del propio ámbito de actuación y diseñar, desarrollar y aplicar proyectos en este ámbito profesional.

DAVID MEGÍAS. El de Software libre, a grandes rasgos, intenta enfatizar el conocimiento del software libre para perfiles técnicos. Damos una especificidad de software libre a profesionales de tipo técnico / informático. Disponemos de itinerarios en función de las especializaciones profesionales que quieran alcanzar los estudiantes. Por ejemplo, tenemos administración de redes y sistemas operativos, administración de web y comercio electrónico y desarrollo de aplicaciones informáticas. También tienen cabida otros perfiles no tan técnicos, como dirección de sistemas de información en entornos de software libre y economía del software libre.

ALBERT BATLLE. En el máster de Sociedad de la información el perfil profesional básico viene definido por la investigación por motivos académicos. Pero tampoco queremos olvidar los perfiles profesionalizadores que, de alguna manera, vienen a segmentar lo que entendemos por sociedad de la información. En este sentido, el máster dibuja itinerarios que vinculan la sociedad de la información con el ámbito de la economía y la empresa, con el ámbito político-jurídico, y con el mundo de la cultura y la comunicación.

¿Qué adaptaciones se han tenido que hacer en la metodología de las asignaturas y el diseño de programa para ajustarse a los requerimientos del EEES?

BATLLE. Esta adaptación está en curso. Se trata, básicamente, de repensar el proceso de aprendizaje que implica cada asignatura. Trabajamos desde aquello en lo que queremos que el estudiante sea competente. Incorporar el concepto de competencia en el plan docente de la asignatura provoca que se vea revolucionado sustancialmente.

MEGÍAS. El hilo conductor de la asignatura no es un contenido, sino las competencias: qué queremos que el estudiante sepa hacer, cómo evaluamos que sabe hacerlo y cómo le transmitimos los conocimientos para que pueda hacerlo. Y debe haber contenido, lógicamente. Es un cambio en el modelo educativo.
En el máster de Software libre tenemos la suerte de que hace dos años que formamos parte del plan piloto de adaptación al EEES del Departamento de Universidades, Investigación y Sociedad de la Información y, por lo tanto, hace dos años que trabajamos con esta metodología.

SANGRÀ. El cambio ha sido integral. Empezamos por determinar el perfil de estudiante identificando las competencias que le eran propias. Por eso creamos un mapa del máster. Asociamos estas competencias a las distintas asignaturas pero no por su contenido, sino por situaciones de aplicación, que son las que se relacionan directamente con el perfil profesional y su contexto de actuación real.

BATLLE. Nosotros empezamos a transformar y adaptar las asignaturas del antiguo programa de doctorado al máster de Sociedad de la información. El doctorado entendido como hasta ahora desaparece: tendrá una estructura totalmente diferente, con pocas plazas ofertadas de manera competitiva. Las asignaturas del antiguo doctorado pasan a ser del máster oficial reconvertidas y adaptadas al EEES.

¿Tiene sentido el planteamiento de asignaturas del que se disponía hasta ahora?

MEGÍAS. El sentido es el mismo, lo que cambia es la manera como planteamos el aprendizaje, no sólo desde el punto vista del estudiante sino también desde punto vista docente. Es una manera distinta de conseguir los mismos objetivos educativos. En lugar de partir de un contenido que debe aprenderse, planteamos qué queremos que sepa hacer el estudiante.

BATLLE. Las asignaturas siguen existiendo como cuerpo central de un programa oficial, deben superarse y aprobarse y tienen créditos asociados. De hecho, el concepto de competencia afecta directamente el programa. Pero, en el fondo, las competencias van dirigidas al conjunto del programa y eso es lo que le da coherencia.

MEGÍAS. El concepto de competencia plantea una idea interesante antes no tan clara, y es que se puede trabajar a diferentes niveles desde varias asignaturas evolutivamente. Y eso —que antes también se hacía con contenidos— con las competencias queda mejor definido. Trabajas competencias a nivel fundamental o profesional, por ejemplo, y eso ayuda a la concepción de programa en general y no a una visión fragmentada propia de los contenidos.

¿Qué relación tendrá cada máster con la investigación?

BATLLE. La investigación tiene un peso muy importante en nuestro caso. De hecho, el programa se estructura en cuatro líneas o itinerarios una de las cuales se dirige específicamente al desarrollo de la investigación sobre sociedad de la información. Y, por otra parte, hay una serie de asignaturas que especifican el ámbito en el que el estudiante quiere hacer investigación: economía, derecho y política o cultura y comunicación. Sin embargo, incluso las asignaturas no metodológicas sino de carácter sustantivo tienen un componente fundamental de investigación.

SANGRÀ. La relación es inseparable. La investigación alimentará el máster y éste promoverá la investigación en este campo. La nueva normativa estatal establece que, para presentar un proyecto de tesis doctoral, hay que disponer de un número de créditos de posgrado, es decir, de máster oficial. Aparte de eso, el profesorado responsable del máster lidera o participa en diferentes grupos de investigación de la UOC y de otras universidades en la temática de la educación y las TIC o del aprendizaje virtual (e-learning).

MEGÍAS. Nuestro máster es de tipo académico y, por lo tanto, tiene una vertiente profesionalizadora y otra de investigación. El estudiante decide qué tipo de formación quiere: mejorar laboralmente, encontrar trabajo, montar una empresa o llevar a cabo una tesis doctoral. Nosotros esperamos que nuestros estudiantes se inclinen por la vertiente profesionalizadora, porque en informática ésta es la vía habitual. Sin embargo, también tenemos previsto que se integren en líneas de investigación de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación si quieren hacer una tesis. Por eso tenemos prevista una serie de créditos de iniciación a la investigación en el ámbito tecnológico.

¿Las herramientas de tutoría y consultoría son diferentes?

SANGRÀ. El modelo educativo de la UOC —en el que se incluyen la tutoría y la consultoría— es un referente en la enseñanza no presencial actual. Es lógico, pues, que utilicemos este modelo que, por otra parte, se encuentra en constante innovación y mejora.

MEGÍAS. Las aplicaciones del Campus sí serán diferentes. En la edición de los másteres de septiembre de 2006 haremos un uso especial de los tablones de profesores y consultores para cubrir las nuevas necesidades que hay. Se está definiendo una nueva herramienta de plan docente que debe permitir especificar la asignatura en función de las competencias.

¿Se hacen o se han hecho acciones de comparación con otras universidades?

BATLLE. Nosotros hicimos un ejercicio de comparación a la hora de definir y estructurar el programa, el itinerario de investigación y los itinerarios profesionalizadores. Y también las asignaturas que daban satisfacción a cada una de estas líneas. Y no encontramos referentes. Hay alguno vinculado a universidades extranjeras (en Oxford, en el MIT, en Tampere...), pero en el Estado español no había ninguna universidad que ofreciera un máster de estas características.

MEGÍAS. El máster de Software libre de la UOC fue el primero de alcance internacional sobre este tema. No había ningún otro. Sí que hemos establecido contactos con otras universidades internacionales, estatales y locales y tenemos muchos frentes abiertos. Por ejemplo, se ofrece como título oficial en Colombia desde hace seis meses, por convenio con la Universidad Autónoma de Bucaramanga, también hay un convenio a punto con el Ministerio de Educación de Venezuela. Participamos en un grupo europeo formado por profesores de universidades europeas con el objetivo de crear un currículo común de máster de software libre. Ahora bien, también debo decir que, en muchos casos, hemos abierto camino porque no había referente.

SANGRÀ. Conocemos otros másteres muy importantes de alcance internacional, como los de la Open University del Reino Unido, la Universidad de Maryland de los Estados Unidos, la Universidad de la Columbia Británica de Canadá y el Instituto Tecnológico Superior de Monterrey en México. Los hemos analizado y hemos intentado tener en cuenta sus puntos fuertes y evitar los débiles. En nuestro país el otro máster de referencia es el que ofrece la Universidad de las Islas Baleares junto con la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona.

Por lo tanto, ¿se ha tenido en cuenta la demanda de la sociedad?

MEGÍAS. En nuestro caso sí. Nos avala la historia de tres años que hace que el máster existe. Hemos acumulado más de trescientos estudiantes; por lo tanto, hay una demanda real. De hecho, la mayoría de nuestros estudiantes quieren aplicar los estudios a su profesión.

BATLLE. Hemos tenido en cuenta la perspectiva académica, de conocimiento teórico y de investigación sobre qué es la sociedad de la información. En otros términos, aquello que hacía interesante el programa de doctorado pensamos que tiene que hacer interesante el máster.
Pensamos que es un producto atractivo para personas interesadas en hacer investigación o entender los mecanismos, lógicas y dinámicas que definen la sociedad de la información para interpretarlos y aplicarlos a su empresa, trabajo o docencia.

SANGRÀ. El referente son todos y no es ninguno. Es la experiencia de la UOC la que es referencia internacional. No obstante, nuestro máster va mucho más allá de la propia metodología del modelo UOC, incorporando otros modelos que, en algunas condiciones, pueden ser los más apropiados para otras instituciones.
Los másteres existentes acostumbran a centrarse en la educación a distancia o en la tecnología educativa. Nosotros hemos intentado dibujar un máster que, por medio de sus itinerarios, pueda dar respuesta a cualquier inquietud académica y profesional en este ámbito.

Las titulaciones homologadas disponen de libros blancos, pero en los másteres oficiales no hay libro blanco. ¿Salen del propio máster?

MEGÍAS. En los másteres hay libertad para realizar el diseño que queremos. Es un tema muy especializado y no hay un catálogo marcado por el ministerio que determine los tipos de másteres que se impartirán. En función de sus líneas de investigación y especializaciones profesionalizadoras, cada universidad decide los tipos de másteres oficiales que puede ofrecer. Debe hacerse una propuesta documentada al Departamento de Universidades especificando muy bien el programa y éste es el organismo que decide si eso tiene bastante entidad para constituir un máster oficial. Efectivamente no hay un libro blanco o guía de cómo tienen que ser los másteres.

Eso sí, deben ser autorizados. Y después deben ser acreditados: a posteriori hay que presentar resultados de seguimiento con resultados académicos y medidas de calidad que demuestren que se han hecho siguiendo las exigencias del proceso de Bolonia.

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