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Sara Garrido

Licenciada en Psicopedagogía por la UOC

Habló en representación de los graduados y graduadas de su promoción en el acto de graduación de Madrid del pasado 8 de octubre. Se licenciaba en Psicopedagogía, con lo que completaba su formación anterior en Magisterio y Geografía e Historia.

Sara nació en Linares (Jaén) y actualmente reside en Madrid. Trabaja en un IES como profesora en el ciclo de grado superior de Interpretación del Lenguaje de Signos y colabora activamente en asociaciones relacionadas con la sordoceguera.

¿Cómo surgió tu interés por las discapacidades y en concreto por el lenguaje de signos?

En el año 1974 -con 14 años- empecé a trabajar con AUXILIA, una asociación de voluntarios para la promoción cultural y social de discapacitados físicos y enfermos de larga duración. Ahí conocí a las primeras personas con discapacidad sensorial, que me enseñaron a escribir y leer braille y algunos rudimentos del lenguaje de signos. Mi relación con este mundo me hizo llegar a la firme convicción de que la situación de los más desfavorecidos se debía, no a la discapacidad supuestamente connatural a la persona, sino a la interacción de ésta con el medio.

Y empezaste a dar clases sobre temas relacionados con la integración social.

Sí, pero no fue hasta finales de los noventa, cuando me encargaron la labor de implantar el ciclo de grado superior de Interpretación del Lenguaje de Signos en la Comunidad de Madrid. Fue también entonces cuando empecé a estudiar de manera sistemática el lenguaje de signos.

¿Era necesario crear un ciclo específico de interpretación del lenguaje de signos?

Sí, y mucho. Hasta la implantación de este ciclo, los intérpretes se formaban en federaciones o asociaciones que enseñaban mediante prácticas. Muchas personas no tenían más cualificación para impartir clases que la de ser "sordos prelocutivos", es decir, personas sordas que se han quedado sin restos auditivos "servibles", bien en el seno materno bien antes de haber consolidado el habla.

Y esto no garantizaba una correcta enseñanza del lenguaje de signos.

Una universidad extranjera no contratará para enseñar castellano a un español analfabeto por el mero hecho de ser nativo de la lengua española, ¿verdad? Pues es el mismo caso. Con este ciclo se ha querido dignificar la profesión de intérprete y ofrecer un servicio de calidad acorde a las necesidades de los usuarios.

¿Quiénes son exactamente los usuarios del lenguaje de signos?

Sordos pre y poslocutivos, sordos signantes y bimodales…

¿Sordos signantes y bimodales?

Sordos signantes son aquellos que utilizan el lenguaje de signos. Sordos o sordociegos bimodales son aquellos que usan la gramática de la lengua oral y la apoyan con los signos del lenguaje de signos y, si es necesario, con el dactilológico (escritura en el aire o en la palma de las manos del alfabeto).

¿Quién más?

Sordos usuarios de implante coclear, sordociegos con capacidad para entender el lenguaje de signos, el braille o sordociegos de nacimiento.

Tu implicación social se ha centrado en estos últimos.

Al comenzar a profundizar en el tema de las discapacidades sensoriales me impactó especialmente el de la sordoceguera congénita por lo invalidante que puede resultar si no se trata adecuadamente. Esto me ha llevado a colaborar activamente con la Asociación Española de Padres de Sordociegos (APASCIDE) y la Associació Catalana Pro Persones Sordcegues (APSOCECAT)

¿Qué acciones lleváis a cabo?

Tratamos de sensibilizar a la opinión pública y fomentar la creación de leyes que apoyen iniciativas como la necesidad de un mediador por cada persona sordociega de bajo o medio nivel de comunicación, soluciones residenciales adecuadas, etc. También hemos llevado a cabo una campaña para lograr el reconocimiento de la sordoceguera como discapacidad específica.

¿Qué otra colaboración has realizado en temas relativos a la sordoceguera?

Formé parte del comité científico del I Congreso Virtual Internacional sobre Sordoceguera, del que fue presidenta de honor Su Majestad la Reina.

¿Y cómo fue esa primera edición?

Participaron 650 personas de habla hispana de todo el mundo y se presentaron 90 ponencias. En el próximo 2006 se celebrará la segunda edición de este congreso, con el apoyo del programa de cooperación de la UOC. Desde aquí aprovecho para agradecer a la Universitat su sensibilidad hacia las discapacidades.

He leído en tu currículum del Campus Virtual que tu vida laboral se ha centrado en la enseñanza: clases de geografía e historia, de formación profesional y actualmente en un instituto de enseñanza secundaria. ¡Más de veinte años enseñando!

Comencé en un colegio dando clase de historia universal, geografía e historia del arte en BUP y COU. Desde entonces me he dedicado al mundo de la enseñanza.

Pasaste del bachillerato a la formación profesional.

Antes de la LOGSE, la formación profesional era el reducto de los malos estudiantes...

¿Ya no lo es?

No. Y lo demuestra el hecho de que en cada clase hay un 24% de alumno/as que tras acabar diversas diplomaturas o licenciaturas se reenganchan a estos ciclos de grado superior buscando salidas profesionales que la universidad no les ha proporcionado.

¿Es lo mismo dar clases en bachillerato que en formación profesional?

Básicamente sí, aunque en formación profesional tenemos más autonomía para trabajar. No existen libros y es el propio profesor/a quien -con arreglo al Real decreto de currículo- investiga y crea materiales: vídeos, diccionarios de lenguaje de signos, etc. Por otra parte, las clases en la formación profesional son de corte teórico-práctico, con muchos más contenidos procedimentales que en bachillerato.

Has trabajado en el campo de formación de formadores. ¿Hay una voluntad de reciclaje entre el profesorado?

He participado como ponente y dirigiendo o coordinando cursos de formación del profesorado y congresos. Creo que los profesionales de la enseñanza hacemos un importante esfuerzo por reciclarnos, un esfuerzo que no siempre corre parejo al reconocimiento social ni económico.

¿Cómo valoras tu trabajo?

La docencia es un trabajo muy duro pero también gratificante. Ofrece, aunque precariamente, la posibilidad de investigar y seguir formándote a la par que formas a otras personas. La educación es la pieza clave de todo país que quiera progresar. Por desgracia, en el nuestro, es también la cenicienta, pero sin el final feliz del cuento.

Con toda esta experiencia académica y profesional a tus espaldas, en el año 2001 decidiste iniciar los estudios de Psicopedagogía.

Siempre he sentido la inquietud de seguir formándome. Un día, paseando por Madrid, vi la UOC y entré decidida a matricularme. Pensé: ahora o nunca.

Y empezaste.

Efectivamente. Y quiero agradecer la profesionalidad y el buen hacer de Arantxa y Jorge Bronet, colaboradores de la sede de Madrid. Siempre han tratado de resolver mis dudas.

¿Qué te han aportado estos estudios en el campo profesional?

Mayores conocimientos en el ámbito psicopedagógico y sobre todo una forma de trabajar acorde al espíritu de la formación profesional, donde el trabajo procedimental y en grupo, así como las TIC, ocupa un espacio destacado. Por otra parte he logrado compaginar los conocimientos en geografía e historia con los de psicopedagogía y el lenguaje de signos. Gracias a ello, la Fundación Thyssen-Bornemisza y el Conservatorio de Música de Madrid se han mostrado interesados en que realicemos investigaciones en torno a las discapacidades sensoriales.

¿Cómo valoras estos años de estudio en la UOC?

Positivamente, sobre todo gracias a la comprensión y generosidad de mi marido. Es docente de filosofía en un instituto y "aparcó" su doctorado para cuidar de nuestra hija y permitir así que yo terminara los estudios. Tenemos una hija de 9 años con una creatividad desbordante que, entre otras cosas, estudia violoncelo en el conservatorio. Durante los estudios he compartido PEC y buenos y malos ratos con personas inolvidables. María José y Laura ocuparán siempre un lugar destacado en mi corazón.

Nos cuentas en tu currículum del Campus Virtual que una de tus aficiones es la "taracea". ¿Cómo empezó tu afición por este arte de trabajar la madera?

Estudié Artes y Oficios en Baeza (Jaén) en los primeros años de dar clase de geografía e historia. Más tarde fui a Essaouira, una ciudad costera de Marruecos conocida tanto por ser un paraíso para los amantes del surf como por sus famosas murallas portuguesas, sus dulces y por supuesto... los artesanos que trabajan la madera.

Y allí lo aprendiste.

Sí. Es una forma de expresión magnífica y liberadora de tensiones "intelectuales". Desde entonces he ido investigando nuevos acabados, como el "pulido francés", una técnica antigua y muy costosa que, precisamente por esa razón, hoy apenas se emplea. He realizado varias exposiciones con la Caixa, en ayuntamientos, galerías y en el Colegio de Licenciados. Esta fotografía pertenece una exposición de cuadros dedicados a la época Edo japonesa.

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