Número 86 (marzo de 2019)

Feminismo colaborativo

Sandra Sanz Martos

El pasado 31 de enero la mayoría de los medios se hicieron eco de la noticia de que se había elaborado un mapa del acoso a las mujeres en Madrid. El resultado obtenido es del fruto del trabajo colaborativo de las propias jóvenes de hasta 30 años que han ido marcando 850 localizaciones. Pero no es, ni mucho menos, el único caso de colaboración entorno al tema del feminismo. Distintas iniciativas de la Fundación Mujeres o las movilizaciones que se dieron entorno al 8 de marzo de 2018, entre otros, son algunos ejemplos.

Hace prácticamente un año, que la ONG Plan Internacional impulsó la iniciativa creando una página web donde las mujeres señalen aquellos lugares que les parecen seguros e inseguros en Delhi, Kampala, Lima, Sídney y Madrid. Tal y como narra el artículo de El País: “para compartir su testimonio, las chicas solo tienen que realizar una serie de sencillos pasos, sin necesidad de descargar una aplicación: ubicar en el mapa el sitio en el que se han sentido inseguras o seguras, escribir un breve comentario sobre qué fue lo que ocurrió, cómo creen que podría mejorar la seguridad en ese punto, indicar la hora del día en que sucedió, el tipo de lugar (transporte público, parque, o calle), señalar si existió algún tipo de discriminación que influyera en que se sintieran incómodas (género o religión, por ejemplo), apuntar qué hicieron después (evitar ir solas, informar a las autoridades), e indicar una serie de datos que no aparecen en el mapa (edad, sexo, ocupación). Todas las experiencias quedan registradas como anónimas.

Madrid no es la primera ciudad que lleva a cabo un estudio como este. En Delhi ya hubo una experiencia similar como parte del programa Ciudades Seguras de Plan Internacional y ONU-HABITAT y ONU Mujeres. Tras recorrer juntas la ciudad y hablar con los comerciantes, las chicas señalaban en un mapa hecho por ellas mismas cuáles era los puntos seguros e inseguros de su ciudad con chinchetas de colores. En El Cairo, Egipto, se vivió algo parecido. Las jóvenes quedaban en grupo, recorrían el camino al colegio y hablaban con los vendedores de las tiendas para ver cuáles eran las zonas libres de acoso callejero”.
 
Bastante anterior a esta iniciativa es la que se lleva a cabo desde hace años en la Fundación Mujeres. Donde se impulsan distintos proyectos basados en el intercambio de experiencias y el aprendizaje colaborativo. Activatenred y Educar en Igualdad, por ejemplo. En el primer caso, se trata de una red social para empresas comprometidas con la igualdad, directivas, empresarias y mujeres que buscan empleo. Cuentan con varios blogs de expertos a quienes hacer consultas y foros donde compartir conocimiento. El segundo caso, es un espacio en red a través del cual poder aprender de las experiencias y crear sinergias que favorezca la práctica de la coeducación en todos los entornos educativos.
 
Además, también Cuidadanas es un proyecto de carácter innovador dirigido a mejorar la salud y la calidad de vida de las mujeres cuidadoras no profesionales en el ámbito familiar mediante la prestación de un servicio de apoyo integral. Este servicio comprende actuaciones como orientación y asesoramiento especializados, apoyo individual, talleres formativos, espacios de participación y acompañamiento a personas en situación de dependencia.
 
Por último y desde otro ángulo, y precisamente ahora que ha pasado prácticamente un año, destacamos la organización, cooperación y la coordinación entorno a las movilizaciones del pasado 8 de marzo. Todas las asociaciones y federaciones de mujeres hicieron alarde de unión y de una apuesta clara por un objetivo común. Las consignas fueron claras, los mensajes, las estrategias de comunicación. Hay quién incluso habla de un nuevo 15-M. Entre los diversos colectivos profesionales, el de las periodistas, aprovechó su repercusión mediática para hacerse eco. 
 
3000 profesionales del periodismo: reporteras, presentadoras de TV, fotógrafas, redactoras, etc.  a través de un grupo de Telegram compartieron sus preocupaciones, reivindicaciones y redactaron un manifiesto que firmaron todas. A cualquier observador privilegiado se le hubiera erizado la piel de ver cómo repartían tareas y colaboraban para hacer difusión por distintos canales, cómo trabajaban contrarreloj para consensuar ese manifiesto o cómo aprendían de las distintas experiencias de los diferentes grupos territoriales.
 
La marea feminista, es entre otras cosas, fruto del compromiso y del espíritu cooperativo de miles mujeres que luchan por la igualdad y los derechos de las mujeres. Si colaborare humanum est, si colaborar es una actitud innata en el hombre, lo es sin duda, aún más en las mujeres.  

 
Cita recomendada: SANZ MARTOS, Sandra. Feminismo colaborativo. COMeIN [en línea], marzo 2019, no. 86. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n86.1916
género;  periodismo;  gestión del conocimiento;  medios sociales; 
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