No fue una decisión consciente. Tenía solo ocho años cuando la productora de la película Romasanta, del director Paco Plaza, vino a mi escuela, la American School de Barcelona, para realizar un casting a niñas de mi edad, morenas y que hablaran inglés. Fuimos casi todas las de mi clase y fui la escogida. ¡En este momento empezó la aventura!

Mi familia no pertenece al mundo artístico. Mis padres me decían que, siempre que trabajara bien en la escuela, podría continuar con el cine. Nunca dejé aparte los estudios.

Después de Romasanta, llegaron unos cuantos proyectos más: cosas pequeñas, pero para mí era como un hobby. Los niños de mi clase jugaban al fútbol, baloncesto o danza y, en cambio, yo hacía películas.

Los estudios siempre han sido mi prioridad. En los rodajes tenía siempre tutores para todas las asignaturas y así no perdía el tren de la clase. Recuerdo que cuando estaba en Estados Unidos pedimos un profesor de catalán. No fue fácil encontrarlo en Charleston (Carolina del Sur).

Sí, nunca me planteé dejar de estudiar cuando terminara la escuela. Con dieciocho años me queda mucho por aprender y la profesión de actriz te deja mucho tiempo entre proyecto y proyecto para poder hacer una carrera.

Sí, he recibido clases de interpretación, pero ha sido de forma muy esporádica.

Tenía once años durante aquel rodaje y fue un verano mágico. Trabajar con Guillermo del Toro fue una experiencia extraordinaria y conocer a Maribel Verdú o a Sergi López fue muy gratificante. Se aprende mucho, de ellos. El Goya fue una bonita recompensa para mí. No era muy consciente de lo que significaba entonces, pero lo mejor de haber trabajado en El laberinto del fauno es que me permitió viajar a muchos lugares del mundo para promocionar la película y poder asistir a grandes festivales, como Cannes, Toronto, Japón, y a la ceremonia de los Oscar de Hollywood.

Trabajar en EE. UU. es muy diferente. Todo está mucho más organizado y controlado. Existen leyes específicas para los actores menores de edad que regulan horarios, tiempo de estudio en el rodaje, etc. Incluso existe la figura del studio teacher, que puede parar el rodaje si se incumplen las normas. Allí rodé tres meses: fue una experiencia increíble. El septiembre pasado volví tres meses, a Los Ángeles. ¡Me encanta West Hollywood!

Tuve la oportunidad de matricularme en otras universidades, pero escogí la UOC por su oferta en línea y para poder compaginar mi carrera de actriz con los estudios de Derecho.

Puede parecer que no está muy relacionado, pero te puedo decir que se tienen que leer muchos contratos cuando eres actriz. Escogí esta carrera porque me parece muy interesante y para no centrar todos mis esfuerzos sólo en la interpretación.

Yo querría dedicarme a la interpretación; es mi sueño. Pero nunca se sabe, y mejor abrirte a otras opciones.

Sí, directamente en la UOC. Cuando terminé el bachillerato internacional en la American School en junio de 2012, me fui a Los Ángeles y, desde allí, empecé el primer semestre.

La UOC es una universidad con más de quince años de experiencia. Tiene muchos medios técnicos muy innovadores; por lo tanto, es un valor seguro a la hora de estudiar en línea. Lo que me gusta es que, para realizar este tipo de estudios, hace falta mucha fuerza de voluntad y autoexigirse un buen ritmo. Por ahora no he encontrado ningún inconveniente, a pesar de que ha cambiado todo el concepto que tenía de compañero de clase: ¡ahora no los veo!

No me pongo una fecha de finalización. Quiero hacer bien las cosas, y depende del tiempo que tenga entre proyecto y proyecto.

En enero rodé en Cardiff la película Panda Eyes de Isabel Coixet. Está previsto que se estrene este año.

Perseverancia, ilusión y disciplina. Es una profesión muy complicada, y más en este tiempo de crisis. Hay muy poca financiación y proyectos muy buenos que no acaban de salir. Les diría que no se desanimen ¡y que no dejen nunca de estudiar!

 

Besos. ¡Nos vemos en el cine!