22/3/18

«Ya tendréis otro»: la invisibilidad del duelo gestacional

Foto: <a href="https://unsplash.com/photos/NIZeg731LxM" target="_blank">Suhyeon Choi</a> / Unsplash (CC)

Foto: Suhyeon Choi / Unsplash (CC)

La sociedad actual a menudo da la espalda a la muerte, porque no tiene herramientas para vivirla ni aceptarla como un proceso natural. En el caso del duelo gestacional, esto se agrava aún más, debido al poco reconocimiento que este tipo de muerte recibe por parte de la sociedad y la Administración. Esto hace que a menudo las familias que lo padecen tengan que enfrentarse a frases como «ya tendréis otro», explica Cristina Silvente, experta en Psicología de la UOC.

Según los datos del INE, las muertes perinatales representan casi 5 de cada 1.000 nacimientos en España. La muerte perinatal tiene lugar cuando un bebé muere entre las 22 semanas de gestación y los 29 días de vida, y puede ocurrir por causa de tres situaciones: la muerte antes de nacer, la muerte por cuidados paliativos perinatales o la muerte por la decisión de interrumpir legalmente el embarazo. Sin embargo, Silvente asegura que cuando la muerte perinatal se produce en uno de los dos primeros casos, las causas no llegan a determinarse ni con los resultados de la autopsia. «Esto transmite mucha sensación de falta de control y mucha incertidumbre en los padres», apunta.


Vivir más de un duelo a la vez

Silvente afirma que las muertes gestacionales no son reconocidas por temas culturales y porque siempre se han querido silenciar. «La muerte de un hijo es la muerte fuera de tiempo, y la gente se queda con la idea de que el bebé, como no ha nacido, no es un ser en sí mismo», razona.

Según la experta, la pérdida de un hijo durante la gestación o al cabo de pocos días de haber nacido provoca un fuerte impacto emocional en la pareja, porque «se rompen todos los sueños y planes de vida que se habían hecho». Además, asegura que algunas madres entran en un «estado de incertidumbre constante» que las lleva a tener la sensación «de haber fallado como madres, de que les ha fallado el cuerpo».

Estos sentimientos se agravan, añade Silvente, con la falta de apoyo social y del entorno inmediato. «Muchas parejas se encuentran con que ni los amigos ni la familia les hablan del hijo que han perdido, no les llaman ni les escriben, y eso hace que a veces tengan que vivir más de un duelo a la vez: el duelo por el bebé, por el futuro, por su cuerpo y por la ruptura con las amistades o los familiares», lamenta.


«Las matronas deberían tener formación en el duelo gestacional»

Si bien en los hospitales todavía no existe un procedimiento generalizado para el acompañamiento del duelo perinatal, sí hay —cada vez más— protocolos para ayudar a las familias a hacerle frente. Sin embargo, Silvente lamenta que la mayoría de estos documentos a menudo sólo se refieran a las pérdidas después de la 22ª semana. «El dolor es el mismo, y en los protocolos sólo se habla de la muerte perinatal, quedando excluidas todas aquellas parejas que han perdido su bebé con menos semanas», razona.

Estos procesos, recogidos en la Guía de acompañamiento en el duelo perinatal, consisten, entre otros, en establecer una persona de referencia a quien la pareja puede dirigirse durante su ingreso, informarles adecuadamente sobre los procedimientos, y preguntarles si desean ver al bebé que han perdido y estar con él, y si quieren guardar recuerdos suyos. A veces también se opta por poner indicaciones en la habitación, como mariposas, para señalar que esa mujer está de duelo.

En la psicología perinatal se utiliza el símbolo de la mariposa para identificar a las mujeres que han sufrido una muerte gestacional. De este modo, todo el equipo de profesionales puede identificarlas y actuar en consecuencia siguiendo los protocolos.

Según Silvente, «todas las matronas deberían tener formación en el duelo gestacional», ya que tarde o temprano pueden encontrarse en una de estas situaciones y «no sabrán hacerle frente». «La psicología perinatal es la raíz de la vida, a partir de la cual se construye la persona, y es fundamental que los psicólogos tengan una base de conocimientos de ella, tanto si se dedican a las familias, como a los niños, los adolescentes o los adultos», concluye.

Expertos UOC

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