14/10/15

La deliciosa relación entre las redes sociales y la gastronomía

Según el estudio de Sopexa del año 2015, el 81 % de los amantes de la cocina utilizan Facebook para compartir sus experiencias gastronómicas, el 20 % utiliza Twitter y el 17 % Instagram; les siguen Pinterest, Youtube y Linkedin. La frecuencia con que los sibaritas utilizan los medios sociales es muy alta, el 61 % de los encuestados a escala mundial dice que inician la sesión más de una vez al día y el 26 % casi todos los días. La franja de edad más activa es la de menores de 30 años, el 74 % de los usuarios hace fotos o vídeos de la comida, seguida por los de 30 a 39 años y finalmente por la población de 40 a 49 años.

El uso generalizado de las redes sociales ha incorporado cierto intrusismo en la gastronomía, «hay mucho aficionado que en ocasiones no tiene suficiente preparación o formación y no sabe muy bien de lo que habla», afirma F. Xavier Medina, antropólogo de la alimentación de la UOC, que puntualiza que «expresar una opinión no es hacer una crítica fundamentada, muchas veces estos dos conceptos se confunden».


Enseña más a cocinar internet que la familia

Las recetas ya no se preguntan a la madre o a la abuela, así lo demuestran los datos del estudio de Sopexa: un 89 % de la población busca recetas de cocina en la web, un 62 % en la prensa y solo un 48 % se dirige a la familia o amigos. El boca a boca también se modifica, escoger restaurante se basa cada vez más en «sitios web como Tripadvisor, Foodspotting o Wikitapas, medios de recomendación gastronómicos» que han aumentado su reputación en este ámbito, afirma Amalia Creus, experta en comunicación alimentaria de la UOC.

«Internet han multiplicado la posibilidad de compartir opiniones sobre las experiencias gastronómicas por parte de cualquier comensal», aunque esto «no quiere decir que sean críticos gastronómicos o expertos en comunicación alimentaria», alerta Alícia Aguilar, directora del máster en Nutrición y Salud de la UOC.


Foodies vs. expertos en comunicación alimentaria

Amalia Creus, directora del grado de Comunicación de la UOC propone cuatro diferencias para aprender a distinguir entre un foodie y un experto en comunicación alimentaria:

  • El foodie es amateur. Le gusta comer y compartir sus experiencias en la red, a diferencia del comunicador, que es un profesional con formación especializada.
     
  • El foodie difunde información mientras que el experto en comunicación alimentaria la utiliza de forma estratégica para comunicar más y mejor, edita, integra contenidos textuales, audiovisuales y multimedia.
     
  • El comunicador alimentario diseña experiencias gastronómicas usando todos los recursos de la red, el neuromarketing y el storytelling.

La experta considera que «los verdaderos profesionales tienen que diferenciarse con una comunicación de calidad que influirá en las prácticas alimentarias de las personas», intentando huir de «modismos y particularismos alimentarios».

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