1/2/16 · Estudios de Derecho y Ciencia Política

La escuela, decisiva contra la delincuencia juvenil

Las cifras oficiales indican que la delincuencia juvenil en el Estado español se ha reducido en los últimos años. Pero a la vez se ha transformado, ha adoptado formas y presenta retos nuevos, no precisamente fáciles de abordar. Esta es una de las principales conclusiones de la VI Jornada de Criminología organizada conjuntamente por la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y el Centro de Estudios Jurídicos y Formación Especializada (CEJFE), que este año llevaba por título «La criminología ante la delincuencia juvenil y sus nuevas formas».
La mitad de los adolescentes admiten haber utilizado internet para acechar a sus compañeros.

La mitad de los adolescentes admiten haber utilizado internet para acechar a sus compañeros.

Investigadores y profesionales han analizado desde varias perspectivas la delincuencia de los jóvenes, como agresores y como víctimas, con una conclusión latente y a la vez clara: la educación tiene un papel fundamental y cada vez es más necesaria la implicación de la escuela para luchar contra las nuevas y varias caras que este fenómeno toma en la actualidad, con internet y las nuevas tecnologías de trasfondo. «Desde las escuelas hay todavía mucho campo por recorrer, es necesario que todos juntos tomemos conciencia de ello», ha explicado Josep Maria Tamarit, director del programa de Criminología de la UOC.

La doctora en Psicología de la Universitat de València, Irene Montiel, ha aportado datos tan claros como preocupantes, a partir de un estudio hecho con escolares adolescentes de la Comunidad Valenciana: el 48 % de los menores escolarizados entre 13 y 17 años admite haber sido agresor (haciendo ciberacoso, violando la intimidad de otros, difundiendo contenidos sexuales o coaccionando sexualmente a compañeros de clase) por medio de internet en al menos una ocasión. Y, además, el 78 % de los agresores admiten haber sido a la vez víctimas, en la mayoría de los casos en más de una ocasión, de agresiones por la red. «Estas agresiones nos son todavía bastante desconocidas y van mucho más allá del ciberacoso; son el gran reto de la violencia juvenil y hay que tener presente que las escuelas van un paso atrás porque los cambios son rápidos y hay que empezar a formar a los educadores en esta dirección lo antes posible, para evitar la criminalidad en el ciberespacio», ha explicado Montiel, remarcando que ahora es el momento de no perder el tren de las buenas prácticas hechas en los últimos años y que ahora empiezan a tener efectos positivos. Y ha dado una pista: «Prohibir internet no es la solución, lo que hace falta es enseñar a usarlo».

Para Tamarit, «es muy significativo que en lo que llevamos de siglo haya bajado mucho la delincuencia patrimonial convencional y a la vez haya surgido el fenómeno de la cibervictimización a gran escala». Este hecho, dice, demuestra que «el uso de internet por parte de los jóvenes produce cambios en su manera de relacionarse con los otros y con el mundo, en las oportunidades de delinquir y en sus motivaciones y necesidades».


«Hay que promover la motivación de los jóvenes en casa y en la escuela»

Martin Killias, profesor de Criminología de la Universidad de Saint Gallen (Suiza), ha presentado los resultados parciales de un amplio estudio sobre la criminalidad juvenil y sus causas en Suiza y otros países europeos. Según ha explicado, cualquier lectura de los resultados obtenidos en este estudio indica que «la escuela, los amigos, la familia y la gestión del tiempo de ocio no estructurado, ese espacio de tiempo que a menudo está cubierto por las actividades extraescolares, son factores decisivos para la gestión y la contención de los comportamientos delictivos de los jóvenes», ya sea dentro o fuera del ciberespacio. Y ha añadido: «la felicidad es el mejor indicador: un adolescente contento con lo que hace y con su vida delinque menos; por lo tanto, hay que promover la motivación de los jóvenes sea como fuere, sobre todo en casa y en la escuela».

Ed Hilterman, profesor colaborador de Criminología de la UOC, ha remarcado las diferencias de género entre chicos y chicas adolescentes que han cometido delitos y han pasado por el sistema judicial de la justicia juvenil. «El sistema, tal como está organizado, no prevé diferencias de género en las intervenciones que hay que hacer y en cambio los indicadores que tenemos señalan que hay que actuar de manera diferente porque chicos y chicas delinquen y reaccionan de maneras diferentes; por lo tanto, hacen falta intervenciones lo más personalizadas que se pueda, lo cual no se suele hacer».


«Es fundamental y urgente adaptarse al nuevo escenario»

Todos los participantes han coincidido a la hora de felicitarse por las buenas cifras referidas a la reducción de la violencia y la delincuencia juveniles, pero a la vez han querido dejar claro que no se pueden obviar las nuevas señales de alerta, que apuntan claramente a las nuevas tecnologías, en la escuela y en la educación en general. «Los maestros y profesores se han tenido que adaptar a internet, mientras que los jóvenes ya han nacido en internet, por lo tanto es fundamental y urgente adaptarse al nuevo escenario, porque los estudios señalan que no lo hacemos y que vamos a remolque», ha remachado Montiel.

Expertos UOC

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