1/8/16 · Estudios de Economía y Negocios

Los hipsters eligen zonas periféricas de las ciudades como destino turístico

Huyen de las zonas turísticas por excelencia, evitan el turismo de masas, les gustan los barrios sin atractivos turísticos y las zonas urbanas menos conocidas, buscan experiencias culturales, gastronómicas, artísticas y sociales... Son los jóvenes urbanitas de clase media, los llamados hipsters, que eligen barrios alternativos de las grandes ciudades como destino para sus vacaciones y escapadas. Es el caso de Gràcia y el Raval, en Barcelona; Malasaña y Lavapiés, en Madrid; Kreuzberg, en Berlín, y Pijp, en Ámsterdam. Profesores de Turismo de la UOC analizan este fenómeno.
Foto: Flickr/micadew (CC)

Foto: Flickr/micadew (CC)

«No se trata de una tendencia nueva, sino que ha existido siempre bajo otros formatos», pone de relieve Francesc González. Y añade: «Siempre ha habido turistas a quienes les gusta más visitar lo que les es más familiar y cercano y otros que buscan lugares inéditos y poco visitados». Por lo tanto, los hipsters no son los únicos a quienes les gusta viajar a lugares y barrios poco conocidos de las ciudades, «pero resultan un reclamo importante para posicionar las ciudades que fomentan este tipo de turismo», reconoce el profesor de la UOC.


Ventajas de tener destinos hipster

Para el experto, las ciudades aprovechan este fenómeno turístico de dos maneras:

  1. «Se diferencian de los competidores aprovechando la imagen de un grupo urbano muy llamativo y que despierta simpatías. Si nos visita la gente cool es que somos una ciudad cool». Pero alerta de que si atendemos al número de ciudades que se están incorporando a esta tendencia, «quizás en un futuro cercano ya no habrá tanto lugar para esta diferenciación».

  2. «Descongestionan los centros históricos». Pero esta medida por sí misma «no parece suficiente», alerta González, porque la gente que va por primera vez a una ciudad «querrá ver los mismos atractivos. ¿A alguien se le ocurre no visitar la torre Eiffel si visita París por primera vez?».


Convivencia con los ciudadanos

«La convivencia entre turistas hipster o los que vayan a barrios periféricos y los residentes no tiene por qué verse alterada», dice González. En primer lugar, porque «se trata de flujos relativamente menores (todavía no hay una oferta de alojamiento potente en estos barrios), pero sobre todo porque la población residente de las ciudades soporta bien las altas densidades demográficas y la mezcla social».

El profesor David Rodríguez advierte que la llegada de turistas a un barrio puede comportar «cambios en la oferta comercial, mayores ruidos y molestias y, sobre todo, un fuerte encarecimiento de la vivienda que pone en riesgo de expulsión a los vecinos con rentas bajas que viven de alquiler». Y pone Poblenou como ejemplo.

«Este turismo, en cualquier caso, no acabará sustituyendo a medio plazo, ni siquiera parcialmente, el perfil de turismo existente», dice Rodríguez. «Lo que sí sería deseable es que los esfuerzos para captar nuevos turistas se centren sobre todo en estos nuevos segmentos de mercado, en detrimento de la captación de más turismo "tradicional", que ha sido a menudo la tónica dominante durante las últimas décadas», concluye el profesor de Turismo de la UOC.


Perfil del turista hipster

«Gente joven, de origen urbano, de clases medias, con pautas de consumo y gustos vinculados a la creatividad, la cultura y la gastronomía, y que buscan experiencias y emociones diferentes y adecuadas a su estilo de vida», explica González. Les gusta la música independiente, la moda no convencional (barbas largas, tatuajes, ropa de época y de segunda mano), alimentos orgánicos y artesanales y llevan, en general, estilos de vida alternativos.

Expertos UOC

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