3/11/16

Los retos de los disléxicos: la universidad y el mundo laboral

Según cifras del Ministerio de Educación, la dislexia es la causa del 40 % del abandono escolar. Diferentes expertos coinciden en que un 10 % de la población sufre esta alteración y por ello es importante atenderlos según sus necesidades, tanto en la escuela como en la universidad. En un sistema educativo como el actual, la lectura y la escritura son pilares básicos para adquirir y transmitir conocimientos: esto les añade a las personas disléxicas complicaciones para seguir el ritmo de estudios. Ofrecer más tiempo para hacer los exámenes, permitir programas de conversión de texto a voz para estudiar o bajar el nivel de exigencia ortográfica cuando se evalúa por vía escrita serían algunas de las recomendaciones que propone Anna López Sala, profesora del máster de Dificultades y Trastornos del Lenguaje de la UOC y neuropsicóloga.
Según los expertos un 10 % de la población sufre dislexia y el 40 % del abandono escolar está causado por esta alteración.<br />Foto: Green Chamaleon / Unsplash

Según los expertos un 10 % de la población sufre dislexia y el 40 % del abandono escolar está causado por esta alteración.
Foto: Green Chamaleon / Unsplash

«Hacer exámenes orales o utilizar tecnología para pasar de voz a texto son facilidades que podrían ayudar a los disléxicos», añade la experta. La dislexia afecta a la capacidad de aprender a leer y escribir, y por tanto las personas afectadas suelen tener muchos errores a la hora de escribir porque les cuesta identificar los sonidos fonológicos y traducirlos en una determinada letra. Tal tipo de dificultad puede hacer bajar sus calificaciones académicas. «Una posibilidad sería modificar los exámenespara este colectivo de estudiantes», propone López.


Seguir el ritmo en la universidad

«En la universidad gran parte de la información que se trabaja es accesible mediante la lectura. Las personas con dislexia necesitan mucho más tiempo para leer y entender, y eso les dificulta mucho la preparación de clases, actividades y exámenes», afirma Llorenç Andreu, director del máster de Dificultades y Trastornos del Lenguaje de la UOC.

En 2012, la Comisión Técnica de la Universidad y Discapacidad en Cataluña (UNIDISCAT) elaboró un documento con una serie de recomendaciones para atender a las personas con dislexia en la universidad. «Aunque su aplicación no es obligatoria, porque solo es un documento marco aprobado por todas las universidades catalanas, sería positivo que se tuviera más en cuenta», añade Andreu.

En esta línea, en Cataluña ya se han aplicado algunas medidas para los disléxicos. Como apunta López, «en las pruebas de la selectividad ya se ofrece más tiempo para realizar las pruebas y se utiliza un criterio diferente para penalizar los errores ortográficos». Para solicitarlo, hay tener diagnosticada la dislexia y haber tenido un plan individualizado en 1.º y 2.º de bachillerato. «La dislexia no es una discapacidad intelectual, pero puede implicar una dificultad en el acceso al aprendizaje que debe tenerse en cuenta en las aulas», afirma la experta.


Sin barreras en el trabajo

Acabados los estudios, llega el momento de encontrar un trabajo y ser capaz de desarrollarlo. Para los disléxicos, las tareas que requieren leer textos son especialmente complicadas, pero puesto que no existe discapacidad intelectual pueden desarrollar el resto de trabajos sin problemas, afirma López.

«Las ayudas tecnológicas que tenemos al alcance permiten que ser disléxico no interfiera en el desarrollo laboral, personal o social».

Es importante detectar esta dificultad de aprendizaje lo antes posible. Para López, «el problema está en que muchas personas no saben que son disléxicas y por lo tanto, no se han tratado ni se han tenido en cuenta sus dificultades, y se han visto en la obligación de bajar sus expectativas profesionales por verse incapaces de lograrlas». Detectarlo pronto permite abordarlo de la mejor manera posible y facilitar las vidas de quienes sufren dislexia.

Dificultades en la precisión y la fluidez para reconocer las palabras escritas; problemas en la decodificación lectora y de deletreo; dificultades a la hora de memorizar secuencias de palabras, dígitos o una lista de instrucciones; transposición de letras a la hora de escribir, y trabas en la organización y gestión del tiempo, son algunos de los problemas que pueden tener los disléxicos.

López recuerda que «no hay una correlación directa entre el aprendizaje lector y la capacidad intelectual y por lo tanto la dislexia no es una discapacidad intelectual; pero sí que afecta al aprendizaje y por eso quienes sufren dislexia necesitan una ayuda educativa adicional».

Expertos UOC

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