26/6/19

Diez consejos para reducir la ansiedad al aprender un idioma

La ansiedad puede provocar un rendimiento bajo en el aprendizaje de una lengua extranjera, el abandono del estudio del idioma o una baja autoestima en el estudiante
Foto: Unsplah/rawpixel.com

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La mayoría de estudiantes de una lengua extranjera sufre ansiedad en algún momento. Esta emoción es una de las más estudiadas en el ámbito de la psicolingüística y es conocida en inglés como foreign language anxiety. En julio, cuando comienzan los cursos intensivos de idiomas, muchos estudiantes pueden encontrarse en este estado y la ansiedad que pueden sufrir puede afectar el rendimiento de su aprendizaje, provocar el abandono del estudio o incluso generar una autoestima baja, según explica Blanca Cristòfol, experta en enseñanza de segundas lenguas de la UOC. Cristòfol y los expertos de la UOC Joseph Hopkins, director del Centro de Idiomas Modernos, y Adrián Montesano, profesor de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación, analizan los factores que pueden provocar esta emoción y dan consejos para combatirla. 

En España solo un 20 % de las personas entre 25 y 64 años cree que tiene un dominio alto de una lengua extranjera, según los últimos datos publicados por Eurostat. Es decir, la mayoría de la población piensa que le faltan conocimientos para dominarla de manera satisfactoria. «En este sentido, la autopercepción es clave en el aprendizaje. Lo que piensan las personas de sí mismas sobre la capacidad que tienen para aprender un segundo idioma influye directamente sobre la ansiedad que pueden sufrir en el momento de hablarlo», explica Cristòfol, investigadora de la UOC. Hopkins y Montesano añaden que un nivel de autoexigencia excesivamente elevado puede predisponerlas a alcanzar unos niveles negativos de esta emoción.

Para Montesano, la finalidad del aprendizaje es uno de los factores más importantes que hay que analizar para entender la generación de ansiedad en estos contextos. «Si el estudiante lo hace por gusto o curiosidad, probablemente este proceso no le provocará ansiedad. Ahora bien, si lo hace por algún tipo de obligación, como una cuestión laboral (buscar un trabajo o una promoción) o relacional (aprender el idioma para hablar con la familia política de su pareja), entonces la presión para aprender el idioma será mayor y, por tanto, la ansiedad también aumentará», asegura el profesor. 

La novedad también es causante del nerviosismo. «Aprender por primera vez una lengua extranjera puede desencadenar una sobrerreacción emocional y, por tanto, generar ansiedad», señala Montesano. «Ante cualquier experiencia desconocida, las personas sufren cierto nivel de activación que, en algunos casos, puede ser positivo porque las prepara para la acción, pero en otros, cuando la ansiedad supera cierto límite, se puede girar en contra suya», señala el experto en psicología clínica.

En los recuerdos del pasado también se puede encontrar la explicación. Según Hopkins, rememorar experiencias negativas puede dificultar el aprendizaje. «Todo el mundo ha vivido momentos en los que no se ha podido entender con otra persona, y recordarlo en situaciones posteriores puede hacer sentir más inseguras a las personas y, por tanto, más nerviosas». Si, además, a un estudiante no le van bien los exámenes tradicionales de lengua, que evalúan el dominio de las reglas gramaticales formales, puede llegar a la conclusión de que los idiomas «no son su fuerte» y, sin embargo, añade el experto, puede ser un gran comunicador.

«Pero no hay que olvidar que hay algunas personas que tienen predisposición a la ansiedad y es más probable que se pongan más nerviosas que otras», apunta el director del Centro de Idiomas Modernos. «Hay estudiantes que por naturaleza tienden a ser más ansiosos que otros, y muy a menudo este nerviosismo está relacionado con un sentido del ridículo exagerado», explica. El hecho es que los expertos señalan que cualquier persona, independientemente de la edad, el género y las características personales, tiene capacidad para aprender un segundo idioma.

Por este motivo, los expertos de la UOC recomiendan tener en cuenta el siguiente decálogo para combatir la ansiedad:

1. Hablar antes de pensar. No se debe dar tiempo a que aparezca el miedo y a que la ansiedad pueda inmovilizar al estudiante a la hora de comunicarse oralmente. Por tanto, siempre que tengan la oportunidad, las personas tienen que lanzarse a hablar.

2. Es una carrera de fondo. Hay que ser consciente de que el aprendizaje de un idioma requiere constancia y aprenderlo poco a poco. «Si el estudiante quiere conseguirlo en un tiempo récord es muy probable que acabe estresándose y se sature enseguida, y entonces abandone su objetivo», apunta Montesano. 

3. No es una competición. «Es un reto con uno mismo», señala el experto en psicología. Las personas tienen ritmos de aprendizaje diferentes. Por ejemplo, algunas necesitan más tiempo para acostumbrarse a los sonidos del nuevo idioma y empezar a hablar. «No hay prisa, lo que importa es ir nutriendo la autoconfianza paulatinamente». 

4. Buscar un centro académico adecuado. Es importante que la metodología de enseñanza aplicada se ajuste a las necesidades y al nivel de cada estudiante. «Un programa docente adaptado a los estudiantes evita frustraciones y el desistimiento posterior del estudio del idioma», apunta Montesano. 

5. Conectar con los iguales. Relacionarse con estudiantes que tienen un conocimiento similar del idioma anima a practicarlo más. El sentido del ridículo es más fácil que desaparezca en las situaciones en las que se sabe que todo el mundo parte de las mismas condiciones.

6. Ludificación del aprendizaje. Jugar aprendiendo aumenta la motivación del estudiante. Herramientas como los videojuegos o algunas aplicaciones pueden ayudar a adentrarse en un idioma de manera amena y a mantener una constancia.«Jugar cada día un rato contribuye a sentirse cada día un poco más preparado», comenta el profesor de psicología.

7. La práctica es un buen antídoto. «Enfrentarse al miedo disminuye la ansiedad», apunta por su parte Cristòfol. «Cuantas más oportunidades tenga el estudiante de practicar la lengua extranjera fuera o dentro del aula, más posibilidades tendrá de reducir la ansiedad. En las lenguas extranjeras, esta emoción normalmente va desapareciendo con el tiempo». 

8. Equivocarse es normal. «Algunas personas, sobre todo las perfeccionistas, tienden a evitar la comunicación oral si creen que su nivel no es suficiente», señala Hopkins. «Pero lo cierto es que, para hablar con fluidez una nueva lengua, primero hay que arriesgarse y empezar a cometer errores, y luego corregirlos. Es una parte del aprendizaje que se debe aceptar y de la que, por tanto, no hay que avergonzarse».

9. Convertir los pensamientos negativos en positivos. Es clave centrarse en lo que ya se sabe y no en lo que no se sabe. Hay personas que tienen tendencia a focalizar demasiado lo que todavía tienen que aprender y a no reconocer o celebrar el conocimiento que ya han adquirido. Es mejor centrarse en el vocabulario y en la gramática que ya se tienen para transmitir ideas. El hecho de decir algo, antes que quedarse sin hablar, ayuda a superar el miedo.

10. Consumir contenidos audiovisuales y leer. «Practicar la comprensión oral viendo películas o series y leyendo libros o periódicos en el idioma que se está aprendiendo ayuda a cobrar confianza. Mejora las competencias y, en consecuencia, hace sentir más seguro al estudiante en el momento de expresarse e interactuar con esta lengua», concluyen los tres expertos.

Expertos UOC

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