6/6/16 · Estudios de Economía y Negocios

Siempre en rebajas

Que las marcas tienen mil y una maneras de atraer al público está claro. Pero, además, son capaces de utilizar cualquier fecha para convertirlo en un evento comercial: Black Friday, Cibermonday, Shopping Night y, últimamente, las mid-seasons. Estas rebajas a media temporada a caballo entre primavera y verano, que pueden llegar a descuentos de hasta el 70%, empiezan a ser una estrategia de marketing que las grandes empresas utilizan «para eliminar la sobreproducción de género y mantener unos precios competitivos durante todo el año», afirma Neus Soler, profesora del grado de Marketing de la UOC.
<br />Flickr: Thomas8047 /(CC)


Flickr: Thomas8047 /(CC)

La imagen de una masa nerviosa de gente delante de las puertas de un centro comercial el primer día de rebajas forma parte del pasado. «El año comercial no solo incluye épocas oficiales de rebajas», afirma Lladós. En poco tiempo nos hemos acostumbrado a que aproximadamente cada mes «exista algún tipo de promoción, días especiales como el Black Friday, el Cybermonday y la Shopping Night, o días de descuentos», tanto en la compra en línea como fuera de línea. «El modelo actual de rebajas en periodos concretos había tocado techo y que es el propio sector el que tiene ganas de modificarlo», explica Josep Lladós, profesor de Economía de la UOC.

Rebajas todo el año

«Las grandes marcas han duplicado las temporadas de rebajas, que han pasado de dos a casi el doble, y las utilizan para deshacerse de la sobreproducción», afirma Soler. Este tipo de recursos de promoción son una «estrategia de marketing; en realidad, las grandes firmas quieren terminar con la creencia de que comprar por internet es más barato que en la tienda». Ahora, explica Soler, «internet es una competencia más para la tiendas físicas; si en internet siempre hay promociones y descuentos, la tienda física debe intentar equipararse a ella a fin de que no haya tanta diferencia entre la tienda en línea y la tienda fuera de línea, y cambiar así la percepción del consumidor sobre las compras en las tiendas físicas». Que las rebajas acaben por solaparse permite a las grandes firmas asegurarse de que tienen una oferta competitiva prácticamente durante todo el año. El pequeño comercio no puede competir con este objetivo: «No puede alcanzar el nivel necesario, ni por estructura, ni por producción», asegura Soler.

«Las leyes acaban adaptándose a los comportamientos que expresa la sociedad», afirma Josep Lladós, profesor de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC; «el comercio afronta cambios en los patrones de consumo: la emergencia de las compras por internet en un segmento de población cada vez más amplio y la voluntad de disponer de una gran oferta de productos a buen precio».

«La desregulación de los periodos de rebajas presiona los márgenes comerciales de muchos establecimientos y perjudica a quien tiene menos capacidad para ofrecer una oferta más extensa, los que tienen menos posibilidad de hacer horarios más amplios y tener precios más competitivos», es decir, el pequeño comercio, explica Lladós. Neus Soler coincide con él: «El pequeño comercio deberá afrentar la dificultad para competir con los grandes grupos».

Disponer de género, ampliar los horarios y tener precios competitivos son problemas que no encuentran las grandes firmas, que «compran o producen grandes partidas de género y obtienen precios muy competitivos para sus proveedores», explica Soler. La estructura del pequeño comercio juega con desventaja: «No podrá mantener el nivel de rebajas “continuas”», alerta la experta. Se perderán, según Lladós, «las externalidades positivas de este modelo comercial de proximidad, que ofrece una oferta más variada de productos y preserva una determinada estructura urbana». No solo la arquitectura de las urbes sufre cambios, también los sufrirá el consumidor: «Comprará habitualmente a precios muy económicos, pero la calidad de los productos puede bajar», añade Soler, pues «los comercios se verán obligados a ofrecer productos de menor calidad para responder a la exigencia de precios de los consumidores». A la larga, «esto puede llegar a transmitir una imagen de baja calidad del sector», alerta la experta.

Expertos UOC

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