15/4/10

«Los políticos no están para gobernar, sino para hacer política», sostiene Sir Humphrey

Dr. Toni Aira

Dr. Toni Aira

¿Cuál ha sido tu experiencia con Sí, ministre? ¿Qué dificultades has encontrado a la hora de traducir los matices humorísticos?
Traducir los dobles sentidos, los giros... Es importante tener presente, y más encontrándonos en una universidad virtual, que me he encontrado con menos problemas de los que hubiera podido tener hace unos cuantos años. ¿Por qué? Porque ahora está internet. Hay webs muy potentes, como Wordreference o Answers, que te ayudan muchísimo. También debemos tener en cuenta que ya había visto la serie hacía unos cuantos años, en catalán; después cayó en mis manos el libro, en inglés, con el cual estuve practicando el idioma. Posteriormente, me regalaron la serie Yes, Minister y la segunda parte Yes, Prime Minister, que usé para entrenar el inglés. Por lo tanto, he tenido que rehacer una historia que ya tenía muy interiorizada, pero más seriamente y con más dominio del inglés. Este background y sobre todo internet me fueron muy útiles. Algunas webs te traducen frases hechas. En este sentido ha resultado menos difícil de lo que hubiera sido hace unos años. Pero, de todos modos, tengo que decir que ha sido difícil. He visto claro que la traducción es una profesión muy dura. Ahora lo he visto clarísimo. ¡Soy periodista, no traductor! El proyecto me surgió a raíz de mi tesis sobre la comunicación política.
¿Qué peculiaridades tienen los personajes principales?
Hay tres personajes principales que son los pilares de esta historia atemporal. Es la gracia de Sí, ministre, el libro está escrito hace treinta años, pero estos tres personajes todavía hacen reír ahora. Por este motivo, aún se pasa el paquete de la serie en DVD, porque tiene un público potencial. Los personajes clave son arquetípicos. En primer lugar encontramos al ministro, Hacker, que da nombre a la serie. Está a mitad de camino entre un personaje naíf y soberbio. Es un político que antes ha sido periodista y también profesor universitario. Él cree que está llamado a una alta misión, guiar a su pueblo. A menudo recuerda a la figura de un niño, que se enfada cuando le llevan la contraria; pero a la vez es muy inocente, buena fe. Y es un idealista. Esta idea contrasta mucho con la imagen que se tiene de la figura de los políticos, como personajes muy magreados, prosaicos, etc. Por eso, tiene mucha gracia el choque continuo con su secretario permanente, el secretario de Estado diríamos aquí: Sir Humphrey, que representa la función pública hecha carne, el funcionario más tópico y resistente al cambio. Finalmente, está el secretario personal del ministro, que se encuentra en una posición intermedia. Le pesa la lealtad al ministro, pero también la colaboración con el funcionariado para intentar escalar posiciones.
Tu preferido...
El más popular es Sir Humphrey, pero personalmente le tengo más cariño a Hacker. Posiblemente, porque con anterioridad había sido periodista y también profesor universitario, como es mi caso, y los periodistas entre nosotros siempre nos apoyamos. Esto último que acabo de decir es a modo de humor inglés, está claro.
Explícanos alguna situación, de las más cómicas del libro.
Me he reído mucho con el ministro, que quiere hacer su trabajo, sin saber exactamente qué tiene que hacer. Generalmente, es Sir Humphrey quién se lo comenta. Hay una situación muy divertida en que el ministro decide hacer borradores de un proyecto de ley. Se los pide a Sir Humphrey, ¡y son toneladas y toneladas de papel! El ministro redacta un borrador y el secretario permanente le devuelve el contenido modificado. Esta situación se repite hasta ocho veces, en las que Humphrey siempre le devuelve el borrador cambiado. Finalmente, el ministro le comenta directamente que está intentando escribir lo que quiere hacer y no hay manera, siempre le devuelve el borrador modificado. Entonces, el ministro se queda perplejo con su respuesta: «los políticos no están para gobernar, sino para hacer política», sostiene Sir Humphrey.
En tu blog hay muchas publicaciones... ¿Cómo han ido llegando?
Siempre a partir de mi tesis sobre la comunicación política. En primer lugar escribí Màrqueting polític: L'art de guanyar eleccions [«Marketing político: El arte de ganar elecciones»]. Después, Los spin doctors. Cómo
mueven los hilos los asesores de los líderes políticos
. Posteriormente, La comunicació política (Vull Saber)
[«La comunicación política (Quiero Saber)»], y así sucesivamente. El último libro, Sí, ministre, también está ligado de alguna manera a mi tesis doctoral, porque muestra cuál es el entorno del poder, la figura del político, con qué peso tiene que cargar, etc.
Destacarías....
La veu de l'experiència [«La voz de la experiencia»], porque es una excepción. No está ligado a la tesis, sino que es una compilación de entrevistas a personas mayores. En la era mediática, si no sales en los medios no existes, tal como captan clarísimamente líderes mediáticos como el presidente francés, Nicolas Sarkozy. El entrevistado más joven del libro tiene setenta años. Son personas que han hecho muchas cosas importantes a lo largo de su vida, pero en general no se han sabido porque no han salido reflejadas en los medios de comunicación. Entre estas personas está Montserrat Moner, musa de Pau Casals; Jordi Bonet, arquitecto en jefe de las obras de la Sagrada Familia; Teodor Garriga, uno de los primeros radiofonistas del país...
Finalmente, ¿tienes alguna publicación prevista?
De momento... en este ámbito tengo previsto otorgarme un descanso, que creo que me lo merezco. Pero sí, es cierto, que seré coautor de algunos capítulos de libro, como es el caso de una publicación sobre las últimas elecciones europeas.

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