15/9/11

«La cultura del aprendizaje incluye lo que ocurre no sólo en el aula sino en toda la universidad»

Donald Hanna

Donald Hanna

Durante este periodo de tres meses en que ha trabajado como investigador en el eLC, ¿cuántos proyectos ha implantado?
Trabajo en cuatro proyectos, uno de los cuales consiste en desarrollar un proyecto de investigación con la participación de la UOC, varias universidades de Estados Unidos y también algunas universidades de Europa. Trabajo con muchas personas diferentes. También he estado trabajando en dos artículos, que en realidad son capítulos de un libro. Uno trata sobre los modelos organizativos en el aprendizaje virtual y se publicará a finales de este año o a principios del que viene. El otro artículo lo he focalizado en la enseñanza y el aprendizaje, y en las lecciones que se derivan de la enseñanza en línea. Además, también estoy trabajando en otro proyecto, en este caso en colaboración con Enric Serradell y Albert Sangrà, cuyo objeto es estudiar cómo las tecnologías emergentes cambian los modelos educativos. Gracias a todos estos proyectos he tenido la oportunidad de conocer a destacados profesionales de la UOC, de quienes he aprendido mucho.
El artículo que Usted prepara con Albert Sangrà y Enric Serradell habla de un gran reto. ¿Nos lo puede describir?
Como universidad que se fundamenta sobre la educación a distancia, los retos a los que se enfrenta la UOC son un poco distintos a los de las universidades tradicionales. Después de haber desarrollado un modelo educativo muy logrado que funciona excelentemente con las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), el reto de la UOC es adaptarse a este modelo a medida que las tecnologías vayan cambiando y que un gran número de universidades adquieran experiencia en la oferta de programas de grado a distancia. Las tecnologías emergentes permiten múltiples y nuevas formas de aprendizaje síncrono y asíncrono. Todas las universidades se enfrentan tanto a las dificultades como a las ventajas que comporta el uso de estas tecnologías emergentes con la finalidad de hacer posible una mejor calidad y de aumentar no sólo los recursos de aprendizaje accesibles, sino también los programas. La UOC ha obtenido muy buenos resultados, pero tiene que continuar fomentando la creatividad y la innovación, así como la calidad documentada de sus programas.
Desde su punto de vista, ¿cómo podrían contribuir las TIC a que los conocimientos universitarios llegasen a más estudiantes?
El papel de las TIC es crucial en la expansión del acceso a la educación superior. Se trata de un momento dinámico en el tiempo. El uso de las TIC crece aceleradamente y se crean nuevas oportunidades de aprendizaje virtual dentro de las universidades, pero también fuera de ellas. Es un entorno competitivo muy diferente del que teníamos hace veinte o treinta años, cuando las universidades monopolizaban la certificación de conocimientos. Este monopolio de la certificación de los conocimientos puede verse amenazado por el avance de tecnologías y procesos que nos permiten saber con más rapidez e inmediatez cuáles son nuestras necesidades de aprendizaje y acceder a métodos más creativos y eficaces para que la gente demuestre lo que sabe, y, finalmente, demuestre la capacidad de aplicar sus conocimientos a situaciones reales. Pienso que es probable que este cambio cree un futuro incierto para muchas universidades.
En cualquier caso, el hecho es que las universidades presentan diferencias sustanciales según el lugar geográfico en el que se encuentran. ¿Cuáles son, pues, las diferencias más importantes entre las universidades americanas y las instituciones de educación superior europeas?
Una gran diferencia si comparamos la universidad europea con la americana es la gran diversidad en los sistemas de educación superior de Estados Unidos. Allí tenemos cerca de 4.500 instituciones de educación superior con una enorme variedad con respecto a objetivos, tamaño y formas de financiación. Por ejemplo, tenemos institutos de posgrado que dedican gran parte de su actividad a la investigación, universidades con finalidades de lucro y pequeñas universidades privadas residenciales donde se imparten artes liberales, y también tenemos un sistema bastante único llamado community colleges, donde la investigación no se considera un componente fundamental de la actividad que se realiza. Un pequeño número de universidades americanas de élite también contribuye en muchos sentidos a las ideas globales sobre las características de las universidades de rango mundial. En Europa la mayoría de las instituciones de educación superior son públicas y se orientan específicamente a la investigación. En el Estado español hay muy pocas universidades privadas, y se puede decir que casi ninguna con finalidades de lucro, y esta misma situación se da en el resto de Europa. En Estados Unidos la idea de que las universidades sean entidades públicas pero que a la vez estén separadas de la sociedad plantea problemas; allí las universidades se ven como entidades profundamente integradas en las comunidades y en los estados, que contribuyen al bienestar social, económico y cultural de las comunidades respectivas. No estoy muy seguro de hasta qué punto esta visión se comparte en Europa. Por supuesto hablamos de un objetivo en evolución y los cambios son constantes. Concretamente, en Estados Unidos -y eso me preocupa mucho-, nos encontramos en un proceso de cambio con respecto a la visión política de la universidad: hemos pasado de considerarla una entidad financiada públicamente, que tiene un impacto en la sociedad y que contribuye a la sociedad, a verla como una entidad financiada con las tasas de matrícula de los estudiantes y con finalidades de lucro.
Hace unos días, usted impartió un seminario titulado «Fostering en Learning Culture: Strategies toward Excellence ['Fomentar la cultura del aprendizaje: estrategias para alcanzar la excelencia']. ¿Cuál cree que es el secreto para crear una auténtica cultura del aprendizaje?
La cultura del aprendizaje es un aspecto que se refleja en toda la institución. No es únicamente lo que ocurre en el aula, sino lo que pasa en toda la universidad, por ejemplo, en los servicios para los estudiantes, en el apoyo bibliotecario y tecnológico, además de las aulas... Todas las partes de la universidad trabajan juntas para crear esta cultura. Además, hace falta que mejoremos nuestra tarea dentro de las aulas en cuanto a que tenemos que animar al alumnado en general a sentirse libre para hacer preguntas, para plantear problemas, para aprender los unos de los otros y, en cierto modo, para tener la confianza de poder llegar a ser profesores. Sabemos que en una cultura del aprendizaje verdaderamente de alto nivel, aprendemos más si también tenemos la oportunidad de compartir los conocimientos adquiridos con los demás. Y eso es así tanto en los entornos presenciales como en los entornos de aprendizaje electrónico. Por lo tanto, ¿cuáles son las estrategias en el aprendizaje electrónico que podemos utilizar para favorecer esta situación? Hay varias cosas en las que podemos trabajar, por ejemplo construir oportunidades colaborativas dentro del aula para que los estudiantes aprendan a trabajar en equipo y también a enseñarse mutuamente y a aprender los unos de los otros. Tanto si es presencialmente como virtualmente, el alumnado tiene que establecer un contacto personal con el profesorado y con el resto de personal universitario. Las puertas cerradas no funcionan: hay que abrirlas. Las universidades tienen que prestar atención a los pequeños detalles, sobre todo en los entornos virtuales. Los detalles siempre son pertinentes. Recomiendo que se preste atención a los detalles y a las barreras concretas a las que se ven enfrentados los estudiantes. Tiene verdadera importancia para la creación de excelencia. Las necesidades de los estudiantes cambian; las universidades tienen que cambiar y adaptarse, y entonces cambiará la cultura universitaria.
Durante la última edición del seminario CDUI-CESE, usted también participó en el seminario «Templates of Excellence in Higher Education» ['Modelos de excelencia en enseñanza superior']. ¿Nos podría resumir los puntos principales?
Fue una excelente ocasión de participar en una reunión centrada en el liderazgo universitario. Entre los asistentes había líderes españoles y catalanes, así como un grupo internacional formado por investigadores y expertos en educación superior. El tema central de la reunión era el cambio que experimenta la enseñanza superior en Europa y cuáles son las dimensiones del cambio más evidentes en las universidades europeas. Un tema concreto del programa se refería al concepto de calidad y a cómo las imágenes y la medición de la calidad cada vez tienen un papel más importante dentro de los procesos de gestión y evaluación en las universidades. Mi misión era aportar algunas perspectivas de fuera de Europa. No hay duda de que estamos inmersos en una época en que los cambios se producen a toda velocidad. Durante siglos, las universidades han sido los únicos lugares donde los conocimientos se han creado, se han descubierto y se han guardado, en depósitos centrales como por ejemplo las bibliotecas y (más recientemente) los centros informáticos. Las universidades también han sido lugares protegidos (idealmente) donde el conocimiento se ha compartido a través de la enseñanza y el aprendizaje, dentro y fuera de las aulas. Esta imagen idealizada está cambiando para muchas personas, y la universidad se ve cada vez más como una máquina de crecimiento económico y progreso personal y social, y, por tanto, como una organización más expuesta a los caprichos y vaivenes tanto de la economía como de la política.
¿Qué me puede decir de estos nuevos papeles de la universidad?
En realidad, los papeles que ejercerá la universidad en el futuro estarán más limitados y definidos por su misión en un futuro. Por ejemplo, una universidad activa en investigación, una universidad de investigación de rango mundial, es extremadamente cara. En mi opinión, cada vez será más difícil para las universidades conseguir los recursos para mantenerse en el nivel más alto de actuación; simplemente la sociedad no puede sostener la cantidad de universidades que aspiran a alcanzar rango mundial. Eso es lo que pasa en Estados Unidos y en todas partes, también en Europa. Es decir, sostener una universidad dedicada a la investigación de alto nivel será muy complicado debido a las limitaciones económicas. Al mismo tiempo, crece exponencialmente la demanda de certificación de conocimiento. Lo hemos visto en Europa en el proceso de Bolonia y lo vemos en Estados Unidos, donde se desarrollan nuevos tipos de universidades, muchas de las cuales tienen finalidades de lucro y cuyo alcance cruza las fronteras internacionales. Será interesante ver la respuesta de las universidades ante este nuevo entorno en el que crece la demanda y disminuye la financiación pública. Las universidades tendrán que definirse a sí mismas detenidamente y esforzarse para ofrecer ventajas cualitativas que superen las de la competencia, no sólo en cuanto a amplitud y profundidad, sino también con respecto a la misión que se proponen.
Entonces, ¿qué pueden hacer las universidades para lograr lo que se proponen?
En primer lugar, las universidades tienen que saber exactamente lo que quieren ser, qué misión se proponen, cuáles son sus objetivos concretos. Después tendrán que buscar la mejor manera de alcanzar esos objetivos y medir, con continuidad, hasta qué punto su actuación es correcta. Las universidades tienen que planificar cómo piensan dar respuesta a las necesidades de una sociedad cambiante, quizás utilizando nuevas tecnologías, quizás desarrollando una gama diferente de ofertas o de objetos de investigación más específicos. En el futuro pienso que todas las universidades tendrán que hacer una seria reflexión sobre lo que quieren ser y lo que quieren lograr.
Centrándonos en la UOC, ¿cuáles cree que son los aspectos más importantes que debe tener en cuenta?
Creo que la UOC lleva a cabo un trabajo excelente al poner sus programas educativos al alcance de las personas allí donde viven y allí donde trabajan. Por lo que he visto, la UOC trabaja mucho, y muy bien. Los resultados son magníficos. Dicho esto, teniendo en cuenta los numerosos cambios que se producen, especialmente con respecto a las tecnologías emergentes, es importante abordar estos cambios en relación con las necesidades de las personas y con lo que las personas quieren. Una de mis preguntas durante los debates que hemos mantenido con responsables de la UOC es la siguiente: ¿Cómo se puede saber si lo que se hace ahora responde a las necesidades de los alumnos actuales? Ciertamente la UOC tiene pruebas claras que demuestran que las necesidades tuvieron respuesta en el pasado, pero ¿cómo sabe si hoy eso sigue siendo así? De hecho, estos aspectos suscitan mucho debate y actividad. Es importante que estén muy seguros de que continúan desarrollando su tarea teniendo en cuenta las necesidades futuras.
Gracias a su estancia en el eLearn Center ha tenido la oportunidad de intercambiar conocimientos sobre aprendizaje electrónico con la comunidad de la UOC. ¿Qué opina de esta experiencia?
He conocido a muchas personas y grupos diferentes, e incluso he conocido a profesores de secundaria, para entender cómo los profesores utilizan las tecnologías emergentes en su desarrollo profesional y para empezar a aprender más sobre cómo estas tecnologías les pueden ser más útiles. Primero estudié un proyecto en marcha para determinar lo que hacen actualmente los profesores para el desarrollo profesional y cómo estos enfoques de aprendizaje podrían integrarse mejor en su desarrollo profesional futuro. Los profesores tienen que pensar en el aprendizaje durante toda la vida. Durante la vida, aprendemos de formas muy diversas: mientras estamos en la calle o en el autobús, cuando leemos... Aprendemos por caminos muy distintos y el profesorado refleja todas estas formas de aprendizaje y anima a los alumnos. También he tenido ocasión de estudiar el uso de recursos educativos abiertos y de conocer a colegas que trabajan en la biblioteca de la UOC con una gran visión de futuro...
Por cierto, se ha referido a la excelencia en las universidades. Pero, ¿qué me dice de los estudiantes e investigadores futuros? Según el último informe PISA, el Estado español tiene un índice muy bajo de adolescentes que alcanzan un nivel de excelencia en su actividad académica. ¿Qué estrategias nos recomienda para corregir dicha situación?
Generalizar sobre el mundo en general, o incluso sobre un país, suele ser difícil y a menudo un error, porque las culturas y las expectativas son distintas en cada lugar. Lo que es importante para una cultura y lo que es importante para una sociedad no siempre coincide. No creo que podamos esperar universalidad de cada una de las mediciones que hacemos. En Estados Unidos, los cursos de lengua seguramente no son mejores que aquí, en el Estado español. Los dos países han creado una sociedad orientada hacia lo científico, y no estoy seguro de que podamos sostener dicho progreso científico si al mismo tiempo no educamos a nuestros jóvenes con más eficacia para que sepan apreciar la diversidad de culturas y el valor que tiene entender el mundo desde diferentes puntos de vista en diferentes lenguas. Nos dirigimos hacia un periodo en el tiempo en que las sociedades y los individuos tienen que ser globalmente competitivos. La economía y las estrategias de comunicación son globales, por lo que tenemos que ayudar a la juventud a entender mejor el mundo, a hablar otras lenguas y a cooperar con otras culturas con más eficacia y desde muy jóvenes, lo antes posible. Cuanto más lo logremos, más preparados estaremos. Obtendríamos numerosos beneficios si expusiéramos a nuestros jóvenes a diferentes escenarios culturales, si mandáramos más chicos y chicas al extranjero para que tuvieran experiencias en otras lenguas. Probablemente estos aspectos también son un reto en el Estado español.
De todos modos, otra dificultad que tenemos en el Estado español está relacionada con nuestras realidades profesionales. Parece que resulta muy difícil animar o motivar a los jóvenes universitarios con contratos temporales y sueldos bajos...
Desconozco la respuesta en el caso del Estado español, pero creo que es bastante claro que en Estados Unidos el índice de desempleo de los recién licenciados es relativamente bajo y que los sueldos son bastante competitivos. Esta es la razón por la que cada vez más personas quieren y necesitan títulos de grados universitarios. El reto número uno de las universidades es ayudar a nuestros universitarios y a todas las personas que quieren aprender a desarrollar sus capacidades para aprender durante toda la vida, pero también a trabajar con otras personas, a hablar otras lenguas, a comunicarse a través de las fronteras culturales y a trabajar en equipo.
Y las TIC pueden ayudar en este terreno, ¿no cree?
Estoy contento de que me haga esta pregunta ya que los alumnos que entienden las TIC y que las utilizan con eficacia, y aquellos que se adaptan a las nuevas tecnologías estarán entre los más competitivos.
¿Espera seguir trabajando con la UOC en el futuro?
La UOC es una organización muy interesante, estimulante y dinámica. Ha creado un gran entorno académico y de investigación para el aprendizaje electrónico y las nuevas tecnologías; puede que el eLearn Center, combinado con el IN3, sea único en todo el mundo. Hay sólo unos cuantos lugares en todo el mundo que tienen este nivel de conocimiento de las TIC. Podemos aprender muchísimo los unos de los otros, y ha sido una gran satisfacción poder aprender de mis compañeros aquí, en el eLearn Center. Y sería un verdadero placer poder continuar colaborando de la manera que fuera con los colegas de la UOC.

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