Terry Anderson
Usted visitó la UOC del 7 al 14 de noviembre. ¿Qué razones le animaron a conocernos?
Tenía dos grandes razones. En primer lugar, había oído hablar mucho sobre esta universidad, por parte de Toby Bates y otras personas, pero no había tenido nunca la oportunidad de visitarla. Sentía mucha curiosidad por la UOC, debido a sus parecidos con la Universidad de Athabasca. Y en segundo lugar, un experto de la UOC me invitó a venir, así que no podía negarme [ríe].
¿Cómo describiría su experiencia aquí?
Me siento muy honorado por el hecho de que la gente haya pasado tanto tiempo conmigo, del vicepresidente de Tecnología de la UOC a los estudiantes de doctorado. Esto me ha permitido saber más cosas sobre las diferentes tareas, como por ejemplo el control de la calidad o la producción de la revista académica de aquí. Tengo que decir que he quedado muy impresionado por el eLearn Center y el Internet Interdisciplinary Institute en particular. Hacen un trabajo muy bueno, puesto que el tema de la sociedad en red es relevante para la investigación sobre derecho, sociología, empresa...
Así, ha seguido nuestra investigación de cerca. ¿Cuáles son las características comunes entre nuestra universidad y la universidad por la que trabaja usted?
La Universidad de Athabasca se fundó en 1974 como universidad por correspondencia. Nos costó mucho entrar dentro del mundo en línea, pero en cambio, la UOC ya nació en él. Sois una institución mucho más nativa. Parte de mi frustración en Athabasca es que me cuesta mucho que la gente abrace la red de una forma personal, en sus propias vidas. En cualquier caso, las dos universidades nos centramos en proporcionar oportunidades a las personas. Esto es exactamente igual. También sería interesante hablar del tamaño. La UOC es algo más grande que la Universidad de Athabasca -nosotros tenemos 38.000 estudiantes, y vosotros, 56.000-, pero no hay muchas diferencias; el número de facultades y el papel de nuestros consultores y tutores es muy parecido. Está muy bien venir a otra universidad abierta, porque tenemos los mismos retos y soluciones.
A pesar de la distancia geográfica.
Estoy muy sorprendido, puesto que la estructura y los temas de vuestros másteres y grados son casi iguales que los nuestros. Sería muy fácil desarrollar un programa de intercambio tanto de contenido como de profesores, y también dar a nuestros estudiantes experiencias internacionales.
Durante esta semana también ha impartido el seminario «Conectivismo: ¿la pedagogía perfecta para la era de las redes?». ¿Puede resumir los puntos principales?
La enseñanza a distancia o el aprendizaje abierto siempre han tenido que impartirse utilizando una tecnología de un tipo u otro. Originariamente eran un servicio postal y libros de texto; después, tecnologías de emisión y, finalmente, internet. Así, la gente habla de tres generaciones, pero a mí no me gusta mucho, porque me gusta pensar que nos rige la pedagogía, y no las tecnologías. En la enseñanza a distancia, es imposible separar ambas realidades. Tienen que trabajar juntas: la tecnología es el ritmo y la pedagogía es el movimiento. Trato de reflexionar sobre la manera como la pedagogía cambia y como la utilizamos con las tecnologías. Desde un punto de vista psicológico y de la manera como las personas aprenden, distingo tres generaciones.
¿Qué me dice de estos periodos en la enseñanza a distancia?
El primero tiene que ver con los modelos cognitivos-conductuales. Se basa en estudios independientes y correspondencia impresa, y el contenido se ve como algo concreto y sólido. En cuanto al papel del profesor, es el de coger lo que sabe y darlo a los estudiantes. Es un patrón muy sencillo a la hora de pensar en la enseñanza y el aprendizaje. Después de esto, llegó el constructivismo e hizo hincapié en la manera como pueden adaptarse las ideas propias de la gente para crear nuevos contenidos. Y la mejor forma de hacerlo era con el trabajo en grupo. Gracias a las actividades de aprendizaje, animábamos a la gente a verbalizar sus diferencias. Aprendíamos juntos. Pero hoy en día, internet tiene un impacto más profundo en la gente que el material impreso o las emisiones. No se utiliza solo para la interacción. Empezamos a darnos cuenta de que la red puede utilizarse en forma de relaciones en red con objetos, contenidos y máquinas, que generan conocimiento nuevo. Este es el tercer modelo, denominado conectivismo.
Por lo que sé, el conectivismo presenta al profesor como amigo crítico o como compañero de viaje del estudiante. ¿Los roles tradicionales en el aprendizaje desaparecen o convergen en uno solo?
Pienso que hay que cambiar el rol del profesor fundamentalmente, porque los profesores no lo saben todo, ni siquiera del campo del que son expertos. El profesor tiene que aprender a ser un nodo activo y central en muchas redes diferentes, pero él no es la única influencia que recibe el estudiante. Tiene que animar a los estudiantes a tomar información de diferentes fuentes y tiene que ayudarles. Los profesores ahora tienen que enseñar a la gente a filtrar, seleccionar y modificar la información.
¿Qué papel tiene la información?
Este punto es muy importante en la enseñanza a distancia. Sentimos mucho orgullo por los libros de texto y las guías de aprendizaje, y ahora, con las redes, tienes acceso a contenidos y recursos de aprendizaje. Internet hace que los contenidos sean más y más baratos, al mismo tiempo que hace que estén disponibles en todas partes. Si solo te centras en crear contenidos, tu valía disminuirá, o sea que tenemos que pensar en lo que podríamos añadir como institución o como profesores. Esto representa un gran reto para nosotros.
Otro elemento imprescindible en el conectivismo son las redes, pero los medios sociales con más éxito (como por ejemplo Linkedin o Facebook) parece que se centran en el ocio y los intereses profesionales...
Está claro. De hecho, mi proyecto de investigación consiste en construir una red social para la comunidad de Athabasca, para todos nuestros profesores, estudiantes y alumni. Es difícil, porque todo el mundo va a Facebook o Linkedin. El valor de la red social crece a medida que las personas la usan. En la Universidad de Athabasca, para nosotros es muy revolucionario, porque nuestros estudiantes casi siempre trabajan solos, o sea que es la primera vez que tienen un lugar especial y seguro para ellos. Será una red social en plataformas y de código abierto. Los usuarios podrán crear contenidos que no desaparecerán durante el curso, y podrán decidir quién puede ver sus intervenciones.
Las tres generaciones a las que nos hemos referido están muy ligadas a la evolución de las TIC. ¿Esto podría suponer un peligro para la calidad de la enseñanza y la igualdad de oportunidades en las sociedades menos desarrolladas -me refiero a las que tienen un acceso limitado a estas tecnologías?
No puedo decir que esto no sea un problema, pero cada año es menos importante debido al crecimiento de internet en los países en desarrollo. Va ligado a tener ordenadores personales, pero también teléfonos y teléfonos inteligentes, que cada vez están más en todas partes. El reto es desarrollar pedagogías teniendo en cuenta que las personas tienen tecnologías nuevas, pero al mismo tiempo teniendo presente que no lo tienen todo gratis en sus habitaciones. Si la información les es útil, irán a un cibercafé e invertirán una cantidad limitada de dinero. Tenemos contenidos, destrezas y conocimiento, y ahora tenemos una forma de ponerlos a disposición de la gente técnicamente. En cualquier caso, para nosotros es difícil regalar estas cosas: no podemos esperar que paguen la misma cantidad de dinero que las personas de los países ricos.
Sus últimos artículos señalan otra revolución debido al nacimiento del web 3.0 o web semántico. Según usted, ¿de qué forma podría mejorar el aprendizaje electrónico?
Con el web semántico, las máquinas podrán hacer conexiones con otras máquinas, o sea que será una puerta abierta a muchos más tipos de entornos de aprendizaje en conexión. Probablemente nos ayudará a analizar todas las actividades que realizan nuestros estudiantes. Hoy en día, están dentro de una caja negra: no sabemos nada de ellos. Nuestros consultores quizás hablan con ellos una o dos veces por semana, pero no sabemos realmente con qué problemas se encuentran. Sería una locura pensar que sabemos de qué forma usaremos el web semántico exactamente. No lo sabe nadie.
Según usted, es obligatorio que haya un alineamiento perfecto entre las cuestiones pedagógicas, técnicas y administrativas para lograr la excelencia en el aprendizaje electrónico. ¿Esto se ha hecho bien?
Pienso que están alineados. Trabajan juntos, pero la cuestión es: ¿lo hacen del mejor modo posible? Si no, retendríamos el antiguo sistema. La manera como lo hacemos no es perfecta, y no creo que lo sea nunca, pero estoy muy decepcionado porque la enseñanza es una de las pocas profesiones que la gente ha decidido que es perfecta.
Sector privado o sector público: ¿cuál tendría que asumir el desarrollo del aprendizaje electrónico?
Procuro ser realista, o sea que estoy interesado en las maneras en las que podemos trabajar con la empresa privada para bajar el coste y aumentar el poder de nuestras oportunidades de aprendizaje. Espero que la universidad sea lo suficientemente eficiente para sobrevivir y para aportar valor a la sociedad. Es un reto, en especial si nos fijamos en la universidad privada en los Estados Unidos. A nosotros nos cuesta muy poco decir que los servicios privados son productos malos, pero esto no es cierto en muchos casos.
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