30/4/13

«Tenemos que devolver la creatividad a la enseñanza porque necesitamos nuevos proyectos y nuevas empresas»

Christer Windeløv-Lidzélius

Christer Windeløv-Lidzélius

La UOC y la escuela Kaos Pilot están ultimando un acuerdo de colaboración. ¿En qué consiste?
Tenemos la intención de explorar nuevas vías y hacer grandes cosas juntos. Esta colaboración, desde nuestra perspectiva, es buena porque la UOC nos abre un gran conjunto de oportunidades. La primera, que tenéis una reputación muy sólida y prestigiosa en cuanto a la enseñanza en línea. Nosotros hemos hecho muy poca en el pasado, pero a pesar de ello sabemos que, si queremos tener un gran impacto, debemos averiguar qué podemos hacer para conseguirlo. La otra razón es que nos encanta Barcelona.
¿Por qué habéis escogido Barcelona para empezar el despliegue de Kaos Pilot en el Estado español?
Vosotros fuisteis los primeros, junto con San Sebastián y Bilbao, en fijaros en nosotros y es, podríamos decir, una coincidencia, porque nosotros también estábamos interesados en vosotros, lo que os hizo más atractivos. Además, vuestra mentalidad no es tan diferente de la nuestra: la forma de pensar, de trabajar... Sí, hay diferencias culturales, pero puedo imaginarme más lugares de los países latinos donde nos resultaría más difícil trabajar.
El Estado español está en crisis y el paro entre los más jóvenes es muy elevado. ¿Estamos en el momento adecuado para crear una nueva realidad con nuevos trabajos?
Siempre tienes que ser muy cauteloso cuando vienes de un país y hablas de los problemas de los otros. Sin embargo, mi impresión es que esto no solamente afecta aquí, sino que pasa en toda Europa. Lo que sucede es que vuestra experiencia como país es más dura que en otros países, aunque no la peor, porque existe el caso de Grecia. Si dejamos de invertir en ideas, en educación, no podremos explorar nuevos caminos, lo que hará que la situación empeore. Necesitamos gente implicada, gente que quiera crear cosas. Lo que pasa actualmente no es la primera vez que sucede. No se promueve, en los jóvenes, un nuevo espíritu. Cuando dejas de hacerlo, lo que provocas es una reducción de la iniciativa emprendedora, y la idea de un trabajo en una gran empresa y para toda la vida se está transformando porque las posibilidades de conseguir un puesto de trabajo así son cada vez menores.
¿Y qué podemos hacer ahora?
Fomentar la cultura del emprendimiento. Tendemos a considerar que el ser emprendedor es una cosa pequeña, excepcional, aislada; cuando, de hecho, es una opción de nuestra carrera profesional. Cuando tengo la idea de una consultoría, por ejemplo, y no la encuentro, ¿por qué no crearla yo mismo? Tenemos que hacer cambiar la perspectiva de la gente joven. Tenemos que llegar al punto de «quiero ser emprendedor y lo probaré veinte veces si hace falta». No necesitamos más trabajos de los que ya existen.
Es lo que hacéis en Kaos Pilot. ¿Cómo es el aprendizaje allí?
Enseñamos con casos prácticos, con el learning by doing (aprendizaje basado en la práctica) e intentamos reflejar la realidad en todo lo que hacemos. Learning by doing quiere decir que todo lo que hacemos en la escuela se aplica, se practica.
¿No tenéis libros?
Tenemos, y también textos, pero aplicamos todos estos conocimientos en proyectos que creamos como prácticas, ya sea un festival de música o una empresa si quieres trabajar con los monos en África. Estamos abiertos a todo tipo de ideas. Es en aquel momento que los textos, la teoría y la metodología se aplican. Lo que también nos diferencia es como abordamos el aprendizaje. Hacemos sesiones de tutorías, en las que hablamos de qué hemos hecho, cómo lo hemos hecho, qué ha pasado, qué habría sucedido si lo hubiéramos hecho de una forma diferente... Nos aproximamos a los casos desde perspectivas distintas. Existen muchos puntos clave a la hora de enseñar a nuestros alumnos. Es como leer un libro. Empiezas desde el principio y vas hasta el final. Es difícil empezar por la página 20 e ir saltando de un capítulo a otro. Así es más fácil entender todo el proceso. Al fin y al cabo es una experiencia de crecimiento personal. En este sentido, podemos decir que educamos a nuestros alumnos en el campo profesional, como futuros emprendedores, consultores... lo que lleguen a ser, pero también educamos a la persona que llevan dentro.
¿Trabajáis también la parte de liderazgo?
Sí, en ser claros en aquello que quieren, que se sientan más seguros de lo que son sin tener en cuenta quiénes son, de dónde vienen o hacia dónde quieren ir. Les ayudamos a hacer realidad sus sueños. Por eso creemos que en nuestra escuela tratamos con todo el ser humano, en su conjunto, no solo lo que hay dentro de su cabeza.
¿Eres un revolucionario?
La respuesta es muy probable que sea sí. Me gusta que estemos implicados en querer hacer evolucionar un sistema.
¿Crees que la educación tradicional no promueve la creatividad ni potencia nuestras habilidades innatas?
Mucha gente dice que la educación actual mata la creatividad, pero muchas veces esa gente no nos muestra cuáles son las alternativas. Creo que uno de los retos en momentos de crisis como este es saber cómo afecta a la educación. Podríamos culpar a los profesionales, los estudiantes, los políticos, el dinero, las políticas escolares... Pero las nuevas generaciones están experimentando, de golpe, que a todo esto le tenemos que dar más valor. Y estamos intentando asumir el reto de cómo hacerlo. Y sí, las universidades y las escuelas no están necesariamente preparadas para promover la creatividad.
¿Y por qué pasa esto? ¿Cómo hemos llegado hasta este punto?
La estructura, la metodología... Todo esto está muy bien, pero ¿qué pasa con la práctica, la actitud o la experiencia? No pensamos en estos temas. Planteémoslo de otro modo: Te tomo cinco años de tu vida, tus mejores años, y tú querrás saber que los inviertes de la mejor manera posible. Además, no querrás que tu inversión te revierta en veinte años, porque quizás ni estarás viva, sino lo antes posible; quizás mañana. Estos son los estudiantes que nos encontramos en nuestra escuela.
Entonces ¿es un sí rotundo? ¿La educación actual no fomenta la creatividad?
Sí, las escuelas matan la creatividad, tal y como demostraron George Land y Beth Larman en su estudio del año 1968. Esa fue la investigación más grande que se ha realizado hasta el momento y pudieron demostrar que la creatividad ha sido expulsada de las aulas. Esto no puede ser. Nuestro trabajo es devolverla a la enseñanza porque necesitamos nuevos proyectos y nuevas empresas.
Y también gente feliz.
Sí, exacto. Y nosotros somos felices cuando creamos cosas. Y no necesariamente grandes cosas. Se supone que lo que todos tenemos dentro debemos sacarlo fuera. No quiere decir que todos los niños tengan que ser el próximo presidente del país o el arquitecto más prestigioso. Alguno sí lo será, pero no todos. Las escuelas deben crear una comunidad y que los estudiantes sientan que forman parte de ella. Tienen que volver la vista atrás y pensar que sus años en la escuela fueron los mejores de su vida. Por otro lado, la escuela también les ayuda a crear su propio futuro. Cuando el trabajo vuelva, o no -¿quién lo sabe?-, las escuelas tendrán que adaptarse a esta nueva situación porque no puede ser que enseñen trabajos que quizás dentro de unos años no existirán.
Innovación, colaboración, creación... ¿Estos conceptos tienen que ir de la mano en cuanto a la educación?
Sí, sin duda. Muchas veces las decisiones más importantes en innovación vienen de otro, y por eso la idea de crear lazos de colaboración es clave. Porque la innovación y la creatividad no solo están dentro de nosotros, sino también en el espacio que establecemos entre nosotros.

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